Castillo de Loarre



    Situado en la población oscense del mismo nombre, es una edificación románica construida en el siglo XI y considerada como uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil de la época. Desde el se controla una gran parte de la Hoya de Huesca y en especial sobre la población de Bolea, que era considerada la principal plaza musulmana de la zona, desde la cual se controlaban las tierras de dicha llanura. Al norte del castillo, los Pirineos y Jaca. 

    Fue levantado en un espolón rocoso situado a 1071 metros de altitud, desde donde se defendía la línea fronteriza del Reino de Aragón, siendo clave para Sancho III el Mayor, en la reconquista cristiana de esta tierra a los musulmanes. Era necesaria la construcción de una fortaleza que le permitiera advertir la llegada del enemigo. La fortaleza, tal y como la podemos ver en la actualidad, es producto de la ampliación que hizo el rey de Aragón y Navarra Sancho Ramírez. Todo el conjunto está rodeado de una gran muralla construida en 1287. 

    El castillo, que se encuentra en la actualidad, en un excelente estado de conservación, representa el principio del románico europeo introducido en Aragón gracias a la política de acercamiento del rey Sancho Ramírez a la Santa Sede y a los movimientos reformistas de la cristiandad occidental. El conjunto responde a dos finalidades, por un lado, como fortaleza avanzada del Aragón cristiano, y, por otro, como abadía de canónigos de San Agustín. En consecuencia, en este artículo, hablaremos del Loarre castillo y del Loarre monasterio, con dos arquitecturas diferenciadas. 

    El castillo era tenencia o señorío en 1035, según un documento original que se conserva del rey Sancho III el Mayor. Por lo que es presumible que su construcción se iniciaría a raíz de la reconquista de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza entre 1016 y 1020 por el rey navarro. Se trata de un recinto amurallado, con dos torres, llamadas del Homenaje y de la Reina, y la iglesia de Santa María, conocida como oratorio de la reina. La puerta de acceso al castillo está situada entre la Torre de la Reina y el lienzo de la muralla, en su parte oriental. Es una construcción con influencias mozárabes, como puede apreciarse en los ventanales de dicha torre, en la pequeña iglesia y en una ventana ajimezada de arco de herradura, encontrada en el curso de la primera restauración. De concepción sobria, de aparejo pequeño, solo alegran los volúmenes los arcos de medio punto de puertas y ventanas. 



    Tras traspasar la puerta de acceso, de estilo románico con tres arcos de medio punto superpuestos, y cuyo arco central descansa sobre dos columnas que presentan dos capiteles de decoración vegetal, mientras que el exterior presenta decoración de ajedrezado jaqués con los restos de un Pantocrátor como decoración en el tímpano, habiéndose perdido gran parte del mismo debido a una restauración de los años 40. nos encontramos con una imponente escalera cubierta por una bóveda de cañón y adornada con una cenefa de taqueado jaqués. En esta escalera, encontraremos dos estancias, el Cuerpo de Guardia y la Cripta de santa Quintería. Sobre la cripta se ubica la iglesia de San Pedro, construcción románica de una nave única y ábside semicircular entre los que se abre una cúpula de 26 metros de altura. Junto a la iglesia, las dependencias de los canónicos y de los nobles. Al sur, en lo que fue la parte del castillo original, está el Patio de Armas y junto a él la Iglesia de Santa María, anterior a la fundación del monasterio. 

    La Torre del Homenaje es de planta rectangular, con 22 metros de altura, y está rematada por almenas. Situada fuera del recinto, pudo estar comunicada con la Torre de la Reina por medio de un puente, que originalmente, sería de madera. Tiene ventanas de arco de medio punto junto a las almenas y en el último piso. Estrechas aspilleras en el antepenúltimo. La torre da entrada a la parte militar.

    La Iglesia de Santa María está formada por una nave rectangular con bóveda de cañón, ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera y puerta de la misma factura que la de la entrada al recinto. 

    Cuentan que entre los muros del castillo, falleció el conde don Julián, considerado el mayor traidor de la historia de España, fue enterrado a la entrada de la iglesia, para que todos pisotearan sus restos por haber abierto las puertas de la Península a los musulmanes. Hay quien asegura haber visto a su fantasma o al de la abadesa doña Violante, sobrina del Papa Luna. Son algunas de las leyendas que circulan en torno al castillo de Loarre, pero esta colosal fortaleza encierra otros misterios, más reales, algunos a la vista de todos y aun sin respuesta. 



