Carlos I rey de Navarra y IV de Francia, desde el 1322 al 1328
Fue Carlos I de Navarra y IV de Francia,
llamado el Calvo, en Navarra, y
el Hermoso, en Francia. Nació en Clermont (Francia), en 1294. Fue el tercer
hijo de Felipe
II de Navarra y IV de Francia y
de Juana
I de Navarra. Un mes más tarde de la muerte del penúltimo Monarca de la
dinastía capeta, Carlos recibía su consagración real en la catedral de Reims.
Casado en primeras nupcias con Blanca de Borgoña, hija del conde borgoñón Otón
IV y de la condesa de Artois Mafalda; hermana, por tanto, de la mujer de Felipe el Largo. Acusada de adulterio,
su matrimonio fue disuelto por el Papa en 1322 y ese mismo año casaría con María
de Luxemburgo, hija del emperador Enrique VII; una vez viudo, contrajo nuevo
matrimonio, en 1325, con Juana de Evreux.
Continuó la
labor emprendida por su antecesor, reorganizando las instituciones centrales
del poder monárquico, finanzas y sistema judicial. Tanto en Francia como en Navarra
su sucesión al trono no tuvo la más mínima oposición. La reclamación de
derechos sucesorios, por parte de, Juana de Navarra, sobre el condado de Champaña,
ya que el rey de Francia había muerto sin sucesión masculina, ocupará todo el
reinado del último Capeto. Siguiendo la tradición de su dinastía, puso especial
empeño en ampliar los dominios de la Corona y en reforzar el ascenso del poder
monárquico. Confiscó la Guyena ante la negativa de Eduardo II, rey de Inglaterra, su
cuñado, a prestarle homenaje. El incendio de la bastida de “Saint Sardos” fue
considerado como un preludio de lo que más tarde sería la llamada Guerra de los
Cien Años.
Los notables
del reino de Navarra, tal y como había sucedido en anteriores ocasiones, pretendían
que el Monarca, se trasladara a tierras navarras para prestar el juramento debido.
Pero, una vez más la respuesta de París fue: nombrar un nuevo gobernador y pulsar
la opinión y el sentir de las gentes ante la propuesta de sustituir, al menos
de momento, el viaje del Soberano por el traslado de una delegación de los
Tres Estados a las estancias palaciegas del Louvre. Se acercaron las posiciones
y los navarros se avinieron a acudir a Toulouse. Carlos llegó a esta
ciudad en el mes de febrero de 1324, pero, al no comparecer los navarros, el
juramento no se llevó a cabo. En consecuencia, su condición de Soberano siempre,
estuvo en entredicho, ya que su gobierno carecía del más mínimo soporte legal.
Pese a la
irregular situación, el gobernador y los dos reformadores se hicieron cargo de
las tareas de gobierno, prestando primordial atención a las fronteras con Guipúzcoa
y el saneamiento de la hacienda. En este tiempo se completó la reconstrucción
de la Navarrería y se dictaron las normas para su repoblación, cuya ejecución
estaba pendiente desde 1319.
Sus ansias por
tener un heredero nunca se vieron cumplidas a pesar de sus tres matrimonios.
Con el de Juana de Evreux, se repetía la situación de tiempos de Luis I: la Reina viuda estaba
embarazada de seis meses y quedaba la esperanza de un descendiente varón, pero
el 9 de abril la reina Juana dará a luz una niña. Extinguidos los Capetos
directos, su sucesor en el trono de Francia será su primo Felipe de Valois, pero esta solución, prendería la mecha del largo
conflicto anglo-francés. Mientras, en Navarra, gracias a la movilización de
los grupos más notables del reino, recayó en doña Juana, la hija de Luis
I el Hutin, casada,
en 1317, con el conde Felipe de Evreux.
Fuente:
Real Academia de la Historia
Imagen:
WikipediA
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