Palacio Real de Pedralbes en Barcelona


Los mejores arquitectos, escultores y paisajistas de la época transformaron una masía y su huerto en un majestuoso palacio real rodeado de jardines. Este palacio tiene su origen la masía llamada Can Custó o Mas Monterols, la cual había sido adquirida en 1859 por Joan Güell y Ferrer, y que estaba en el municipio de Les Corts. En 1872, Eusebi Güell, que sería el primer conde de Güell, heredó la propiedad, empezando años después un ambicioso proyecto de adquisición de propiedades alrededor la finca original, en 1882 compró Can Feliu y Can Baldiró, seguidas de Can Berra (o Can Cuyás de la Riera). 

El arquitecto Joan Martorell se encargó se la reconstrucción de Can Feliu, más tarde, entre 1884 y 1887, Antoni Gaudí se encargó de reformar la Torre Güell, construyendo también el muro de cerca y los pabellones de portería, al tiempo que se encargaba de parte del diseño de los jardines, construyendo dos fuentes y una pérgola, y plantando diversos tipos de plantas. Todavía subsiste la Fuente de Hércules, restaurada en 1983, que contiene un busto del héroe mitológico griego sobre una pila con el escudo de Cataluña y un caño con forma de dragón chino. 

Tras el incendio del Palacio Real en 1875, la Familia Real no tenía una residencia oficial en la Barcelona y tuvo que alojarse en distintos edificios oficiales. Alfonso XIII lo hizo en el Palacio Moja y durante la Exposición Universal de 1888 se usó el ayuntamiento, con las estancias reales situadas en la plaza de Sant Miquel. A continuación se empezó a acondicionar el arsenal de la Ciutadella, que jamás se llegó a usar como palacio real. En sucesivas visitas a la ciudad, Alfonso XIII se alojó en la Capitanía General o en el Hotel Ritz. 

El conde Juan Antonio Güell sería el responsable de impulsar el proyecto de un nuevo palacio real en Barcelona. Siguiendo el modelo del Palacio de Miramar en San Sebastián y del Palacio de La Magdalena en Santander, el palacio sería sufragado a través de la iniciativa privada que luego cedería a la Corona, aunque el proyecto de ley para conseguir las subvenciones, no prosperó en el Congreso. Así las cosas, Güell decidió ceder su finca de la Diagonal, para transformarla en palacio real gracias a una suscripción popular. El arquitecto Eusebi Bona fue el encargado de edificar el palacio, iniciado en 1920, partiendo de la vieja casa de los Güell más dos alas añadidas a cada lado. La crisis social y económica que vivía Barcelona trajo consigo el decaimiento de la iniciativa, aun así, el soberano visitó el futuro palacio por primera vez a inicios de 1922. Ese mismo año, la baronesa de Maldá inició una suscripción entre las mujeres catalanas para amueblar los aposentos reales. A mediados de 1922, Eusebi Bona presentó su dimisión. 

Tras el golpe de estado de Primo de Rivera, el consistorio barcelonés del barón de Viver decidió relanzar las obras. El arquitecto Francesc Nebot, a quien el general Milans del Bosch había nombrado teniente de Alcalde con vistas a la exposición de 1929, fue llamado a finalizar el proyecto. Carles Buïgas realizó tres fuentes luminosas en los jardines y fue comprado mobiliario a toda prisa en París. El 26 de mayo de 1924, los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia inauguraron su nueva residencia barcelonesa. El 8 de junio de 1926, el barón de Viver, alcalde de Barcelona, cedió el palacio de Pedralbes y sus terrenos a la Real Casa y Patrimonio de la Corona, con el fin que de él hiciera uso el rey de España y su familia. El Palacio Real de Pedralbes vivió su cenit en 1929, cuando alojó a la Familia Real con motivo de la exposición universal. El soberano haría uso de él por última vez en enero y mayo de 1930, durante sus últimas visitas a la ciudad. 


