Juan Carlos coronados


Comentar sucesos acaecidos en la biografía de Juan Carlos I es algo que en este momento es algo complicado. Todos los datos aquí expuestos están sacados de diversas publicaciones, aunque no dejarán de sorprendernos. Este Borbón heredó algunas de las peculiaridades de sus antecesores, aunque casi siempre las peores. No me voy a dejar llevar de lo fácil, que sería buscar todos los hechos más reprobables. Pero sin embargo quiero empezar por uno de los hechos más conflictivos: 

Es el 29 de marzo de 1956, estamos en plenas vacaciones de Semana Santa, en villa Giralda, en Estoril. Es la casa donde vive junto a sus padres. Tiene Juan Carlos dieciocho años y, manipulando, junto a su hermano Alfonso, de quince años, un revolver de calibre 22, este se dispara, con tan mala fortuna que hiere a Alfonso, el cual fallece. La embajada española en Lisboa, por orden expresa del general Franco, emitió el siguiente comunicado: “Mientras su Alteza el Infante Alfonso se hallaba limpiando un revólver calibre 22 se efectuó un disparo que le alcanzó la frente y murió al cabo de unos minutos”. La secretaria de los condes de Barcelona facilitó el siguiente comunicado: “Estando el infante don Alfonso de Borbón, limpiando una pistola en el salón con su hermano, la pistola se disparó, alcanzándole en la región frontal, falleciendo a los pocos minutos. El accidente sucedió a las veinte horas y treinta minutos al regresar de los oficios de Jueves Santo, donde había recibido la sagrada comunión”.

Personas que estaban presentes dijeron que era Juan Carlos quien empuñaba el revólver sin saber que estaba cargada. El coronel Amadeo Martínez, afirmó que tenía pruebas de que Juan Carlos había asesinado a su hermano por orden de Franco, quien quería que el heredero al trono fuese él y no su hermano menor. El tío de Juan Carlos, Jaime de Borbón, solicitaría meses después una investigación del suceso. En un comunicado decía: “Exijo que se proceda a esta encuesta judicial porque es mi deber de Jefe de la Casa de Borbón y porque no puedo aceptar que aspire al trono de España quien no ha sabido asumir sus responsabilidades”

La noticia fue silenciada por el régimen franquista, que mantenían a los Borbones lejos de España y también por la prensa portuguesa, igualmente sometida a la dictadura de Salazar. Alfonso de Borbón fue enterrado en el monasterio de Cascais. Posteriormente, su cuerpo fue trasladado en 1992 al Monasterio del Escorial. Sin conocer los informes de la policía y de la judicatura portuguesa, si es que existen, no podemos saber lo que realmente sucedió. 

El 13 de septiembre de 1961, se producía el anuncio del compromiso entre Juan Carlos con la princesa griega Sofía. El 14 de mayo de 1962, la pareja contraía matrimonio en Atenas por el rito ortodoxo primero y posteriormente por el católico. Franco, que había expresado su deseo de que el matrimonio viviera en España, hizo preparar el palacio de la Zarzuela. Se dijo que ese matrimonio fue de conveniencia, arreglado por la reina griega Federica, que era la madre de Sofía. Es evidente la frialdad, con la que se trata la pareja real tanto en actos públicos como en la vida cotidiana. Gran parte de su tiempo la pasa en compañía de su familia griega. 

Por la Ley de Sucesión de 26 de julio de 1947, que fue refrendada posteriormente por referéndum, se declaraba que España era un Estado constituido en Reino, aunque sin ser una monarquía y sin un Rey. Lo cual quedó ratificado por la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958 y por la Ley Orgánica de 1967. El proceso institucional del franquismo establecía una monarquía singular, definida como la monarquía del Movimiento Nacional, con un carácter continuista de sus principios e instituciones. La cuestión sucesoria es adoptada exclusivamente por el dictador Franco, al margen de la legitimidad dinástica de la Corona, depositada en la persona de don Juan de Borbón. Éste era el titular de los derechos dinásticos, por transmisión de su padre, el rey Alfonso XIII. Hubo que esperar hasta mayo de 1977, cuando don Juan cedió a Juan Carlos los derechos dinásticos de los Borbones, para entonces Juan Carlos ya llevaba casi dos años como Rey. 

Pero, ¿Quién debía ser el rey? Para los monárquicos debía ser don Juan como único depositario de la legitimidad dinástica, mientras que para los carlistas don Alfonso de Borbón Dampierre, que era hijo de Jaime (segundo hijo de Alfonso XIII) y yerno de Franco. Otros posibles candidatos eran, Javier de Borbón Parma, Carlos Hugo de Borbón. Franco siempre tuvo el control de su sucesión, puesto que de eso dependía la supervivencia del propio régimen. Por ello, no aceptaba a don Juan de Borbón porque Franco no quería una monarquía liberal para España. 

