Atarazanas del Grao - Drassanes del Grau en Valencia
Hace unos días, dando un paseo por la Avenida del Puerto de Valencia, llegamos a la altura de la parroquia de Santa María del Mar, muy conocida por los valencianos, ya que en ella se encuentra el Cristo del Grao, y en la plaza allí existente (Plaza del Tribunal de las Aguas) pudimos observar un cartel que rezaba: DRASSANES DEL GRAU.
Intrigados, pues no sabíamos el significado de DRASSANES, nos adentramos en la plaza y bordeamos, por la parte de atrás, unas construcciones con forma de naves industriales que allí había. Al llegar a la parte de adelante, nos quedamos extrañados por lo bien que estaba cuidado, un enorme porche, enrejado por una verja de acero y que contenía varias anclas, muy cuidadas también.
Había que eliminar la curiosidad que nos embargaba y decidimos entrar. Al traspasar una puerta encristalada, encontramos en su puesto a una persona que, amablemente, nos indicó que podíamos entrar, puesto que la entrada es libre.
Curioso -pensé yo- limpio, cuidado, con una persona encargada, y entrada libre. Sin dar más tiempo a mi extrañeza, entramos y pudimos contemplar cinco enormes naves longitudinales, con arcos diafragma comunicados entre si, mediante la sucesión de arcos formeros. Todo está cubierto por una techumbre de madera, realizada a doble vertiente y recubierta con tejas árabes.
Merecía la pena buscar datos sobre ello, y hoy, por fin, tras acabar otro artículo, en ese caso referido a las Puertas de la Catedral de Valencia, me puse a buscar datos sobre esas atarazanas. He aquí el resultado:
Aunque el núcleo de la ciudad se encuentre a bastante distancia del mar, debemos saber que, en tiempos Valencia tuvo un importante poder naval. Antes de que el puerto tomara forma, ya se construían barcos tanto, para el comercio, como para la pesca o la guerra.
¿Qué queda de ese pasado?
El barrio de pescadores situado, en tiempos entre las calles Lauria, Correos y la actual Plaza del Ayuntamiento, desapareció de esa ubicación para trasladarse más cerca del mar y de las instalaciones que les eran necesarias. Así se fundó la Vila Nova del Grau, que se correspondería con el actual barrio del Grau, y que estaba poblado por las gentes que vivían del mar, en sus diferentes facetas, así como de las industrias que abastecían de barcos, materiales y productos para esa actividad. Convirtiéndose la Vila Nova, en el arsenal para la armada de Aragón.
Como sabéis atarazana, procede de la palabra árabe “Ad-Dar As-Sináa”, y aunque los árabes utilizaban distintos vocablos para designar este tipo de construcciones, en función a su finalidad, la etimología latina es más limitada. Así el arsenal no se limita a los espacios, cubiertos, donde se resguardan las naves, sino que se acompaña de una gran número de dependencias donde, se desarrollan multitud de actividades, que suelen dar lugar a la creación de barrios dentro de la ciudad.
Las empresas del Mediterráneo tuvieron su época dorada a lo largo de los siglos XIV a XVI, actividad que tuvo su declive al abrirse nuevas rutas por el Atlántico. El arsenal de Barcelona se convirtió en depósito de armas en 1650, y los de Génova y Valencia en depósitos de sal y trigo, a partir de 1700.
Historia de las Reales Atarazanas del Grao de Valencia
Tras la conquista cristiana, se potenció la creación de nuevos Graos: punto de la costa que sirve como embarcadero y los núcleos de población anexos a el que protegen el litoral. Valencia fue adquiriendo relevancia como puerto de intercambio de mercancías y, lugar donde se podían efectuar reparaciones y aprovisionamiento de naves. Era necesaria, pues, una mejora del puerto.
El 5 de enero de 1284, el rey Pedro III concede una licencia a los Cónsules de Valencia para la construcción de una barraca en el Grao que sirva para guardar aparejos y repararlos. El 27 de agosto de 1338, los Jurados de Valencia, acuerdan que se haga una casa convenient al Grao de la mar, suponemos que el anterior recinto, o se había quedado pequeño o, era de titularidad real y, convenía hacer uno propio en la playa.
Son estas las primeras Atarazanas que se construyeron en el Grao, y aunque se ignora como eran, es muy probable que tuvieran su actual ubicación, por el acuerdo de los jurados de Valencia de 12 de agosto de 1500, por el cual las Atarazanas estarían cerca del mar, se han encontrado citas en el Archivo Regional, de los edificios cercanos a ellas, entre 1784 y 1790.
Son cinco naves paralelas, y rectangulares de 10 por 48 metros. Cada nave consta de ocho tramos, haciendo un total de cuarenta espacios o tramos. El edificio sufrió alteraciones en algunas naves, y especialmente en las fachadas, siendo la parte trasera, la mejor conservada, ya que carece de puertas de acceso. Destaca el ladrillo grande con mucho tendel, formando arcos apuntados de rosca que refuerzan este muro posterior. Se conservan las gárgolas góticas de gran belleza.
Las Atarazanas se utilizaron, además de para el comercio, para armar buques utilizados para la defensa contra los piratas berberiscos. Acabada la Guerra de Sucesión Española, Felipe V se incautó del edificio, pasando a ser almacén. En 1802 pasó a la Real Hacienda, como pago de las deudas que el municipio tenía con la Real Hacienda y con el Estado. Esta Real Hacienda vendió las naves, en septiembre de 1849, a particulares.
Declaradas en 1949 Monumento Nacional, durante los años 1980 a 1982 sirvieron de alojamiento a las Rocas del Corpus, mientras se hacía la reforma de la Casa del Corpus, que es donde son guardadas las rocas. Tras una detallada restauración, a partir de 1994 están destinadas a albergar exposiciones, preferentemente de arte contemporáneo.
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