Ataulfo, rey visigodo desde 410 a 415


Se desconoce la fecha de su nacimiento, aunque es segura su pertenencia a la alta nobleza de los godos tervingios. Al parecer, era pariente de su antecesor Alarico I. El año 408, al frente de un importante número de godos y hunos, se unió a su pariente Alarico, que estaba en territorio italiano. Ataulfo aportó al ejército godo de Alarico los guerreros a caballo, que hasta entonces estaba formado, únicamente, por infantes. Como consecuencia fue nombrado conde de estas formaciones a caballo. Primer paso para que, tras la muerte de Alarico en Cosenza, a finales del 410, fuera nombrado su sucesor.

Su reinado sería una continuación del de Alarico, que no había sido capaz de resolver un importante problema, o la integración en el seno del Imperio o la constitución de un reino godo en su interior. La usurpación de Jovino en las Galias en 411 trajo como consecuencia el ofrecimiento a Honorio de su ejército. Ese mismo año Ataulfo impedía, en las Galias, la unión de las fuerzas de Saro, con las de Jovino, haciéndole prisionero y decapitándole. Unos meses después, en 413, pactaba con Honorio una alianza por la que se comprometía a prestar su servicio militar a cambio de alimentar a quince mil soldados godos.

Pero Ataulfo vio como Constancio, cerraba su promoción en el Imperio. Por ello, como antes hiciera Alarico I, hizo un nuevo esfuerzo de sustituir a Honorio por un emperador que fuera más dócil. En enero del 414, contrajo matrimonio, en Narbona, con la princesa Gala Placidia. Con este matrimonio, Ataulfo, abandonaba la idea de sustituir el Imperio romano por una Gothia, optaba con ese matrimonio, por su integración plena en el Imperio. Sin embargo, este objetivo fracasó por la firme intransigencia de Honorio y del poderoso Constancio que abrigaba la idea de hacer a Placidia su propia esposa.

Perseguido por el ejército de Constancio, que logró apoderarse de todas las reservas de grano en los puertos de la Galia, impidiendo el abastecimiento de los godos, por lo que Ataulfo se vio obligado a abandonar el mediodía galo y penetrar en la Península Ibérica a finales del 414. Unos meses después, era mortalmente herido mientras inspeccionaba sus cuadras por Eberwulfo, que se vengaba así de la muerte de su antiguo patrono, aunque parece ser cierto que, el verdadero motivo de este asesinato fue su sentimiento demasiado filorromano que disgustaba a la alta nobleza visigoda. Le sucedió Sigerico, hermano de Saro, que mató a los hijos de Ataulfo de corta edad tenidos de otras mujeres y humilló a la viuda Gala Placidia.
Ramón Martín

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