María Doménech i Escoté
Nacida
en Alcover, cerca de Reus, marchó a Tarragona, al morir su padre, cuando apenas
tenía 3 años. Contrajo matrimonio, muy joven, con un médico de gran reputación.
Cuando contaba 35 años, toda la familia se trasladó a Barcelona, donde dieron
comienzo sus aficiones literarias y activistas.
Preocupada
por las condiciones de trabajo de las mujeres y por el auge que adquiría el
crecimiento y la radicalización del consiguiente sindicalismo obrero, dedicó
todas sus fuerzas a promocionar el sindicalismo católico femenino. Fruto de su
esfuerzo, creará en diciembre de 1911, la Federación Sindical de Obreras (FSO)
que, un año más tarde, contaba con cinco sindicatos: sastras, modistas, lenceras,
obreras de taller y el de dependientas de comercio.
Fruto
de la labor, fue la importante incorporación al Patronato de la FSO de damas de
la realeza y la aristocracia, contando con la propia Reina y la infanta Isabel,
junto a destacadas mujeres de la burguesía catalana a su Junta Directiva.
En
1928 la FSO impartía clases de cultura general y de formación profesional y
doméstica, que seguían el modelo de la “Escola Professional per a la Dona” que ya
auspiciaba la Diputación Provincial de Barcelona desde 1883.
Fue
designada asambleísta Nacional en diciembre de 1919, aunque no llegó a tomar
posesión del cargo, que previamente había aceptado, por haberse disuelto esta
cámara corporativa en enero de 1930, tras la dimisión de Primo de Rivera.
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