Batalla de Valdejunquera
La batalla de Valdejunquera, o Campaña de Muez, fue un combate librado el 26 de julio del año 920 entre el ejército del califa cordobés Abderramán III y el formado por los de los reyes Ordoño II de León y Sancho Garcés I de Pamplona, que tuvo lugar cerca de la fortaleza de Muez, en el valle de Junquera, situado a unos 25 km al suroeste de Pamplona.
Durante el primer cuarto del siglo X va desarrollándose en el Pirineo occidental el reino de Pamplona. Al principio de este siglo X, se produce un cambio de dinastía que había de ser decisivo en la historia de la monarquía pamplonesa, ya que si hubo un reino pirenaico –primero titulado de Pamplona, luego de Navarra– se debe al esfuerzo del primer monarca de la dinastía Jimena. Antes de Sancho Garcés I, los territorios de Pamplona no constituían un verdadero reino, hasta que este monarca configuró el espacio del reino añadiendo territorios de las actuales Rioja y Aragón.
Por otra parte, en el reino de León Ordoño II, desde que comenzó su reinado, había dado muestras de gran agresividad, llevando a cabo audaces expediciones a Évora y Mérida, pero la respuesta andalusí realizada por Abderramán III, que estaba ocupado en la pacificación del al-Ándalus, se vio reflejada en sendas campañas consecutivas, una, el año 916, por tierras leonesas y otra, con escaso exito, el año 917, a San Esteban de Gormaz. Ante tan poderoso enemigo, Ordoño II y Sancho Garcés I estrechan su alianza para afianzar su dominio sobre la Rioja. Resultado de ello fue una campaña contra Nájera, a comienzos de junio de 918, sin poder ocuparla. Marchando a continuación sobre Tudela conquistando de camino Calahorra y Arnedo, así como Viguera, cuyas defensas habían sido reforzadas por Sancho. Una vez dejados atrás el Queiles y el Ebro, Sancho cae sobre Valtierra donde, después de derrotar a las gentes del arrabal e incendiar su mezquita, no pudo entrar en el castillo.
A pesar de la victoria musulmana durante la campaña de Mitonia, quedó en el entorno de la corte de Abderramán, la sensación de que Sancho se había paseado impunemente por la Rioja desde Nájera hasta Tudela en el año 918, y desde 914 poseía Arnedo e incluso había llegado a apoderarse de la ciudad de Calahorra. Era necesaria una reparación que se tuvo que posponer dos años ya que en 919 Ordoño preparaba una expedición contra los cordobeses, lo que motivó que al-Nasir enviara al cadí Ishq-ibn-Muhammad al-Quras para hacerle desistir. El propio Abderramán tomó la decisión de ir a combatir en persona al tirano de Galicia, como era llamado Ordoño II, y a este fin, se prepararon abundantes medios humanos y materiales, se comunicó la decisión a los gobernadores para que enardecieran a los musulmanes ante la guerra santa que se preparaba, y se arengó a los cordobeses en su mezquita principal durante la oración de los viernes para luchar contra los infieles.
Abderramán salió de Córdoba el 4 de julio para dirigir una campaña de castigo por la derrota infligida por la coalición pamplonesa-leonesa en la batalla de Castromoros, y tras tomar Calahorra, se dirigió hacia la capital, Pamplona. El rey de Pamplona aguardaba en Arnedo, pero al conocer que las tropas musulmanas, tras tomar Calahorra, se dirigían hacia su capital, se apresuró a ir al norte y unir sus tropas con las del rey de León, que acudía en su ayuda. Los andalusíes siguieron a Viguera, donde derrotaron a las primeras fuerzas conjuntas que les opusieron Ordoño y Sancho, llegando por fin a Muez.
En la subsiguiente batalla, el 26 de julio de 920, el emir cordobés derrotó nuevamente a las escasas huestes leonesas y pamplonesas, quedando cautivos los obispos de Tuy (Hermigio) y Salamanca (Dulcidio). Los supervivientes se refugiaron en las fortalezas de Muez y Viguera, las cuales fueron cruelmente asediadas por el emir cordobés. Tras tomar las plazas, todos los cautivos fueron degollados, y finalmente, arrasó los campos antes de volver a Córdoba. De este descalabro se culpó a los condes castellanos, Nuño Fernández, Abolmondar Albo y su hijo Diego, y Fernando Ansúrez, por no haber acudido al combate. Convocados por el monarca en el lugar de Tejar, a orillas del Carrión, los condes fueron apresados y encarcelados. Debieron ser liberados poco tiempo después, ya que la documentación los presenta actuando con normalidad.
Abderramán logró una indiscutible victoria el 26 de julio, procediendo a devastar los territorios próximos hasta que el 26 de agosto dio la orden de regresar al emirato. La campaña de Muez que culminó en la derrota cristiana de Valdejunquera captó toda la atención historiográfica respecto a la sucedida cuatro años después donde el califa cordobés volverá a realizar, el año 924, una incursión por el territorio del reino pamplonés durante el desarrollo de la conocida como campaña musulmana de Pamplona. Algunos historiadores señalan el lugar de la batalla en las proximidades de Muez, no lejos del desfiladero del Congosto, en las campas de la Berrueza o en las cercanías de Los Arcos.
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Ramón Martín
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