Clara Schumann
En realidad su nombre era Clara Josephine Wieck,
había nacido en Leipzig el 13 de septiembre de 1819, es más conocida como Clara
Schumann, ya que siguiendo la costumbre que aún perdura en Alemania, asumió el
de su marido ROBERT SCHUMANN, también compositor. Era
la segunda hija de un matrimonio de músicos: Friedrich y Marianne Wieck,
quienes la inculcaron, desde un principio, el amor por la música. Es así como,
a la edad de cinco años, comenzó su formación en la música, contando con su
padre como maestro, el cual había desarrollado su propio método de enseñanza,
basado en la adquisición de una técnica depurada junto a la formación integral
del alumno como músico. Era un método que insistía en estimular la inteligencia
musical del estudiante sin utilizar los agresivos sistemas que empleaban otros
maestros, más apegados a los tradicionales, que tendían a eliminar la
personalidad de los alumnos en lugar de alentar sus dotes. Wieck encaminaba a
sus alumnos a considerar la música como algo verdaderamente familiar, lo que
les hizo mantener durante toda su vida la disciplina y el desarrollo emocional
necesarios para poner en pie una carrera sólida dentro de la vida profesional.
El mayor logro de Friedrich Wieck, como
maestro habría de ser su hija Clara, quien demostraría, ante el mundo, la
excelencia de su método. Animada por su padre, Clara comenzó a darse a conocer
en salas de conciertos, alrededor de los ocho años, edad en la que debutó sobre
un escenario. Este debut tuvo lugar en el Gewandhaus de Leipzig, aunque habría
que esperar a 1830 para que la joven pianista ofreciera su primer recital
completo, de nuevo en el Leipziger Gewandhaus. Al año siguiente, su padre,
dispuso su participación en una gira, cuyo objetivo culminaría en París. Animada
por su padre, Clara proseguía sus estudios con Weinlig, cantor de la
iglesia de Santo Tomás de Leipzig, Dorn o, desde 1834, con Reiiger,
sin dejar de lado una actividad profesional que la llevaba a las ciudades con
más tradición musical en Europa.
Mientras se sucedían las actuaciones de Clara,
desarrollaba una actividad paralela, componiendo obras para piano y canciones,
algunas de las cuales aparecieron agrupadas, como las Tres canciones
sobre poemas de Rückert, siguiendo el procedimiento habitual entre los
compositores de su época.
A pesar de sus grandes cualidades, tanto como
intérprete de piano, como de su gran talento como compositora, el nombre de la
hija de Friedrich Wieck ha pasado a la historia desdibujado en comparación con
el de su marido. La personalidad de ROBERT SCHUMANN, poco proclive al estudio
durante su juventud, se tradujo en su madurez en períodos en los que
manifestaba un entusiasmo cercano a la obsesión por la composición, que se
alternaban con otros en los que, se mostraba incapaz de producir ninguna idea
valiosa. Clara Schumann comenzó su exitosa carrera como concertista, antes de
que ambos contrajeran matrimonio, con un ritmo más regular que su marido, dando
lugar con el paso del tiempo a que la que un día había sido considerada como
una de las intérpretes de piano con más futuro de su generación apenas
dispusiera del tiempo y del espacio apropiado para concentrarse en el estudio
de su instrumento.
SCHUMANN conoció a Clara cuando
ésta era una niña, en la época en la que comenzó a seguir los cursos de
Friedrich Wieck, quien ya había alcanzado un cierto renombre como profesor de
piano. A pesar de que el joven ROBERT se embarcaba
constantemente en nuevos proyectos, no siempre culminados, Wieck siempre
apreció en él un talento indudable. Es sabido que la dedicación de SCHUMANN a la música contaba con un
componente de rebeldía frente a la imposición de su madre de que completara sus
estudios de Derecho. Friedrich Wieck terminaría mediando en este conflicto con
una carta dirigida en 1830 a la madre del joven, dejando muy clara su favorable
impresión acerca del talento de su alumno, aunque hacía referencia a la falta
de estabilidad de su carácter, lo que, a sus ojos presentaba una dificultad
para que su trabajo tuviera exito. La madre concedió a su hijo el “período
de prueba” sugerido por el maestro y el joven se trasladó, temporalmente, a
la casa de los Wieck prometiendo reformar su modo de vida, e incluso abandonar
su hábito de fumar y beber. Sin embargo, la estricta disciplina impuesta por el
maestro pronto dejó de convenir a las expectativas del joven.