En 1931, con la proclamación de la República, el palacio pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, que lo convirtió en sede del Museo de las Artes Decorativas. En el verano de 1931, se la transformaron los aposentos de la reina María Cristina en salas de exposición y la capilla real en sala de actos. En la segunda planta del edificio, en lo que fueron los aposentos del séquito y del servicio, se instaló la Residencia Internacional de Señoritas Estudiantes, donde residió la poetisa chilena Gabriela Mistral. Tras el estallido de la Guerra Civil Española, al evacuarse el gobierno de Madrid, el presidente de la República, Manuel Azaña, fijó su residencia oficial en Pedralbes, el ex-palacio real se convirtió en Palacio Presidencial, aunque su auténtica residencia se encontraba en la villa La Barata o Casa Salvans en Tarrasa. En esa época, Pedralbes también fue la residencia del presidente del Consejo de ministros, Juan Negrin. El último acto celebrado en el palacio durante la República fue la despedida de las Brigadas Internacionales el 15 de noviembre de 1938. En enero de 1939, el gobierno republicano partió hacia Figueres. 

Durante la dictadura franquista, el palacio sirvió a Francisco Franco como su residencia oficial en sus visitas a la capital catalana. La primera visita tuvo lugar el 21 de febrero de 1939, pocas semanas después de la toma de la ciudad. El dictador solía agasajar a visitantes ilustres, como Eva Perón en 1947 o Richard Nixon en 1963. En 1960, el ayuntamiento de Barcelona llegó a un acuerdo con Patrimonio Nacional para que Pedralbes se abriera al público de forma permanente. Desde entonces, el palacio tuvo una doble función residencial y museística. Diversas exposiciones tuvieron lugar a partir de esa fecha. 

Entre 1964 a 1966, el ayuntamiento realizó varias obras en el interior del palacio, que incluyeron la creación de nuevas estancias y, sobre todo, la sustitución del yeso pintado por el mármol en varios lugares. En 1970, se abrió el Museo de Carruajes situado en las antiguas caballerizas, con diversas piezas provenientes del Museo de Carruajes Reales. 


El rey Juan Carlos I prefirió el Palacete Albéniz como residencia oficial en la ciudad, uso perpetuado por su hijo Felipe VI. Tras dejar de ser residencia oficial, el palacio de Pedralbes fue progresivamente desamueblado por Patrimonio Nacional, las estancias de la planta baja permanecieron cerradas al público y en primer piso se abrió en 1990 el Museo de Cerámica, seguido por el Museo de las Artes Decorativas en 1995. El Museo Textil y de la Indumentaria y el Gabinete de las Artes Gráficas fueron abiertos en la segunda planta en 2004. Ese mismo año, el ayuntamiento de Barcelona cedió el palacio de Pedralbes a la Generalidad de Cataluña, que eventualmente lo usa para actos institucionales. Ésta, a su vez, cedió parte de los espacios al secretariado de la Unión por el Mediterráneo en 2010. Desde el traslado de todos los museos al nuevo Museo del Diseño en 2014, el palacio permanece cerrado al público. 

El palacio está formado por un cuerpo central de cuatro plantas, con una capilla en la parte posterior, y dos alas laterales de tres plantas que se abren en curva a la fachada principal. La fachada exterior es de estilo novecentista con porches de columnas toscanas, aberturas de arco de medio punto con medallones intercalados y jarrones coronando la construcción. Asimismo, el cuerpo central y los áticos de las alas laterales están decorados con esgrafiados. En la cornisa superior central se sitúa el escudo real flanqueado por dos mástiles. Los extremos de la alas laterales se encuentran rematados por dos exedras, de las cuales, la del ala sur esta rodeada por columnas toscanas a modo de tholos. El palacio posee tres entradas, la central, reservada al soberano; la izquierda, de uso cotidiano, y la de la derecha, usada principalmente los días en que había audiencias. 

El interior, tanto en decoración como en mobiliario, contenía una mezcla de estilos academicistas que iban desde el neobarroco hasta el neoclasicismo o el isabelino. Los aposentos interiores se dividían entre los de la planta baja, usados para recepciones y audiencias, y los del primer piso, de carácter privado. 

