Josefina de Beauharnais, primera esposa de Napoleón I emperador de Francia

     Nacida el 23 de junio de 1763, en Les Trois-Îlets, en la Martinica francesa, procedía de una familia pobre pero noble, establecida en la isla desde hacía medio siglo. Sus padres fueron: Joseph-Gaspard Tascher, y su madre, Rose-Claire des Vergers de Sannois, los cuales criaron a sus hijas lejos de las escuelas para niñas de París.



Su hermana Catalina, se casaría con el rico vizconde Alejandro de Beauharnais, el cual acabaría con las dificultades económicas de la familia Tascher. Muerta Catalina, Joséphine tomó su lugar, regresando en 1779 a Francia, para casarse con su cuñado. No fue un matrimonio feliz, y la pareja terminó separándose, aunque tuvieron dos hijos, Eugène y Hortense. En 1794, ya proclamada la Revolución Francesa, y durante el reinado del terror, Alejandro fue arrestado, condenado y ejecutado en la guillotina. Joséphine, por su parte, también fue encarcelada y condenada muerte. Pero cinco días después de la muerte de su esposo, fue ejecutado Maximilien Robespierre, impulsor del Reinado del Terror, y con la ayuda de amigos influyentes, Joséphine fue liberada.

En la Francia posrevolucionaria, Joséphine de Beauharnais se convirtió en una de las mujeres más influyentes de los salones parisinos. Glamorosa y bien conectada socialmente, los asuntos amorosos con dirigentes políticos y destacados militares se sucedieron; uno de ellos fue el general Napoleón Bonaparte, el cual se enamoró, perdidamente, de ella. Pronto, ambos vieron en el matrimonio, una oportunidad para la legitimidad y el progreso, por lo que se casaron el 9 de marzo de 1796, unos días antes de que Napoleón saliera a su campaña en Italia. Algunos miembros de la familia Bonaparte, se oponían a la celebración de ese matrimonio, con una viuda mayor y con hijos. Principalmente, su madre y sus hermanas, las cuales opinaban que, la nueva esposa de Napoleón las consideraba por debajo de su posición. En 1799, mientras Napoleón estaba en la campaña de Egipto, Joséphine compró el Château de Malmaison, cercano a París, en el que hizo un excelente trabajo en los jardines, siendo considerada muy competente en botánica y en horticultura.

Durante las campañas realizadas por Napoleón en Europa, corrieron rumores de que Joséphine habría caído en brazos de otros amantes; rumores que llegaron a Napoleón, el cual, iracundo, la amenazó con el divorcio. Joséphine negó dichas acusaciones, pero lo cierto es que, en el momento de su coronación como emperador y emperatriz de los franceses, el 2 de diciembre de 1804, el matrimonio ya estaba en ruinas; aunque gracias a la intervención de la hija de Joséphine, Hortense, se pudo continuar con la coronación.

La unión siguió siendo tempestuosa, acusándose, mutuamente, de infidelidad. A medida que fue pasando el tiempo, y viendo que no llegaban los deseados hijos —herederos del trono—, las tensiones se fueron sucediendo, por lo que, en 1809, Napoleón ordenó la anulación del matrimonio y Joséphine, obligada a ver como su exmarido contraía un nuevo matrimonio con la joven Maria Louisa de Austria. Rechazada, aunque muy bien provista financieramente, Joséphine se retiró a su finca de Malmaison donde murió el 29 de mayo de 1814, siendo enterrada en la cercana iglesia de Saint Pierre-Saint Paul en Rueil.

Ramón Martín

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