Ana de Dinamarca esposa de Jacobo I rey de Inglaterra
Ana nació el 12 de diciembre de 1574 en el castillo de Skanderborg
(Dinamarca). En el momento de nacer, ocupó el segundo lugar entre los hijos del
rey Federico II de Dinamarca y su esposa Sofía de
Mecklenburgo-Güstrow. Su nacimiento no fue celebrado por su padre, ya
que esperaba un hijo que heredara la corona danesa, pero tras Ana llegarían cinco
hijos más, entre los que estaría el futuro rey de Dinamarca Cristián IV.
La infancia de Ana trascurrió alejada de su tierra natal, en la ciudad alemana
de Güstrow, donde residían sus abuelos maternos y su hermana mayor Elizabeth.
En 1579 regresó a Dinamarca, a la espera de su destino matrimonial, dentro de
los acuerdos que su padre habría de tomar con otras coronas europeas.
El escogido para Ana será Jacobo,
rey de Escocia, con el que se casó, por poderes, el 20 de agosto
de 1589, en el castillo de Kronborg, siendo representando su futuro esposo por
el conde George Keith. Poco después emprendió viaje hasta su
nueva patria, una peligrosa travesía por mar que pudo terminar con la vida de
la joven princesa y todo su séquito. Tuvieron que refugiarse en Oslo, para
evitar la furia de una fuerte tormenta. Desde allí, fue informado el monarca
escocés, quién se hizo a la mar en busca de su esposa. El 23 de noviembre se
casaban en el palacio del Obispo de la capital noruega. Tras un corto
viaje de cortesía a Dinamarca para conocer a la familia de la novia, Jacobo
y Ana regresaron a Escocia donde Ana fue coronada como la nueva reina de los
escoceses el 17 de mayo de 1590 en la Abadía de Holyrood.
A pesar de las numerosas muestras de cariño iniciales, pronto llegaría
el distanciamiento, unido a las relaciones extraconyugales del rey con otras
damas como Anne Murray. A pesar de lo cual, Ana consciente de su posición
como reina. Era necesario dotar a Escocia de un heredero. Durante cuatro años tuvo
que soportar la presión y las críticas de sus detractores, ante la falta algún síntoma
de embarazo. Por fin, el 19 de febrero de 1594 llegaba el ansiado heredero, el príncipe
Henry. Siguiendo una antigua tradición Jacobo
dispuso que el príncipe fuera criado por su antigua niñera, Helen Little,
y posteriormente trasladado al castillo de Stirling donde quedó bajo la
custodia del conde John Erskine.
Ana, desesperada por no poder tener a su hijo cerca, inició una intensa
lucha contra su marido, rodeándose de una facción de fieles seguidores que
intentaron en vano, acercarla a su pequeño. Un año después, Ana, probablemente
a causa de la tensión, sufrió un aborto. En 1603 Jacobo
salió de Escocia, camino de Inglaterra, acompañado de John Erskine para
ser coronado rey de Inglaterra, al morir la reina
Isabel, Ana intentó acercarse a su hijo que ya tenía nueve años.
Tampoco esta vez consiguió ver a Henry y volvió a sufrir otro aborto.
Ana jugó su última carta, cuando Jacobo
le pidió que fuera a Inglaterra para ser coronada reina de los ingleses, entonces
ella se negó a condición de que le dejara ir al lado de su hijo. De esta manera
consiguió rencontrarse con Henry y viajar a Inglaterra donde fue
coronada el 25 de julio de 1603. A pesar de lograr su objetivo, el
matrimonio estaba condenado. Ana se instaló en Londres mientras Jacobo
volvía a Royston. Ana amplió su residencia londinense, la Somerset House
y la rebautizó como Denmark House. Allí empezó una vida extravagante,
organizando fiestas y convirtiéndose en una destacada mecenas de las artes.
El matrimonio se vio en contadas ocasiones, a pesar de lo cual
concibieron siete hijos, de los que solamente sobrevivieron tres. El príncipe
Henry, por el que tanto había luchado, moría en 1612, sumiéndola en una
profunda depresión. La princesa Elizabeth partió en abril de 1613 para
casarse con el elector del Palatinado, quedando solamente Carlos,
que llegaría a ser rey como Carlos I de Inglaterra. El 2
de marzo de 1619 la reina Ana moría de hidropesía tras años de lucha contra dicha
enfermedad. Jacobo
la visitó en contadas ocasiones, aunque se mostró afectado por el fallecimiento
de su esposa, que sería enterrada en la capilla del Rey Henry en la Abadía
de Westminster el 13 de mayo de aquel mismo año.
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