La Verbena de la Paloma
Una nueva zarzuela,
enmarcada dentro del género chico, es un sainete de un solo acto, con
libreto de Ricardo de la Vega y música del maestro Tomás
Bretón, que fue estrenada el 17 de febrero de 1894 en el Teatro Apolo de Madrid.
El tema se centra en las fiestas que se celebran en Madrid, en torno al 15 de
agosto, festividad de la Virgen de la Paloma.
La
zarzuela de un solo acto, dividido en tres cuadros, es prototipo del género
chico. Cada uno de los cuadros tiene su decorado diferente. El primero
de corta duración, con abundancia de números musicales, da paso a un segundo
cuadro más extenso, y también con bastantes intervenciones musicales; para
llegar al tercero, también de larga duración, pero sin ningún número musical,
salvo el final de la obra. En la Verbena de la Paloma, aparecen una serie de personajes
entrañables: don Hilarión, don Sebastián, la tía Antonia, doña Rita, Julián,
Casta y Susana, además de los guardias, los serenos, el tabernero, etc. Todos personajes
muy característicos del Madrid del siglo XIX.
Ricardo de la Vega escribió el
libreto partiendo de un hecho real, escuchado del propio protagonista. Por esa
época Ricardo colaboraba en la revista llamada La Gran Vía, y
debido a que tenía muy mala letra, a veces tenían que reclamar la ayuda del
cajista para descifrar algunas palabras del escrito, por lo que el joven
empleado y el escritor, habían entablado una cierta amistad. Un 14 de agosto, en
una de esas ocasiones, Ricardo de la Vega notó al cajista mohíno y
preocupado, por lo que le preguntó qué le pasaba. El cajista se sinceró con él:
«He reñido con mi novia; la he visto junto con su hermana paseando en coche
de caballos, dejándose halagar por un viejo verde. Mañana si nos encontramos en
la verbena de la Paloma prometo armar un escándalo». Fue así como la
confidencia del cajista dio origen al libreto de la zarzuela.
Ruperto
Chapí había recibido el libreto de la Verbena
de la Paloma de manos de Ricardo de la Vega a finales de 1893, comprometiéndose
a crear la música. Se anunció el estreno el 4 de enero de 1894; sin
embargo, seis días después, La Correspondencia de España daba la
noticia de un supuesto altercado entre el músico y los empresarios del Teatro Apolo.
El 10
de febrero, El Imparcial publicó que Chapí no crearía la partitura para La verbena de la
Paloma, ocupando su lugar el compositor salmantino Tomás
Bretón.
El libreto está ambientado en el
Madrid de finales del siglo XIX, es el Madrid de la Restauración y en el
se idealiza la sociedad de la época. Tras el éxito obtenido por La Gran Vía
en 1886, Madrid pasó a ser protagonista del género chico. Fueron protagonistas
los personajes e incluso la propia ciudad con sus calles y plazas, su ambiente
y costumbres; los dichos, las sentencias e incluso las situaciones. El tema se
centra en los amores y celos entre una pareja de novios, Julián y Susana,
ambos hijos del pueblo de Madrid. El resto de los personajes van
dando vida al ambiente de una noche de verano víspera de la festividad de La
Paloma, en un barrio popular, cuyos tipos y costumbres, va reconociendo el
público como suyas y que será, en definitiva, el éxito de la función.
Cuadro Primero
El decorado nos presenta una calle a
la que da una casa de tres pisos y moderna para la época. En el centro de la
vivienda, el portal de entrada y en los bajos, de izquierda a derecha: una
botica, una buñolería de lujo y una taberna. La acción transcurre en Madrid en
la noche del 14 de agosto de 1894, víspera de la festividad de la Virgen de
la Paloma. Hace mucho calor y algunos vecinos salen a la acera de la calle
a tomar el fresco: don Hilarión el boticario junto con su amigo don
Sebastián, se encuentran charlando delante de la botica; cerca están los
porteros de la finca con un niño de meses; en la buñolería hay un gran
bullicio; delante de la taberna en una mesa, el tabernero y dos mozos que
juegan al tute. Algo retirado Julián, el joven cajista, mohíno y
cabizbajo y a su lado la señá Rita, mujer del tabernero
y madrina de Julián.
Cuadro Segundo
La acción transcurre también al aire libre, en una calle del barrio de La Latina. En el decorado dos casas, una más pobre y antigua, con piso bajo y principal; en el piso bajo viven tres mujeres: Casta, Susana (la novia de Julián) y su tía Antonia. La casa de la derecha es de más categoría y tiene tres pisos. En la planta baja hay un café, el «Café de Melilla». En la escena —además de los personajes del Cuadro Primero—, aparecen dos guardias municipales, un sereno, un vecino y una vecina. Del café salen los sones de un piano que acompaña a una cantaora flamenca que interpreta una soleá. Después llega la riña y el tumulto, donde don Hilarión se ve vapuleado; gente que acude a la trifulca, los municipales, incluso el sereno se cree una autoridad. Interviene el tabernero, dispersando a la gente y se da paso al Cuadro Tercero.
Cuadro Tercero
Una
calle, en cuyo centro se encuentra el salón de baile que se pone para las
verbenas, adornado con faroles, guirnaldas y banderas. En el foro está el organillo.
Hay bancos de madera alrededor del salón de baile, con gente que presencia el
baile. Parejas de distintas clases aparecen bailando al compás del organillo. En
las barandillas, que rodean el salón, se ven algunos guardias. En la puerta de
un comercio de sedas, están sentados en sillas don Sebastián, doña
Severiana (su mujer) y doña Mariquita (amiga de ambos). Mucha
animación, don Sebastián aplaude y jalea a las parejas que van pasando
muy agarradas.
Aquí
tendrá lugar el desenlace de la historia, un desenlace protagonizado por don
Hilarión huyendo de Julián; y de la tía Antonia, contestona
que no se contiene ni ante la autoridad, que finalmente se los lleva a la
prevención. Don Sebastián sale fiador del mozo impulsivo, Susana
reconoce su amor por él y el inspector que atiende el tumulto lo resuelve cerrando
la escena con una frase dirigida al público: «Señores, háganme ustedes el
favor de no armar otro escándalo en la verbena de la Paloma». El coro pone
el punto final.
Os dejo este enlace con el coro.
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