La parte central del palacio ocupaba el espacio de la antigua torre de los Güell. En su planta baja, encontramos el Vestíbulo, que conducía directamente a la escalera; las Salas de espera, en una hornacina de la pared, se exhibía un desnudo femenino de Eulalia Fábregas de Sentmenat; la Galería inferior o de tapices, que permitía acceder a la capilla situada en la parte posterior de palacio; la Capilla Real, con forma de cruz griega, en su interior se exhibían cuadros de Pantoja de la Cruz y Luca Giordano, el altar mayor estaba decorado con la Lamentación sobre Cristo muerto y El Padre Eterno, obra de Anton Raphael Mengs, procedente del dormitorio de Carlos III en el Palacio Real de Madrid, en el primer piso de la capilla había un palco de caoba que comunicaba directamente con lo aposentos privados de los reyes. 

En el ala izquierda encontramos la Rotonda pequeña, recubierta de mármoles italianos y su techo decorado con pinturas florales. Sus cuatro hornacinas contenían grandes jarrones japoneses; la Rotonda grande, una gran rotonda de dos plantas, en el primer piso una especie de balcones/tribunas con celosías que contenían las armas de la Casa de Borbón; pasamos al Comedor de gala, situado a continuación de la Rotonda, en el destacaban dos grandes torchères de Baccarat regalo del conde Güell al rey Alfonso XIII; la Biblioteca, donde destacaba una chimenea gótica del siglo XV proveniente del castillo de Jaca; el Comedor de diario, anterior "Salón de Señoras", en oposición al carácter eminentemente masculino de la Biblioteca. 

El ala derecha contenía: el Salón de Trono, una gran estancia de dos alturas, destacaba el techo al fresco, inspirado en los diseños de Agostino Mitelli y Ángelo Michele Colonna o en las bóvedas del Palacio de la Granja, con una inscripción "Pau, pau i sempre pau", el otro elemento a destacar era el inmenso dosel del trono, con los anagramas del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, todo coronado por el escudo de España; el Salón de baile, destacaba el elaborado parqué de la sala, con una cenefa en todo su perímetro y el monograma de Alfonso XIII dentro de un rombo en la parte central; Salón del Consejo de ministros: anteriormente llamado "Sala de Armas" o "Antecámara del Trono", en la sala un gran retrato de la emperatriz Eugenia, copia del realizado por Franz Xaver Winterhalter; la Galería de estatuas o Antesala, anteriormente conocida como "Cámara Real", una larga galería dispuesta transversalmente, la estancia servía como antecámara antes de ser admitido a las audiencias reales; el Gabinete del Rey, conservaba toda la decoración y el mobiliario de época de Alfonso XIII, con dos cuadros de Luca Giordano La Presentación de la Cruz y La lucha de Jacob y el Ángel; el Gabinete de la Reina, destacaba un fresco de La Aurora y un retrato de la infanta María Cristina obra de Manuel Benedito; la Escalera privada: de estilo inglés comunicaba los gabinetes oficiales de la planta baja con los aposentos privados de la primera. 

El primer piso, en su parte central, antigua Torre Güell, contenía: la Escalera principal, encajada entre las paredes maestras de la vieja masía; la Galería superior, que discurría alrededor de toda la escalera y permitía acceder al palco de la Capilla Real; la Antecámara Real, era la pieza central de los Dormitorios Reales, decorada con pinturas de la Vida de Tobias de Francesc Pla, "el Vigatà" cedidas por el marqués de Monsolís. El techo, también de "el Vigatà", contenía una representación de la diosa Diana; el Dormitorio de la Reina, el elemento principal era una cama de factura catalana estilo Luis XVI, donación del marqués de Caldes de Montbuy, el techo decorado con una representación de la diosa Victoria (en honor a la reina) de inicios del siglo XIX; el Boudoir de la Reina, este pequeño tocador, al lado del baño de la soberana, fue decorado con un modernísimo conjunto Art Déco obra de Santiago Marco, el lacador Lluís Bracons y el tapicero Tomás Aymat, en 1926 la reina Victoria Eugenia, pidió que el conjunto fuera desmontado y redecorado; el Dormitorio del Rey, decorado en estilo Imperio. 

