María de Chipre, esposa de Jaime II
Escudo de Armas de María de Chipre |
Nacida en 1279,
era hija de Hugo III, con quien Jaime
II, rey de Aragón, contrajo terceras nupcias, tras la muerte de la
reina Blanca
de Anjou en 1310. Esta unión formaba parte del proyecto que, Jaime II tenía de reconquistar Palestina, a la vez que afirmaba la influencia de la
Corona de Aragón por todo el Mediterráneo. Aunque todo esto fue puesto en duda
ya que la iniciativa de casar a Jaime II con una de las hermanas de Enrique II
partió de la Corte chipriota. Iniciativa que avanzó, en febrero de 1311 cuando Vidal de Vilanova, tomó contacto en
Aviñón, ante la Corte papal.
Lo que si buscaba
Enrique era fortalecer la posición de la isla ante el peligro turco, para ello
era necesario emparentar con el rey de Francia o el de Aragón. Al carecer
Enrique II de hijos, el panorama favorecía a Jaime II, al ser los reyes de
Chipre, titulares de Jerusalén. El título era honorífico —lo sigue llevando el
actual rey de España—, pero dejaba abierta la posibilidad de recuperar los
territorios que habían formado parte de este reino, siendo la persona más adecuada
el rey de Aragón, defensor de la Iglesia, y su almirante y capitán general.
En 1312 Jaime II envió a Chipre a Mateo de
Laodicea, con la misión de averiguar las posibilidades de sucesión, y al
tiempo traspasar los derechos a la hermana menor, Eloísa, exploratoria,
encomendada a Mateo de Laodicea, caballero hospitalario, para averiguar a la
que el rey prefería como mujer. Pero Jaime tuvo que conformarse con la hermana
mayor, que por su avanzada edad, mermaba la posibilidad de darle hijos, lo que
resultaba extremadamente grave, ya que sin ellos no era posible la sucesión al
trono de Chipre. Las negociaciones se llevaron a cabo entre 1311 y 1314, firmándose
este último año, las capitulaciones en Valencia. El 15 de junio de 1315, se
celebró la boda por poderes en Nicosia.
El nuevo
matrimonio de Jaime II, basado en política, se planteaba lleno de sombras e incertidumbres.
María llegó al Ampurdán el 22 de noviembre de 1315, mientras que el Rey la
esperaba en Gerona, celebrándose la boda a mediados de diciembre. Los problemas
empezaron pronto, ya que Jaime II se encontró con una princesa ya mayor, y, lo
peor, con la dote bastante mermada. Como consecuencia, entre 1315 y 1318, las
relaciones entre Aragón y Chipre fueron un tira y afloja en torno al pago de la
dote. Enrique II de Lusignan era un rey pobre y endeudado, que fue dilatando hasta
1318, el pago del resto de la dote, lo que generó tensiones.
Las
relaciones entre Jaime y María fueron correctas, aunque frías, y pronto
degeneraron en violencia doméstica por parte del rey, que tenía ante sí una
mujer madura, poco atractiva, de carácter pasivo, que además, no se adaptó al
ambiente de la Corte aragonesa. María vivió en el castillo de Tortosa o el
Palacio Real de Barcelona, extrañando a sus gentes, y donde la monotonía era
alterada en contadas ocasiones, como el viaje que hizo en agosto de 1317 al
santuario de Montserrat.
Estando Jaime en Perpiñán, recibió la noticia de que su esposa estaba gravemente
enferma, la escribió una carta consolándola, correcta aunque fría, y ni por un
momento hizo intención para ir a visitarla, a pesar de que a mediados de
febrero de 1319, María, estaba en plena convalecencia. El distanciamiento entre
ellos, y la soledad y abandono de la reina fueron manifiestos. María nunca
llegó a curarse del todo y su salud era cada vez más delicada, hasta que
falleció el 10 de septiembre de 1322 en el Palacio Real de Barcelona.
De esta
manera quedaban truncadas las expectativas de Jaime II sobre la isla de Chipre,
aunque Enrique II de Lusignan hacía tiempo que había prometido el reino a uno
de sus sobrinos, despreciando los derechos de su hermana.
Fuente Real
Academia de la Historia
Imagen de
WikipediA
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