Franco le hace nombrar Príncipe de España, título creado por Franco, de esta forma salvaba la distancia con respecto a la monarquía liberal. Dicho título fue aceptado por Juan Carlos, lo que creó un conflicto interno en la Casa Real de los Borbones. El 22 de julio de 1969, Franco pronuncia un discurso ante el Pleno de las Cortes donde decide la instauración de una nueva monarquía del Movimiento, proponiendo a don Juan Carlos como Príncipe de España. Esta propuesta es respaldada por 122 procuradores, con 19 votos en contra y nueve abstenciones. El 23 de julio de 1969, Juan Carlos aceptaba oficialmente el ofrecimiento, jurando ante las Cortes fidelidad a Franco y a los principios del Movimiento Nacional. 

Don Juan se enteró del nombramiento de su hijo, como Príncipe de España a través de un correo que le mandó Juan Carlos, solicitándole la bendición de tal nombramiento. La respuesta de Don Juan es contundente “¿Qué monarquía salvas? ¿Una monarquía contra tu padre? No has salvado nada ¿Quieres salvar una monarquía franquista?..., ni estoy de acuerdo, ni daré mi acuerdo nunca, ni aceptaré jamás que tú puedas ser Rey de España sin el consentimiento de la monarquía, sin pasar a través de la dinastía”. Como consecuencia de dicho nombramiento, don Juan retira a Juan Carlos el título de Príncipe de Asturias. 

De julio a septiembre de 1974, Juan Carlos sustituye a Franco de forma interina al encontrarse enfermo. Presidió el 38º aniversario del 18 de julio. El 1 de octubre de 1975, aparece junto a Franco en un acto de adhesión al régimen ante la condena unánime de la comunidad internacional por la ejecución de cinco presos políticos. El 30 de octubre, Juan Carlos vuelve a ejercer de forma interina la Jefatura del Estado ante el gravísimo estado de salud de Franco. Franco muere el 20 de noviembre de 1975. Dos días después, Juan Carlos es proclamado Rey de ”todos los españoles”

Juan Carlos ha tenido un reinado de treinta y ocho años. Sus inicios fueron muy complicados, con un país plagado de huelgas y manifestaciones. El país se encuentra inmerso en una gran crisis económica y con fuertes medidas represivas. A esto hay que añadir la existencia de la lucha armada por parte de grupos como ETA, FRAP y GRAPO. Juan Carlos, plenamente consciente de que el mantenimiento del franquismo es imposible y el cambio inevitable, decide nombrar a Adolfo Suárez como presidente del gobierno, abriendo así el camino hacia una transición democrática, a cambio de que se garantice la monarquía y presentando a Juan Carlos como garante de la reconciliación de todos los españoles. 

El 18 de noviembre de 1976, se legalizan todos los partidos políticos, incluido el PCE y se decreta una amnistía para algunos presos políticos. El 14 de junio de 1977, Juan Carlos obliga a su padre a renunciar a sus derechos dinásticos, para asentar su poder y legitimar su cargo. Don Juan renuncia y Juan Carlos se convierte entonces en Príncipe de Asturias desde el uno de noviembre de 1977. Posteriormente, se aprueba la Constitución. Dentro de ella hay algunos artículos, como el artículo 56º, donde su figura tiene una inmunidad total y absoluta para todos los hechos, incluso en caso de traición a la Patria. También resulta significativo el art 57º de la Constitución donde se privilegia al varón sobre la mujer en la sucesión. Muchos juristas creen que es inconstitucional al chocar con el art 13ª que dice que todos los españoles somos iguales ante la ley. 

Hay algunos puntos oscuros en su trayectoria. Dos son los hijos, que han reclamado la paternidad del rey Juan Carlos, pero que nunca han sido reconocidos: Ingrid Sartiau, de 47 años. Su madre es Liliane Sartiau, que se conocieron en el año 1956, diez años después coinciden en una feria de Luxemburgo. Nueve meses después de ese encuentro nació Ingrid; y Albert Solá Jiménez de 57 años. Estando Juan Carlos en la Academia Militar de Zaragoza, viajo a Barcelona y allí conoció a la hija de un famoso banquero de la época, María Back-Ramón. De estos encuentros nace nueve meses después Albert. Tras el parto, le es arrebatado el niño a su madre y es trasladado a Ibiza. Con cinco años es adoptado por la familia Solá Jiménez. Los dos se hicieron las pruebas de ADN, y un reconocido genetista de la universidad de Lovaina, concluyó: “La probabilidad de que tengan un progenitor común es elevadísima, los estudios son claros”

