La Masonería en España, sus orígenes
Wharton |
El 24
de junio de 1717, un grupo de caballeros ingleses se reunieron en la taberna
The Goose and Gridiron (El ganso y la parrilla) para fundar, formalmente, una peculiar
sociedad: la Gran Logia de Inglaterra. Nacía así la masonería moderna, comenzaba
el recorrido histórico de una de las instituciones más polémicas y controvertidas
de la historia moderna.
Trascurridos
diez años, el 17 de abril de 1728, en la Gran Logia de Inglaterra se recibía
una carta procedente de España. Enviada por un grupo de ciudadanos británicos
afincados, en ella solicitaban la constitución oficial de una logia en Madrid.
En la carta destacaban dos nombres: Charles Labeyle –fundador y primer Gran Maestre
de la logia– y el del Duque de Wharton, polémico personaje, con una vida salpicada
de traiciones políticas y otros escándalos, aunque había sido Gran Maestre de
la Gran Logia de Inglaterra, que moriría poco después en 1731 en el monasterio
del Poblet, donde fue enterrado. Nacía la primera logia que se estableció en
España, el 15 de febrero de 1728, en el Hotel de las Tres Flores de Lys, que se
encontraba en la calle ancha de San Bernardo de Madrid. Recibió el número 50
del registro oficial de Londres.
La
siguiente logia, la número 51, compuesta por ingleses, se erigió, en 1729, en
Gibraltar, el capitán James Comerford fue nombrado Gran Maestre Provincial de
Andalucía. También se constata la presencia en Menorca, a lo largo del siglo
XVIII, la presencia masónica y la formación de siete logias. En el resto de
España, debido a la prohibición de 1738 del Inquisidor General, y el edicto de Fernando VI de 1751, en el que condenaba la masonería, no pudo
desarrollarse. Se ha repetido que Carlos III favoreció a la obra masónica, siempre rodeado de
ministros masones, pero debemos recordar que fue, Carlos III, el monarca europeo que más se distinguió por su
persecución contra la masonería.
Son las
fuerzas napoleónicas, las que introducen la masonería en España, entre 1809 y
1813 se establece una doble masonería bonapartista al servicio del emperador y
de su hermano José, el primer Gran Maestre de la masonería española. Por
una parte, en San Sebastián, Vitoria, Figueras, Gerona, Barcelona, Zaragoza,
Talavera, Santoña, etc., se van creando logias militares, integradas por
franceses del ejército de ocupación, que dependían del Gran Oriente de Francia.
En Madrid, se funda otra masonería también bonapartista, compuesta por españoles,
al servicio del rey José integrada por las logias de afrancesados, que
constituyeron su propia Gran Logia Nacional de España.
El
Consejo de Regencia de las Cortes de Cádiz, en ausencia y cautividad del rey Fernando VII, prohibía la masonería en España y territorios de
ultramar el año 1812. Al regresar Fernando VII y la reimplantación de la Inquisición, los masones
son de nuevo perseguidos. En adelante a todos los graduados de las
Universidades, y a quienes ejerciesen empleo, profesión u oficio público:
eclesiástico, militar, civil o político, antes de tomar posesión, se les obligó
a firmar una declaración jurada de no pertenecer ni haber pertenecido a ninguna
logia, ni asociación secreta de cualquier denominación que fuera. En una Real
Cédula se declaró que, los masones, comuneros y otros sectarios, deberían ser
considerados como enemigos del altar y el trono, quedando sujetos a la pena de
muerte y confiscación de bienes.
Las
redes masónicas se ramificaron rápidamente en Norteamérica, Oriente y
Latinoamérica. La Revolución francesa, las Guerras napoleónicas, las Independencias
americanas y las Revoluciones industriales precipitaron al "Antiguo" y al "Nuevo"
mundo a un mismo proceso de cambio social y cultural. Este proceso resultó de
la expansión de las potencias atlánticas (militar, económica y político), como
de las sociedades atlánticas ya que, durante el siglo XIX, el desarrollo del
exilio y de las migraciones, fue un poderoso factor de integración occidental.
Tanto las potencias como las sociedades, difundieron la ideología del Progreso.
Generación tras generación, exiliados y emigrantes, transfirieron prácticas
sociales y culturas políticas. De este crisol emergieron nuevas formaciones
socioculturales, intuiciones y grupos sociales constitutivos de una "opinión pública internacional".
¿Fueron
las redes masónicas uno de estos dispositivos? Fueron el prototipo de la
opinión pública internacional, un crisol de ciudadanos del mundo, que reunían a
un público de nacionalidades, condiciones y opiniones diversas. En su seno,
este publico diverso comulgaba en esta "Fe
en un Progreso continuo e irresistible", típica del siglo XIX.
Las
redes masónicas se multiplicaron a partir de 1830 - 1880. Se convirtieron en
minorías dirigentes, impulsando la modernización de sus jóvenes Repúblicas.
Tenían como modelos a la Francia republicana y centralista, los Estados Unidos
republicanos y federalistas y la Inglaterra monárquica y liberal; y desplazaron
al criollismo, heredero material y cultural del Antiguo Régimen.
A
partir de los años 1870 - 1880, el cambio social tomó un derrotero imprevisto:
la apertura indiscriminada a los mercados provocó especulación, inflación y
crisis financieras. El fracaso de la reforma agraria, alimentó la urbanización incontrolada y el
crecimiento de un proletariado, en el que la delincuencia, el anarquismo y el
socialismo se arraigaron.
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