Luis Veldrof de Vicente López Portaña


Realizado hacia 1823, es un óleo sobre lienzo de 100 x 80 cm. 

    Retratado de más de medio cuerpo, luce el vistoso uniforme de gala de su cargo palatino, compuesto de casaca azul marino con bocamangas encarnadas, igual que el chaleco, ambos ricamente bordados en oro, corbata de chorreras, sable y bicornio, que sostiene en el brazo izquierdo, mostrando en la mano derecha la llave en actitud de abrir, como atributo de su alta función en Palacio. En el ojal de la casaca ostenta la cruz de una junta provincial de la Guerra de la Independencia. Luis Veldrof nació en 1758 y entró desde muy joven al servicio de la Real Casa. Así, en 1783 ya era ayuda del Portamuebles de la Real Guardarropía de los Infantes. Por Real Decreto de 1789 fue nombrado mozo de oficio de la Guardarropía del Príncipe de Asturias, entrando entonces en contacto con Fernando VII, a quien acompañaría en su viaje de exilio a Bayona. Tras el regreso a España del monarca, fue nombrado el 23 de octubre de 1815 conserje del Real Palacio, concediéndosele el uniforme de este empleo el 9 de marzo del año siguiente. El 21 de septiembre de 1816 obtuvo el puesto de aposentador del Real Palacio, con cuyo uniforme y llave distintiva lo representó López en este retrato. Jefe de Tapicería, Guardamuebles y Alumbrado, a los sesenta años casó en segundas nupcias con María Ana Bertomeu y Buenrostro. Por Real Orden de 14 de agosto de 1820 se le concedieron los honores de intendente del Ejército, y por otra Real Orden de 9 de noviembre de 1834 fue jubilado, falleciendo el 22 de enero de 1840. La figura del aposentador Luis Veldrof tiene una significación muy especial para el Museo del Prado, ya que era el funcionario que firmaba las órdenes de salida de los cuadros elegidos por el propio Vicente López de entre las Colecciones Reales distribuidas por los distintos palacios de la Corona para pasar a formar parte de los fondos del Real Museo de Pinturas. Por otra parte, el presente retrato es una de las más impactantes efigies de funcionarios palatinos pintados por Vicente López en esos años, de extraordinario virtuosismo y refinamiento técnico en la descripción minuciosa de los adornos del uniforme. La fidelidad realista casi obsesiva que López demuestra en todos sus retratos queda aquí especialmente de manifiesto en la diferente tonalidad de la piel del rostro de Veldrof, de tez más blanca en la parte superior de la frente, por ir habitualmente protegido del sol con el bicornio 


Fuente: Museo del Prado 
Imagen: Pinterest 

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