Navío San Agustín de España
Construido por Francisco Gautier en Guarnizo en 1766, pertenecía a la serie de navíos “construidos a la francesa", siendo buenos navíos. De esta serie, el San Agustín, el San Francisco de Asís y el San Juan Nepomuceno fueron los mejores y más veleros navíos de la flota.
En 1776 sale del Ferrol hacia Cádiz, patrullando alrededor del cabo de San Vicente y proteger la recalada del navío mercante Gallardo, procedente de Lima. Tras encontrarlo lo convoyó a Cádiz. En diciembre parte hacia Montevideo, en división con el navío Serio y la fragata Santa Gertrudis. Zarpó de Montevideo el 26 de marzo de 1777, al mando del capitán Teachain, junto al Serio, dando escolta a siete mercantes que llevaban víveres y otros pertrechos a la isla de Santa Catalina. A causa de un temporal se separa de la formación, encontrándose el 19 de abril con una escuadra portuguesa de nueve naves, al mando del irlandés Robert McDouall, que estaba al servicio de la Corona Portuguesa, patrullando entre el Río de la Plata y la isla de Santa Catalina para cortar los suministros españoles. El navío español es atacado por la fragata Nossa Señora del Pilar de 26 cañones, al mando del inglés Arthur Phillip y el Prazeres, de 70 cañones al mando del capitán José de Mello. Tras una noche de persecución, al amanecer, se encontraba rodeado por todos los buques enemigos, rindiéndose después de una corta lucha. Es llevado a Río de Janeiro e incorporado a la Armada portuguesa como Santo Augustinho, al mando del capitán inglés Phillip. El 1 de octubre de 1777, por el tratado de paz, es devuelto a la Armada Española, saliendo para Cádiz en 1779.
En octubre de 1779, al mando de Doz, y en conserva del San Genaro y dos fragatas, son asignados a las fuerzas navales destinadas a bloquear Gibraltar. Durante el combate del cabo Santa María, se libró de ser capturado, ya que navegaba muy adelantado y pudo entrar en Cádiz sin problemas.
En 1780 estaba en la escuadra de Solano. Participando en la expedición a América y toma de Pensacola. Dos años más tarde, en 1782, mandado por Grandallana, lleva caudales a Santo Domingo y socorre a la escuadra francesa de De Grass.
En 1788 su comandante don Fernando Reinoso propone que las cadenas de hierro de los varones del timón se sustituyeran por otras de bronce, ya que al estar forrado de cobre los bajos producía efectos galvánicos.
En 1791, junto a los paquebotes Preciosa y Soledad, socorrió las plazas de Ceuta y Orán y bloqueó Larache. Cumplido el servicio pasó a la protección de las costas de América realizando cruceros por las Antillas.
En 1793 estaba en la escuadra del Teniente General don Francisco de Borja en la expedición realizada contra Cerdeña, ocupando las islas de San Pedro y San Antíoco. Campaña en que se apresó la fragata Helene y se incendió la Richmond. Un año más tarde, al mando de Juan María de Villavicencio y de la Serna, se halla en la defensa y evacuación de Tolón.
En 1795 como consecuencia de una turbonada queda desarbolado y se ve obligado a entrar a Algeciras para reparaciones. Ese año junto con el Bahama desembarca en Cádiz tropa francesa proveniente de Barcelona. El 26 de junio toma el mando del buque don Francisco Vázquez de Mondragón.
Al amanecer del 13 de febrero de 1797, con espesa niebla, en aguas del cabo de Santa María y mandando por el brigadier don Juan Ruiz de Apocada y Eliza, el San Agustín se encontró rodeado de la escuadra británica de Jervis; cuando escoltaba al bergantín Atocha, que había llevado a un alto dignatario a Safi. A la serenidad de Apodaca se debió el no caer en manos del enemigo. En situación tan crítica burló la caza de cinco buques enemigos, y no pudiendo entrar en Cádiz, alcanzó Vigo, después de burlar los cruceros británicos en las costas de Portugal y de Galicia. Esto demostraba que el San Agustín era un soberbio velero. Estando en aquella ría se presentó una división enemiga mandada por el comodoro Hood, que intimidaron a la rendición, con la amenaza de arrasar la comarca de Tuy. Lejos de amilanarse, Apodaca dejó que el parlamentario inglés observara las defensas que estaba preparando. Los británicos desistieron de sus amenazas y se retiraron. Entonces Apodaca, lejos de conformarse, armó dos embarcaciones de pesca, logrando represar un bergantín español que, cargado de víveres, había caído en poder de los británicos. Armó brulotes y lanchas y estableció vigías y baterías en tierra previniendo un nuevo ataque. Posteriormente, el gobierno mandó al brigadier pasar a El Ferrol. Aunque sabía que el departamento estaba bloqueado por una escuadra inglesa, zarpó de Vigo y burló su vigilancia. Entró en El Ferrol con el San Agustín desarbolado del mastelero de gavia y tuvo que entrar en dique por el mal estado en que se encontraba.
En enero de 1799 el San Agustín se encuentra al mando del capitán de navío Ramón Topete con la división de 4 navíos y 3 fragatas, que a cargo del jefe de escuadra Pedro Ordóñez, se dirige a Santa Cruz de Tenerife para trasladar al regimiento de Vitoria y del Real Cuerpo de Artillería, regresando a Ferrol el 2 de febrero. En abril, bajo el mando de don José Topete, forma parte de la escuadra de Melgarejo que iba a acudir en ayuda de los sublevados de Irlanda junto con una escuadra francesa, que no estaba preparada, por lo cual Melgarejo fue a Brest en busca de la combinada de Bruix y Mazarredo, no pudiendo verificarlo porque la ciudad se hallaba bloqueada por 40 navíos, regresando a Ferrol.
En 1800 se encuentra en el Ferrol cuando se produce el fracasado intento de invasión por parte de los ingleses. El comandante del San Agustín, don José Topete al mando de una pequeña fuerza desembarcada de la escuadra española logra frenar el avance británico hasta la llegada de refuerzos.
En 1801 forma parte de la escuadra de rescate de los navíos franceses que participaron en la batalla de Algeciras.
Durante el combate de Trafalgar estaba dirigido por Felipe Cagigal y fue el primer navío español que disparó contra los ingleses. Se fue a pique tras la batalla después de una valiente actuación.
Medía 198 pies de Burgos de Eslora, 51 de Manga y 25 de Puntal. En el combate de Trafalgar, figura armado con 28 cañones de a 36 libras, 30 de a 18, 6 de a 8, 10 obuses de 30 libras, 6 de a 24 y otros 6 de a 4. Su dotación la componían 730 hombres, de los cuales 246 eran tropas de infantería.
Ramón Martín
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