Blanca Garcés de Navarra, esposa de Sancho III
Castillo Sarsa de Surta |
Nacida en Laguardia en 1137, era hija del rey GARCÍA RAMÍREZ de Pamplona y de su primera esposa Margarita de Laigle. El
monarca, cuya madre, Cristina Rodríguez, era una de las hijas del Cid, la
convierte en biznieta del Campeador. Nunca fue reina efectiva de Castilla,
pues falleció antes de que su esposo SANCHO III ocupase el trono, pero
recibió el tratamiento de reina por su matrimonio con el infante Sancho, hijo
de ALFONSO VII. Su marido no tardó
mucho en reunirse con ella, el 31 de agosto de 1158, aunque ya coronado rey.
Este
matrimonio selló la paz entre los reinos de Castilla y de Navarra, pues fueron
desposados a la edad de de seis él y tres ella, en 1140. La extrema juventud de
los novios, hizo que el matrimonio fuera aplazado durante años. Mientras tanto
la princesa fue confiada al cuidado de su futuro suegro, para ser educada en su
corte. Con este pacto finalizaban momentáneamente las ambiciones castellanas
sobre Navarra. Mientras, continuaba la guerra entre el rey navarro y RAMÓN BERENGUER IV hasta que en 1149 firmó también las paces con él, tras prometer
darle a su hija Blanca en matrimonio, ya prometida con SANCHO III el Deseado ",
futuro rey de Castilla.
Posteriormente, por fin Blanca y SANCHO muy enamorados, contrajeron matrimonio el día 30 de enero de 1151 en Laguardia (según otras fuentes en Calahorra). Falleció el 12 de agosto de 1156, tras dar a luz a su segundo hijo, García, que no la sobrevivió. En cambio, el primero que engendró, reinó en Castilla como ALFONSO VIII , el de las Navas de Tolosa.
Tras
su muerte fue inhumada en
la cueva o capilla adyacente al Panteón Real,
aunque su sepulcro se encuentra en la actualidad en la Capilla antigua de la Cruz. En el sepulcro de la reina, con la forma de un prisma
recto cuadrangular sobre cuyas caras laterales se superpone sin solución de
continuidad otro prisma triangular, fue esculpido un bajorrelieve que
representaba a la reina tendida sobre su lecho fúnebre, y acompañada por dos ángeles
que llevaban su alma al cielo, apareciendo debajo la inscripción "REGINA DONNA BLANCA". En el lado derecho del sepulcro aparece
representado SANCHO III, triste y meditabundo, consolado por varios cortesanos.
A la diestra aparecen seis llorosas plañideras, mientras que en el lado
izquierdo aparecen representadas dos grupos de mujeres. En la cubierta del
sepulcro fue esculpido el Pantocrátor, con
mandorla y tetramorfos, en su función de Divino Juez, y los doce Apóstoles, seis a cada lado.
La
Lauda o tapa del primer sepulcro de doña Blanca, joya del románico, pudo ser
tallada entre 1156 y 1158. La lauda explica bien cuál ha sido la sido la virtud
heroica que ha llevado a la Gloria Eterna a doña Blanca. El traer al mundo el
heredero del Reino de Castilla, cumpliendo su deber de esposa y de reina, le ha
costado la vida. Sobre el sepulcro hubo un epitafio (que ya traducido del
latín) que decía:
"Aquí descansa la noble
reina que mereció llamarse Blanca.
Bellísima de aspecto, más blanca
que la nieve, capaz de subir el precio de la pureza.
La elegancia de sus costumbres
hacía que ésta fuese de las mujeres honra y espejo.
El rey Sancho, el hijo del
Emperador, fue su marido, y a tan alta persona le fue ella motivo de alabanza.
Murió de sobreparto, después de
dar a luz una noble prenda.
El Hijo de la Virgen (el fruto
del Vientre Virginal) la asista.
Consta que la Reina halló la
muerte en el cumplimiento de su deber de esposa y reina en 1156".
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