Teodoro III, zar de Rusia, zar de Rusia (1676 a 1682)

 


Fiódor Alexéievich Románov era hijo de Alejo I, y nació en Moscú el 30 de mayo de 1661. Simeón de Polotsk, uno de los personalidades más destacados de la época, le enseñó polaco y latín. Teodoro, siendo zar de Rusia, esbozó el proyecto de la primera escuela laica superior del país, fue la academia eslavo-greco-latina. En ella recopiló libros, haciendo que su biblioteca fuese una de las más extensas de la época; pero también le gustaban las bellas artes y la arquitectura, llegando a diseñar el proyecto de uno de los palacios del kremlin de Moscú. Organizó orfanatos y albergues para los desposeídos y creó escuelas para que los hijos de las familias más necesitadas pudieran aprender diferentes oficios. Reformó el sistema fiscal, anulando numerosos tributos e introduciendo un impuesto único. Pero, uno de los principales cambios fue la abolición del méstnichestvo, ya que, según la ley vigente entonces, el nivel de nobleza familiar de los boyardos estaba ligado con el puesto (“mesto” en ruso) que un aristócrata pudiera ocupar dentro del servicio estatal. Según esto, un joven noble, por muy capacitado que estuviera nunca obtendría un mesto que ya estuviera destinado, de antemano, a otro joven noble, aunque no estuviera tan capacitado, pero con un padre o tío que hubiera ejercido, anteriormente, dicho cargo.

También fortaleció el papel de la Duma (el cónclave de boyardos que se reunía para discutir y tomar decisiones de Estado), triplicando el número de sus miembros, en comparación con la época de Alejo I. Para la Duma se estableció un horario: cinco horas de trabajo tras salir el sol y cinco horas antes del ocaso con un receso para almorzar. Los boyardos debían analizar los asuntos de Estado, sin la presencia del zar, al que acudía únicamente en los casos difíciles. De la misma manera fueron reorganizadas las obligaciones de los prikazy (ministerios medievales rusos) y se elevó el número de empleados para poder acelerar los trámites burocráticos. También acortó la duración del proceso de instrucción y juicio para los criminales comunes, reduciéndolos a un máximo de cien días. Así mismo, dejaron de cortar las manos a los ladrones, que se desterraban a Siberia. Introdujo la prohibición para los voyevody (gobernadores regionales) de gestionar fondos públicos, medida que obstaculizó el enriquecimiento ilícito; se redujo la cantidad de impuestos y se aplicó el ordenamiento de todos los tributos restantes para mejorar su recaudación. Las medidas fiscales facilitaron al zar los recursos financieros necesarios para llevar a cabo una política exterior más atrevida y audaz.

Con ese aumento de ingresos y para apoyar las actividades internacionales, reformó el Ejército, que quedó convertido, mayoritariamente, en una organización profesional. Todos los nobles fueron alistados y a los desertores se les amenazó con embargarles las haciendas. A los nobles que estando en el Ejército o desempeñando un bien en el servicio civil y no disponían de tierras, se les ofrecieron terrenos baldíos. Ordenó desplazar las líneas fronterizas al sur del país, avanzando entre 100 y 200 kilómetros las posiciones de las fronteras. Con esta medida, Rusia aumentó unos 30.000 kilómetros cuadrados de tierras fértiles. Era un territorio conocido como “tierras salvajes”, era una zona donde apenas había gente asentada, debido al miedo a las incursiones de los tártaros de Crimea. Contra estos, eternos enemigos de Rusia y contra sus aliados turcos, Teodoro III sostuvo una guerra entre 1672 y 1681, que fue exitosa para los rusos. El zar ordenó construir una flota de pequeñas embarcaciones de remo con la que atacó a los tártaros en la península de Crimea, sus tierras natales, obteniendo varias victorias, en especial, en los alrededores de la fortaleza de Chiguirin, en Ucrania. Los éxitos militares le permitieron establecer nuevos asentamientos en las tierras conquistadas, las cuales incluían una gran parte de Ucrania, hasta la margen izquierda del río Dniéper. Las nuevas propiedades fueron protegidas con una línea de defensa constituida por decenas de fortalezas y que contaba con guarniciones permanentes. 

En cuanto a su vida personal, Teodoro III no se puede decir que fuera feliz; su primera esposa, Agafia Gruszecka, murió un año después de la boda, durante un parto en el que el bebé nació muerto. Dos años más tarde, el zar se casó con Marfa Apraksinai, pero esta unión conyugal solo duró dos meses: Teodoro III falleció el 27 de abril de 1682 sin dejar herederos. El hermano de Teodoro se convirtió en el nuevo gobernante de Rusia: el zar Pedro I el Grande.


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Ramón Martín


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