    Loarre es un castillo militar, ya que cumple con todos los requisitos. En primer lugar, su ubicación, a 1.000 metros, es un nido de águilas, lo que facilita su defensa. Sancho III el Mayor mandó construir este castillo como parte de la línea defensiva que protegía los dominios del reino de Pamplona, en tiempos de su máximo esplendor, en los inicios del siglo XI. La primera construcción fue realizada por maestros lombardos, con sillarejo, utilizando la piedra a modo de ladrillo, como puede verse en la parte más alta del mismo. Posteriormente, los trabajadores locales, que habían aprendido de los lombardos, quedaron al frente de la obra, manteniendo lo construido. Fue con el segundo rey de Aragón, Sancho Ramírez, cuando Loarre experimentará su impulso definitivo como fortaleza, al tiempo que irá adquiriendo gran importancia religiosa. En aquella época, el reino de Aragón, era vasallo del reino de Pamplona, pero Sancho Ramírez va a Roma y convierte el reino en vasallo de Roma. A cambio, Aragón adoptó el rito romano, que Roma había intentado, sin éxito, introducir en reinos y condados peninsulares, ya que el clero seguía fiel al rito mozárabe. 

    Todo el conjunto está rodeado por una magnífica muralla, construida en 1287. Dicha muralla abarca unos 10.000 m², y consta de diez lienzos de muros con 1,30 metros de espesor y un perímetro de 172 metros. Tiene torreones semicirculares de dos o tres plantas provistas de saeteras sin ningún tipo de simetría y cuyo diámetro se encuentra entre 3,20 y 4,50 metros, y entre 10 y 30 metros de distancia entre ellos. La única excepción a la forma, la constituye el torreón cuadrangular de tres plantas con un arco de medio punto bajo el cual se encuentra la entrada conocida como Puerta de los Reyes, que está situada en el lado occidental, mientras que, la puerta principal se encuentra en el lado oriental, y es de medio punto, flanqueada por dos torreones semicirculares.

    Entre la muralla y el castillo, encontramos una torre albarrana, que recibe el nombre de Torre del Vigía. Es una torre cuadrangular de tres pisos, sus muros son lisos, excepto en el tercer piso, en donde hay tres ventanas, las de los muros este y oeste son ajimezadas y la ventana sur es de arco de medio punto. La torre está rematada por una bóveda semiesférica sobre cuatro trompas. Actualmente, se echa de menos los accesos externos de madera y el posible puente que la habría unido a la rampa de acceso del castillo

    A su regreso de Roma, Sancho Ramírez ordenó construir en Loarre una gran iglesia. Por la escasez de espacio, hubo que ganar terreno a la montaña, se hizo un falso crucero, y se habilitó el acceso al castillo por debajo de la nave de la iglesia. El rey aragonés llevó a Loarre a una congregación de monjes agustinos con los que llegó el arte románico. Se trajeron escultores de Toulouse para realizar los 82 capiteles con que cuenta la iglesia. 

    Otro de los misterios de Loarre reside en la bóveda de la iglesia. Es el círculo que simboliza a Dios y cuando el rey se colocaba debajo quedaba simbólicamente legitimado por Él. No hay otra igual, con esas dimensiones y dentro del Románico, es la más antigua. Aunque en Loarre se vivía una dualidad religioso-militar, los soldados y los religiosos no se cruzaban, ya que sus dependencias estaban separadas, con accesos diferentes para unos y otros. Sancho Ramírez también encargó la construcción de una cripta para albergar las reliquias de San Demetrio, que según la tradición llegaron milagrosamente hasta Loarre. 

    Se cree que la desaparecida portada de entrada al castillo, se reutilizó boca abajo en el suelo de esta cripta. La frontera avanzó y el castillo quedó solo como monasterio, pero no llegó a tener gran magnitud y acabó por ser abandonado hacia los siglos XV y XVI.
Ramón Martín


Fuentes: WikipediA, Red Aragón, Descubre Huesca. Imágenes Pinterest.

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