Sancho Garcés I
Nacido en Sangüesa, era hijo de García Jiménez, y se enfrentó a su predecesor Fortún Garcés por el dominio del reino, en el año 905. Aliado con Ordoño II derrotó a un ejército cordobés en San Esteban de Gormaz, pero fue derrotado por Abderramán III en Valdejunquera. Gobernó el condado de Aragón como tutor de su hijo, García Sánchez I.
Al parecer, Sancho Garcés I de Pamplona suplantó a Fortún Garcés, instaurando así la dinastía Jimena, con el apoyo de parte de la nobleza vascona, de su tío Ramón II de Pallars y Ribagorza y, seguramente, con el de Alfonso III el Magno de Asturias, que estaba interesado en que el reino pamplonés cerrará el acceso de cordobeses y zaragozanos, remontando el valle del Ebro, hacia las tierras orientales de su reino.
Una vez en el trono, Sancho Garcés I se lanzó a someter a los Banu Qasi, que dominaban los valles medio y alto del Ebro. Derrotó a Lope ibn Muhammad de Lérida, a quien dio muerte, y tomó sucesivamente las plazas de Monjardín, Cárcar, Falces y Caparroso, amenazando a Tudela. Al mismo tiempo, por el frente oriental, lanzó una ofensiva contra el gobernador de Huesca, Muhammad Al-Tawil.
Pero sus mayores éxitos vinieron de la alianza que mantuvo durante su reinado con los reyes leoneses, Alfonso III y, Ordoño II. Con éste último, participó en la expedición por el Duero que se saldó con la conquista de San Esteban de Gormaz y, más tarde, con la toma de Arnedo, Valtierra y Calahorra, mientras el leonés se hacía con la plaza de Talavera de la Reina.
La respuesta del emir de Córdoba, Abd al-Rahman III, no se hizo esperar. Una poderosa aceifa lanzada en los años 918-919, encabezada por el propio emir, rompió la línea del Duero, penetró en el corazón del reino, tomando Calahorra y Cárcar y venciendo a los ejércitos leoneses y navarros en la sangrienta batalla de Valdejunquera, a unos 20 kilómetros al suroeste de Pamplona. A pesar de la derrota infligida por el emir no significó una merma territorial, sino un freno en la expansión de Sancho Garcés I hacia el sur. En 923, de nuevo con su aliado Ordoño II, incorporó a sus dominios las plazas riojanas de Nájera y Viguera. De esa nueva colaboración surgió también el enlace matrimonial entre Ordoño y su hija Sancha, así como el traslado de la sede regia pamplonesa a Nájera, donde se mantuvo hasta 1076, una vez asegurados los nuevos territorios, toda vez que la aceifa andalusí que en 924 saqueó el reino hasta las puertas de la misma Pamplona no tuvo mayores consecuencias.
Sancho Garcés I se preocupó también de fortalecer las fronteras de su reino: las orientales gracias a la tutela que ejerció sobre el condado de Aragón, por el matrimonio de su hijo, el futuro García Sánchez I de Pamplona, con Andregoto Galíndez, hija del conde aragonés Galindo II Aznárez; por occidente, por la mención a un tal Momo, comes biscahiensis, al parecer emparentado con la nueva dinastía Jimena.
A Sancho Garcés I se debe la fundación del monasterio riojano de Albelda. De su matrimonio con Toda Aznárez de Pamplona, nieta de Fortún Garcés, tuvo, además de a su primogénito y sucesor García y a Sancha que, a la muerte de Ordoño II, casaría sucesivamente con el conde Alvaro Herraméliz de Álava y con Fernán González de Castilla, a Oneca, que contrajo matrimonio con Alfonso IV de León; a Urraca, que casó con Ramiro II de León; a Belasquita, que enlazó sucesivamente con el comes Momo, con Galindo de Ribagorza y con el noble Fortún Galíndez, y a Orbita, que casó con Al-Tawil de Huesca. A su muerte accedió al trono su primogénito García Sánchez, por entonces un niño, bajo la tutela primero de su tío Jimeno y, a la muerte de éste, de la poderosa reina madre Toda. Fue sepultado en San Esteban de Resa, en las cercanías del Ebro.
Comentarios
Publicar un comentario