Recaredo I, rey visigodo de la Península desde el 586 al 601
REINO DE TOLEDO
Nacimiento: El
año 559
Fallecimiento: el
21 de diciembre de 601 en Toledo
Padres: Leovigildo
desconociéndose el nombre de su madre.
Reinado:
Desde el año 586 hasta su muerte en 601.
Se sabe que nació el
año 559, aunque se desconocen muchos más detalles de su nacimiento. Hermano de
Hermenegildo, su padre, Leovigildo, le asoció al trono,
convirtiendo, de este modo, la monarquía en hereditaria, cosa que molestó, de
gran manera a los nobles visigodos, ya que, hasta entonces, la monarquía era
hereditaria.
El año 584, deseoso
de encontrar una alianza con los francos, hizo gestiones para poder emparentar
con Chilperico I, rey de Neustria, mediante una boda con su hija Rigunda,
cosa aceptada por el rey franco. Rigunda inició su viaje, pero al llegar
a Toulouse, recibió la noticia de la muerte de su padre, con lo que el
matrimonio ya no tenía sentido para Recaredo.
Al poco tiempo, en
586, falleció Leovigildo, y Recaredo subió al
trono, haciendo las gestiones necesarias para adoptar el catolicismo como
religión, a pesar de la fuerte oposición de los sectores más tradicionalistas
de la sociedad visigótica, los cuales veían en el arrianismo una seña de identidad
cultural. Pese a haber sido oficialmente condenada y erradicada del Imperio
romano a partir del Concilio de Constantinopla, que tuvo lugar el año 381,
la doctrina de Arrio —que negaba la divinidad de Jesucristo—,
gozaba aún de gran predicamento entre los invasores germánicos.
Recaredo esperaba
utilizar su conversión al catolicismo para reforzar el poder real, al mismo tiempo
que lograba impedir que, el reino franco de la Galia pudiese atacarle
aprovechando esa dualidad religiosa que dividía a la población germánica
gobernante. Con este motivo, convocó un sínodo en el cual forzó a abjurar del
arrianismo a los obispos visigodos, a lo que siguió la conversión del resto de
los arrianos. Pero pronto surgieron las tensiones: los obispos Sunna, de
Mérida; Athaloco, de la Septimania; y Uldila, de Toledo, junto
con el apoyo de Goswintha, madrastra de Recaredo, iniciaron una revuelta
que fue rápidamente sofocada. Tras la derrota de los francos, los cuales habían
acudido a la Septimania en apoyo de Athaloco, hubo algunos intentos de
acercamiento, consistentes en la celebración de matrimonios entre ambas partes;
más fracasada esta vía, se reanudaron las hostilidades, y los francos
invadieron la Septimania, que fueron vencidos en Carcasona por el dux Claudio.
El tercer concilio
de Toledo, celebrado en el 589 sirvió para ratificar la abjuración del
arrianismo tanto del monarca como de los dignatarios del reino, y para sentar
las bases de lo que sería la futura estructura política y religiosa del reino
visigodo, en ella, el rey aparecía como guía y pastor de la Iglesia. Mientras ésta
asumía el papel de guardiana del poder civil; al tiempo que se establecieron
los sínodos provinciales. Tras el concilio, en el año 590 hubo una nueva
conspiración encabezada por Argimundo, cubiculario del rey y dux de
una provincia, junto a personas influyentes del palacio. Descubierta la
conjura, Argimundo fue flagelado, se le amputó la mano derecha y sufrió
el escarnio público.
El resto del reinado
de Recaredo transcurrió en una paz relativa, interrumpida por algunos
enfrentamientos con los bizantinos en el sur, así como por escaramuzas con los
vascones. Su obra legislativa se caracterizó por favorecer a la aristocracia y
la Iglesia, así como por la promulgación de las primeras leyes contra los
judíos.
Recaredo murió en
Toledo de muerte natural, el 21 de diciembre de 601, siendo sucedido por su
hijo Liuva II, del cual, algunos autores dudan sobre su legitimidad.
Ramón Martín
Siempre me ha sorprendido la escasa atención que en los estudios de la historia de España se da a los reyes visigodos. Es más, saber sus nombres es recibido siempre con un mohín de desprecio que viene a significar que quien los conoce es un antiguo. A mí esto me parece injusto, aunque viendo la deriva política de nuestro país logro entenderlo. La España visigoda fue un país unitario, con capital en Toledo; no había grandes diferencias entre unas zonas y otras, incluso la lengua (el latín vulgar) era común más o menos en toda la geografía peninsular. Esta visión de país centralizado no es del gusto de los partidos nacionalistas y es por ello que se obvia o se falsifica la etapa.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ramón, por este recordatorio sobre Recaredo, ascendientes y descendientes.
Un abrazo
Un abrazo Juan Carlos. Gracias por tu comentario.
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