Buenaventura Durruti Dumange
Buenaventura Durruti era el
segundo hermano de una familia numerosa de León, donde había nacido el 14 de
julio de 1896. Su padre fue Santiago Durruti y su madre, Anastasia Dumange.
Pronto abandonó la escuela para trabajar en el taller mecánico de Melchor
Martínez. En 1912 siendo ya tornero de segunda clase, entra en el
taller de Antonio Mijé, que estaba especializado en el montaje de lavadoras
mecánicas, para el lavado de los materiales extraídos de las minas.
Se afilió a la Unión
de Metalúrgicos de la UGT, donde se vería involucrado en los
incidentes laborales del pueblo de Matallana, a donde le habían enviado para
montar unas lavadoras de carbón. A su regreso a León, Antonio Mijé le llama la
atención, así como también lo hacen en la Unión de Metalúrgicos. Su mentor
Melchor Martínez, le aconseja emigrar.
Durante la
Huelga de 1917, estaba trabajando en la compañía de Ferrocarriles del Norte,
provocando la destrucción de varias locomotoras. A consecuencia de lo cual fue
expulsado de la UGT, huyendo a Gijón y más tarde a Francia, pues era buscado
por desertor. Años después regresó, realizando diversas acciones, en Asturias y
León, encomendadas por la CNT. Allí fue detenido por la guardia civil
por desertor. Huido del penal, se trasladó, de nuevo, a Francia.
En 1920 regresa
al País Vasco fundando un grupo anarquista denominado Los justicieros,
actuando también en Aragón. Una de las primeras acciones de dicho grupo fue contra
el rey Alfonso XIII, pero denunciados, tuvieron que huir. En marzo de 1921, fue detenido
en Madrid, pero pudo continuar viaje hacia Barcelona bajo una identidad falsa.
A finales de
1922, junto con Juan García Oliver, Ricardo Sanz y Francisco
Ascaso, entre otros, creó el grupo Los Solidarios, encargado de
pelear contra los pistoleros contratados por los empresarios catalanes. Una de
las acciones principales fue el asesinato del arzobispo de Zaragoza Juan
Soldevilla. Meses después atracaron la sucursal del Banco de España en Gijón.
Debido a la continua presión ejercida por la policía, Ascaso y Durruti volvieron a huir a Francia, donde fundaron una editorial para propagar las ideas
anarquistas por el mundo. Después embarcaron hacia Cuba, donde trabajaron en la
recogida de la caña de azúcar. Tras asesinar a un empresario explotador, se
trasladan a México, Perú, Chile y Argentina, donde formaron el grupo Los Errantes.
Acosados por la policía, se trasladan a París.
El 14 de julio
de 1924 el grupo Los Solidarios preparó otro atentado contra el rey Alfonso XIII junto a don Miguel Primo de Rivera, durante su visita a París. Estaba prevista la ejecución
del atentado en la estación anterior a París, pero fueron detenidos por la
policía francesa. Fueron juzgados y tras unos años de prisión salieron
indultados, pero con la prohibición de residir en Francia, por lo que tuvieron
que trasladarse a Bélgica.
El 14 de abril de 1931, se declara la Segunda República Española, y un día después, Durruti ya está en España, donde junto a Ascaso, García Oliver y Federica Montseny, controlaron la FAI, que se había fundado años antes en Valencia. A partir de aquí desarrolla una intensa actividad política y revolucionaria, pues los anarquistas no aceptan la República, ya que entienden que la solución es el comunismo libertario.
En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular ganó las elecciones con el apoyo de los anarquistas que, esta vez, no se abstuvieron. Llegamos a julio de 1936, en Barcelona, donde los anarquistas tienen un papel fundamental en el fracaso de la sublevación. Sofocado el levantamiento en la ciudad, y el general Goded juzgado y fusilado, se crea el Comité Central de Milicias Antifascistas, en el que Durruti representa a la CNT, junto a García Oliver y José Arens. El 24 de julio Durruti forma una columna, acompañado del comandante Pérez Farrás, quién por discrepancias con Durruti, regresa a Barcelona; para dirigirse a Zaragoza y combatir a los sublevados dirigidos por Miguel Cabanellas.
Para Durruti, la guerra y la revolución eran inseparables,
comenzando a funcionar, inmediatamente, las colectividades agrícolas. A las
pocas semanas las fuerzas de Franco se encontraban a las puertas de Madrid. El Gobierno se traslada a Valencia, y
en Madrid se crea la Junta de Defensa. A los
pocos días, el 15 de noviembre de 1936, la Columna Durruti, llega
a Madrid. Instalándose en la Ciudad Universitaria. Los combates allí eran muy
intensos, diezmando sus efectivos a poco menos de la mitad. A consecuencia de
esto, algunos milicianos querían abandonar sus puestos en el Hospital Clínico. Durruti se acerco al frente para convencerles que no lo hicieran. Después de dirigirse
a ellos, cuando se trasladaba a su coche, sonó un disparo y Durruti cayó
al suelo con una herida de bala en el pecho.
Trasladado al Hotel Ritz, donde había una Hospital de Sangre, fallece el
20 de noviembre de 1936. En un principio su muerte se ocultó, pero la noticia
se propagó inmediatamente. Su cuerpo fue trasladado a Barcelona, donde fue enterrado,
acompañado por miles de personas.
A partir de aquí las versiones sobre su muerte se multiplican: La CNT la atribuye a una bala fascistas; los franquistas a los comunistas; estos a los trotskistas; los tradicionalistas a sus propios compañeros, alegando no estar de acuerdo con el reparto del botín obtenido en el saqueo de los palacios de Alba, Medinaceli y Marqués de Urquijo. Otros dicen que fue un disparo de su propia arma. Lo cierto es que es una muerte no aclarada.
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