Teatro del Recreo de Madrid

 


El día 27 de abril de 1866 se inauguraba en la madrileña calle de LA FLOR BAJA, el Café Teatro El Recreo, que fue considerado por algunos cronistas, la cuna del “género chico”, y con paso de tiempo, se convertiría en un lugar muy popular para los que deseaban disfrutar de una variedad de representaciones teatrales, algo que consiguió gracias a la gran variedad de ellas que allí se llevaban a cabo.

En realidad existen dudas sobre la fecha exacta de su apertura, aunque la historiadora Mercedes Agulló fija la fecha en el 27 de abril, si bien, en publicaciones como La Discusión o el Diario Oficial de avisos de Madrid ya se anuncian actividades en dicho local hacia finales de diciembre de 1863, habiéndose hecho la subasta del café y la confitería unos meses antes.​ No obstante, en el estudio de Fernández Muñoz,​ se muestra la copia del proyecto que Manuel Villar firmó el 30 de octubre de 1867 para un "salón de descanso y café". En el que, figuran dibujos de la "planta baja del salón teatro situado en el jardín del edificio", y secciones del alzado de la prevista construcción. En dicho proyecto, también se describe su sencilla estructura de madera, anclada por soportes de hierro en el interior, con capacidad para 700 espectadores,​ repartidos en un patio de butacas, plateas y entresuelo, siguiendo la tradición arquitectónica de muchos teatros provisionales de la época.

El Recreo estaba en el número 1 de dicha calle Flor Baja y en el se representaron las obras de distintas compañías, siendo la primera de ellas la dirigida por el tipógrafo José Vallés. Acompañado por otros, entonces jóvenes artistas, como Juana Espejo, Riquelme, Trinidad Vedia y Juan José Luján. Olmedilla argumenta que "al no atreverse con obras grandes", la compañía de Vallés organizó su programa en cuatro secciones o pases ─a dos reales la butaca en cada una de ellas─, con obras en un solo acto. El invento resultó un éxito, respaldado por la variedad del espectáculo que alternaba, por ejemplo, un drama como El testamento, con una bufonada grotesca como Perdigón en Hamburgo, o el sainete Los baños del Manzanares y la revista La fiesta nacional. Es de esta forma de organizar, como se empezó a popularizar la fórmula de los teatros por horas, que con, el paso del tiempo, implantarían otros muchos locales de las características de El Recreo, como el café de Lozoya o los más populares quizá de todos ellos, el Salón Capellanes y el Teatro Circo Paul.

Con el paso de los años, El Recreo fue adquiriendo una buena fama en la capital. Pero el progreso hizo que su historia llegara a su fin, con el nacimiento de uno de los grandes emblemas de la ciudad. Como habrás podido suponer, querido lector, había llegado en 1910, el comienzo de las obras de la que sería la Gran Vía. Y para darla paso, numerosas calles y edificios tuvieron que desaparecer, como es el caso de El Recreo.

 

 

Para la realización del presente artículos se ha consultado: NOTICIAS Tradiciones y Curiosidades – LAS CALLES DE MADRID de Hilario Peñasco y Carlos Cambronero.

Las imágenes de Pinterest y WikipediA


Comentarios

Entradas populares