Enrique Simonet Lombardo


Nacido en Valencia, el 2 de febrero de 1866 y fallecido en Madrid, el 20 de abril de 1927. Fue un pintor e ilustrador, formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y en el taller de Bernardo Ferrándiz en Málaga.

A partir de 1887 efectuó diversos viajes por Italia, Francia y el Mediterráneo. El Museo del Prado conserva sus dos obras más famosas, "Una autopsia" (''Y tenía corazón"), depositada en el Museo de Málaga junto a otras obras del autor, y "Flevit super illam", pintadas en Roma y que alcanzaron gran éxito en distintas exposiciones internacionales.

En 1893 y 1894 viajó a Marruecos como corresponsal de guerra de La Ilustración Española y Americana y en 1901 obtuvo la cátedra de Estudios de Formas de la Naturaleza y el Arte de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde residió a partir de entonces.

En 1911 pasó a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y entre 1921 y 1922 fue director de la Residencia de El Paular para paisajistas. También se dedicó a la pintura decorativa, entre la que destacan los cuatro grandes lienzos sobre las "Alegorías del Derecho", en el palacio de Justicia de Barcelona y las ocho "Alegorías de las Provincias" en el palacio de Justicia de Madrid.


Autorretrato

Realizado en 1910. Óleo sobre lienzo, de 97,5 X 66,5 cm.

El pintor realizó esta obra hacia finales de 1910, durante su estancia en Málaga, antes de incorporarse a su nueva Cátedra de Arte Decorativo en Madrid. El artista había abordado ya el género en su juventud. El primer autorretrato al óleo que se conoce lo pintó en 1885 en Madrid (Colección Jorge Simonet Gómez). Este, un cuarto de siglo después, atestigua la evolución de Simonet hacia una ejecución mucho más disuelta y hacia un cromatismo más claro, patente sobre todo en los fondos. Ambos aspectos son propios de la última etapa de su trayectoria.

El pintor, de tres cuartos, mira al espejo situado frente a él, en el lugar del espectador, de modo que la imagen aparece invertida. De este modo, es la mano izquierda la que sostiene el pincel, en tanto que el retrato del fondo, el de su padre Enrique Simonet Baca se presenta igualmente invertido. Esta inversión hace que las dos cabezas se dirijan hacia el centro del cuadro de manera que esta convergencia sugiere una armónica concordancia entre ambos. La presencia tutelar de aquella efigie queda resaltada por el color dorado de la moldura sobre el que la luz incide lateralmente, haciéndola destacar del fondo. La inclusión del padre del artista en el Autorretrato es poco frecuente en la tradición española. Por ello el cuadro pone de manifiesto la excepcionalidad del interés de Simonet en el homenaje a su progenitor, fallecido once años antes y unido de modo explícito al artista a través del retrato pintado por él mismo. En este, a pesar de la síntesis con que se muestra, aparecen detalles característicos, como el párpado derecho caído, que pueden observarse en el retrato que pintó en 1893.

La imagen del artista, vestido con traje oscuro, corbata grana y gemelos de oro, indica la seriedad profesional con que el pintor encaraba su práctica, en un periodo en el que había obtenido, además de la Cátedra de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, importantes encargos de pintura decorativa. Así, aparece sosteniendo su paleta de grandes dimensiones, sobre cuyo borde aparecen visibles los colores verde, azul, rojo y blanco a través de pinceladas alargadas. La observación de la luz es muy precisa en el brillo de estos tonos, la sombra rojiza de la corbata sobre la camisa, la franja anaranjada del pulgar, visible en la abertura de la paleta, y las pinceladas curvas que indican la caída del pañuelo. El rostro aparece animado por el brillo dorado de la montura de los anteojos, cuyos cristales aparecen sugeridos con pinceladas grises azuladas claras.

El fondo aparece tratado de un modo inacabado, sin recubrir la superficie. A través de pinceladas casi verticales, amplias y rápidas, el artista muestra el procedimiento con el que trabajaba en las primeras capas del lienzo, lo que da un interés especial a la pintura, que el artista enmarcó en una moldura negra rizada, al estilo holandés, y conservó en su estudio de la calle Salustiano Olózaga de Madrid colgado en lugar preferente junto a su gran cuadro El Juicio de Paris (Málaga, Museo de Bellas Artes).



Biografía y descripción del Autorretrato, editados en la web del Museo del Prado, Madrid

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