Chindasvinto, rey Visigodo desde 642 a 653

Chindasvinto


 REINO DE TOLEDO

Nacimiento: El año 564.

Fallecimiento: El 30 de septiembre de 653 en San Román de Hornija.

Reinado: Desde el 30 de abril de 642 hasta el 649 en solitario, y desde entonces hasta su fallecimiento el 30 de septiembre de 653, junto a su hijo Recesvinto.


Supo someter a su autoridad al clero y a la nobleza —a pesar de que era un anciano de 79 años, debido a su gran energía y carácter—, para asegurar su posición frente a posibles revueltas. Una de las primeras medidas que tomó consistió en ejecutar a 200 godos de las familias más nobles, junto a otros 500 de las familias de rango inferior, ordenando también destierros y confiscaciones de bienes.

El VII Concilio de Toledo, que se celebró el 16 de octubre del 646 respaldó las medidas tomadas por Chindasvinto, endureciendo las penas que se habrían de aplicar a cualquiera que se alzase contra el rey, incluyendo a los clérigos que le prestasen apoyo. Sofocada cualquier oposición, dio al reino el orden y la tranquilidad que no se había conocido antes, lo que le permitió instaurar la monarquía hereditaria, asociando al trono a su hijo Recesvinto el 20 de enero del 648. A partir de entonces y hasta la muerte de Chindasvinto, el 30 de septiembre del 653, fue Recesvinto, de hecho, el rey de los visigodos, asociado a su padre.

A pesar de ser un gobernante implacable en sus actos políticos, Chindasvinto es recordado por la Iglesia, por ser un gran benefactor, ya que la hizo grandes donaciones de tierras y privilegios. Saneó la hacienda pública, mediante las sucesivas confiscaciones de bienes a los rebeldes; además de implantar un efectivo y justo sistema recaudatorio. En lo que se refiere al terreno militar, emprendió una campaña encaminada a sofocar una rebelión de los vascones y otra de los lusitanos. Destaca su labor como legislador, promulgando gran cantidad de leyes, unas referidas a aspectos políticos del reino, y otras relativas a la vida económica y social.

Contando con la colaboración del prestigioso clérigo Brulio de Zaragoza, inició la elaboración de un código legislativo, que habría se servir para godos e hispanorromanos, pero que sería terminado y promulgado por su hijo Recesvinto.

Parece ser que, los últimos años de su vida, los dedico a realizar actos de piedad y beneficencia. Fundó el monasterio de San Román de la Hornija, a orillas del río Duero, para que, a su muerte, reposasen sus restos en un sepulcro junto a los de su esposa Riciberga, cuyo epitafio, obra de Eugenio de Toledo, le define como: "autor de crímenes, impío, obsceno, infame, torpe e inicuo".

Ramón Martín

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