Betsabé en el baño de Luca Giordano
Giordano ofrece una versión amable del pasaje
bíblico que narra el encuentro del rey David y Betsabé,
dando relevancia a los elementos exóticos, anecdóticos o decorativos, donde
solo la sensualidad de Betsabé remite a la escabrosa historia
narrada en el Libro de Samuel (II, 11:
2-27). David, acecha en el segundo plano, pintado con
trazos ligeros y rápidos, construidos directamente sobre la preparación rojiza.
Habitualmente se fecha en torno a 1698, datación que resulta
adecuada en términos generales, debido a la técnica suelta de largas
pinceladas, los claroscuros violentos y el uso de la preparación rojiza. Sin
embargo, el primer plano podría hacer pensar en una cronología algo anterior,
próxima al fresco del Casón (h.
1697), con colores calcáreos, pinceladas muy largas y sombras profundas en los
pliegues. En el mismo sentido apunta el uso del color, con características
superposiciones que forman imposibles irisaciones. Nada se sabe de su
historia anterior a 1713, por lo que no es posible especular sobre las circunstancias
de su encargo, ni si fue el conde de San Pedro su primer propietario (Dio la
noticia por primera vez Bottineau. El caballero en cuestión fue Rodrigo de
Miranda y Quiñones, natural de Bermiego (Asturias), alcalde de
Casa y Corte de Su
Majestad y caballero de la orden de Santiago. El título le fue otorgado por Carlos II en 1700. La incautación de sus bienes se
produjo como consecuencia de su toma de partido por el archiduque Carlos en la
guerra de la sucesión al trono de España. En 1712 se cursó orden a los jefes de
la tapicería y furriera para que se aprovisionaran de todo lo necesario para su
oficio, al parecer, para vestir los hospedajes de las casas reales. Con ese
motivo informaron de la existencia en su palacio de Pinturas que aunque no
son orijinales, tienen alguna estimazon y lo mejor que ay deste jenero es un
juego de mano de Jordan y su escuela, pero no siendo al proposito pa el que
estas Alajas se buscan de q. sirvan en Hospedajes no se han separado y no
obstante esto mandara lo q. ffuere servdo se ejecute≫
(Aterido, Martínez Cuesta y Pérez Preciado 2004). Estas y otras pinturas, hasta
un número total de sesenta, fueron finalmente trasladadas al Alcázar desde
las casas del conde de San Pedro en enero de 1713, alojándolas en la Galería del
Cierzo, la Pieza de la Audiencia y algunas de las bóvedas. En la Galería del
Cierzo, la primera estancia mencionada, se cita una pintura del baño de
Bersabet, de dos Varas y ma de Alto, y dos y qta de ancho, poco más o
menos, que se corresponde aproximadamente con las medidas actuales que,
recordemos, fueron modificadas como consecuencia de los desperfectos producidos
durante el incendio del Alcázar. A su ingreso en el Museo de El Prado pasó
a la Sala Reservada en 1834, sin duda por la desnudez de su protagonista y
probablemente también porque toda la narración constituye una exaltación de la
contemplación del desnudo femenino y de las pasiones incontrolables que provoca
en los observadores, incluidos los más sabios, como David.
FUENTE: Museo de El Prado (Madrid)
Ramón Martín
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