En el ala derecha, alrededor del Salón del Trono de doble altura, se situaban: la Galería del Trono, con arcadas que circundaba la parte alta del Salón del Trono, a su derecha varias habitaciones, con decoraciones que evocaban el arte catalán de los siglos XVIII y XIX; la Sala Rigalt anteriormente "Vestidor del Rey", decorada en 1933, con unos murales de Pau Rigalt; Sala Flaugier, antiguo "Despacho particular del Rey"; la Sala "el Vigatà", anterior "dormitorio del “príncipe de Asturias"; la Sala Romántica, recibió en 1933 la decoración proveniente de una casa demolida en la Vía Layetana; las Salas de María Cristina e Isabel II, las dos estancias sirvieron de aposentos de la reina madre María Cristina de Habsburgo, que solo los usó una vez, más tarde se convirtieron en estancias conmemorativas de otras dos reinas; el Vestíbulo superior de la Escalera Privada, presentaba unas luminosas pinturas neo-pompeyanas; la Salas de los Infantes, sirvieron como "Dormitorio de los Infantes", más tarde se usaron como lugar de exposición de muebles orientales. 


Museo de Carruajes, de 1970 a 1985, estuvo abierto en las antiguas caballerizas del palacio, y reunía varias piezas provenientes de las Colecciones Reales y del Ayuntamiento de Barcelona. Las colecciones incluían distintos tipos de arneses de gala, equipos de montar regalo de Hasán I de Marruecos a Alfonso XII, uniformes de los caballerizos, cocheros y lacayos de la corte, sillas de montar pertenecientes a las reinas María Cristina de Borbón e Isabel II y a los reyes Francisco de Asis y Alfonso XII y monturas tejidas con hilo de oro y plata regalo de Abd-el-Krim a Alfonso XIII. 

Entre los carruajes reales destacaban: un victoria-gran duque y una carretela à la Daumont obra del célebre carrocero Ehrler; dos berlinas "de media gala" construidas por el también emblemático carrocero Binder, y finalmente el faetón, hecho por Ehrler en 1875, en el que Alfonso XII sufrió el atentado de 1879 cuando volvía al Palacio Real después de pasear por el Retiro. 

Por otro lado, las colecciones del Ayuntamiento de Barcelona comprendían esencialmente carrozas, berlinas y cupés cedidas por aristócratas catalanes a inicios de siglo XX. La mayoría de ellas eran del siglo XVIII. Las piezas más destacables eran una gran berlina de mediados del siglo XVIII propiedad del marqués de la Torre y un cupé del marqués de Castellbell de finales del mismo siglo decorado con pinturas mitológicas. 

Toda la parte superior de la sala principal estaba decorada, a modo de friso, con una representación del cortejo que participó en la boda de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo el 29 de noviembre de 1879. 


El recinto del Palau Reial de Pedralbes combina las tradiciones paisajísticas francesa e inglesa en un espacio de impresionantes jardines que rodea un palacio novecentista. 

En el recinto destacan especialmente los jardines, diseñados por Nicolau Maria Rubió i Tudurí, que posteriormente diseñó también el Turó Park. Se trata de un gran espacio dominado por un elegante estanque a cuyos lados se abren caminos de grava que se entrecruzan por todo el parque. Rubió i Tudurí respetó árboles ya centenarios que se encontraban en el terreno, como un importante conjunto de cedros del Himalaya, pero en el jardín también hay grandes ejemplares de cedros del Atlas, cedros japoneses y cedros de incienso, así como hileras de tilos que dan sombra a los ejes principales. Por todas partes están presentes las coníferas y arbustos como grandes laureles y bojes. Entre las flores, la protagonista indiscutible es la buganvilla, que tiñe los jardines de un fucsia intenso.

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