En cuanto a Clara, ROBERT SCHUMANN pronto apreció sus
extraordinarias dotes, tanto como intérprete como en lo referente a la composición.
De ella tomó prestado el tema para unas variaciones al piano. Pero, la atención
de él se centró a partir del año 1834 en Ernestine von Fricken, que era
una joven pupila de Friedrich Wieck a quien creía heredera un miembro de la
nobleza pero que resultó ser la hija ilegítima del barón von Fricken. La
relación entre los dos jóvenes no prosperó. A partir de 1836, el padre tuvo
conocimiento de la relación comenzaban a mantener los dos jóvenes y, desde un
primer momento, expresó su desacuerdo, rompiendo toda relación con el
compositor. Decisión a la que Clara se sometió en un principio. El
distanciamiento duró más de un año, periodo en el cual SCHUMANN buscó el consuelo en
otras dos jóvenes, una era la también pianista virtuosa escocesa Robena
Laidlaw. En el verano de 1837, ROBERT y Clara, se reconciliaron,
dando comienzo un noviazgo en el que el compositor no siempre consiguió
sobreponerse a sus depresiones, que ya entonces le sugerían la posibilidad del
suicidio. La pianista proseguía con su trabajo como concertista, que la llevaba
a emprender giras que la apartaban, durante meses, de Leipzig, siempre alentada
por su padre, el cual nunca había considerado la relación como el camino
apropiado para su hija. El enfrentamiento entre Clara y su padre, llevó a ésta
a solicitar en 1839, una licencia legal para independizarse de su padre y poder
contraer matrimonio con SCHUMANN el 12 de septiembre de
1840.
Los primeros años, el matrimonio, sigue viviendo
en Leipzig, trasladándose en 1844 a Dresde. A pesar de los nacimientos de sus
primeros hijos, Clara prosiguió su carrera de intérprete y, en 1844, alcanzó
uno de sus sueños: emprender una gira por
Rusia que le proporcionaría grandes éxitos. Su marido, la acompañó en este
viaje, mostrándose abatido al comprobar el papel secundario que tenía que asumir
con respecto a su mujer, actitud que le hizo desperdiciar grandes oportunidades
de establecer contactos con otros compositores y mecenas rusos.
Clara y Fanny Mendelssohn |
En 1850 la familia se traslada a Düsseldorf, donde a ROBERT le habían ofrecido un puesto de director de coro y orquesta. A pesar de lo cual, el compositor no dejó de expresar su desagrado por la mediocridad del trabajo que le habían encomendado, por lo que la Gesangverein, forzara su dimisión. SCHUMANN, una vez más, daba muestras de poseer una personalidad más proclive al pensamiento abstracto, que al trabajo disciplinado y práctico. Desde siempre, Clara dio muestra de la alta consideración que tenía por las obras de su marido, incluyéndolas en los programas de sus conciertos. Por su parte, ROBERT impartió a su mujer lecciones de contrapunto, valorando, siempre, sus dotes de composición.
La compenetración de Clara en multitud de aspectos
no pudo evitar que las tendencias depresivas de Robert continuaran
manifestándose a lo largo de los años. Frente a sus quejas sobre la falta de
amigos verdaderos, hoy en día llaman la atención la entrega y el compromiso
personal que dedicaron al matrimonio compositores contemporáneos como FÉLIX
MENDELSSOHN, cuando era director del Conservatorio de Leipzig siendo SCHUMANN profesor en dicho
Conservatorio de piano y de composición Bartholdy, Joseph Joachim
(violinista) y, especialmente, Johannes Brahms, sirviendo como apoyo
emocional al matrimonio en los momentos en los que el compositor, tras intentar
suicidarse, fue internado en el asilo privado de Endenich, siendo Brahms
el único visitante que los médicos permitían.
La importancia de Clara Schumann reside en su actividad
como compositora, así como en su carrera de intérprete y difusora de las obras
creadas por sus contemporáneos. Es evidente que sin sus ánimos, su inteligencia
crítica y su apoyo emocional, muchas de las páginas firmadas por ROBERT SCHUMANN, hoy valoradas como
algunas de las creaciones del Romanticismo alemán más cercanas a la perfección,
nunca habrían sido compuestas.
👏👏👏
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