Diversas ONG y movimientos sociales acusaron al rey Juan Carlos de ser intermediario en la venta de armas a Marruecos, armas que serían usadas para reprimir a los saharauis. También es conocida su relación con las familias reales de Oriente Medio, como la de Arabia Saudí. El diario Público, en 2014, denuncia como Juan Carlos I había hecho de intermediario con la dictadura militar argentina de Rafael Videla y el gobierno español presidido por Adolfo Suárez en el año 1976. También hizo de intermediario entre la dictadura argentina y grandes empresarios y banqueros entre los que se encontraría Emilio Botín padre, del Banco Santander. Don Juan Carlos I concedió, en 1978, al dictador Videla la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar y el Collar de la Orden de Isabel. Asimismo, el príncipe Felipe fue nombrado en 1981 por la armada argentina, Guardiamarina Honoris Causi. 

Desde la llegada al poder de Adolfo Suárez en 1975 hasta el primer gobierno de Jose María Aznar, todos los españoles hemos estado financiando a la Casa Real con el llamado “céntimo de la gasolina”, que todos hemos pagado al repostar. Uno de los aspectos más llamativos de su reinado es la sumisión de todos los medios de comunicación respecto a la monarquía. Resulta paradójico que haya que acudir a la prensa internacional para enterarte de la vida real del rey Juan Carlos. Uno de los puntos más negativos del reinado de Juan Carlos ha sido la falta de libertad de prensa existente hacia una monarquía, que no quería aparecer como originaria del franquismo, y que como hemos visto viene de él. 

El 22 de junio de 1977, tras las elecciones parlamentarias, el rey le escribió una carta al sha de Persia pidiéndole dinero para ponerle un partido fuerte a Suárez ante las inminentes elecciones municipales. El rey justificaba su petición en el peligro socialista “que supone una seria amenaza para la seguridad del país y para la estabilidad de la Monarquía, ya que me han informado fuentes fidedignas de que su partido es marxista”. El rey pedía a su “querido hermano” el sha que contribuyera con diez millones de dólares para el fortalecimiento de la monarquía española. La respuesta del sha el 4 de julio de 1977, es afectuosa pero muestra mucha más prudencia que la del rey de España. En uno de sus párrafos dice: “En cuanto a la cuestión a la que hace referencia Su Majestad en su carta, comunicaré mis pensamientos personales verbalmente....”. 

El rey Fahd, de Arabia Saudí, sensible a los problemas económicos de la monarquía de don Juan Carlos, le confió en los ochenta, 100 millones de dólares para que los invirtiera prudentemente y los devolviera a los diez años sin intereses. El dinero fue confiado a Manuel Prado, y este lo invirtió, en el azaroso mercado de futuros, con resultados catastróficos, de forma que cuando se cumplieron los diez años acordados no había dinero o el suficiente para devolverlo. Entonces, se concedió un plazo adicional de cinco años. 

Periódicos internacionales señalan la larga relación sentimental y de negocios entre Juan Carlos y Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Corinna es una alemana, divorciada dos veces, que ha reconocido ser buenos amigos y haber hecho gestiones delicadas y confidenciales. Ha sido la compañera habitual del Rey en sus fines de semana cazando. Se sabe, que ella se alojaba en una casa del Palacio de El Pardo, disponiendo de coche oficial y de escoltas. 

El 11 de febrero de 1981, se produce un intento de golpe de Estado militar, dirigido por el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, pero que detrás se encontraban bastantes generales. El Congreso de los Diputados es tomado por asalto por cerca de 300 guardias civiles y unos cien soldados, cuando se estaba procediendo a la investidura del candidato de la UCD a la presidencia, Leopoldo Calvo-Sotelo, pues Adolfo Suárez había presentado la dimisión. El ejército ocupó varios puntos estratégicos de la capital, en Valencia salieron los tanques a la calle. Juan Carlos I sale en la TVE siete horas después para condenar la intentona militar. 

Ante el fracaso del golpe militar, Juan Carlos I fue presentado como el salvador de la democracia por la prensa nacional. Sin embargo, existen muchísimas dudas que la realidad fuera como nos la han contado. Hay personajes como el general Armada, íntimo del Rey y parece ser una de las cabezas del golpe. Tendremos que esperar unos cuarenta años a que la CIA, el Departamento de Estado norteamericano, o los servicios secretos occidentales desclasifiquen toda la documentación que poseen sobre el 11 F, para saber lo que realmente sucedió. 

En un sentido global, la gestión de Juan Carlos I puede calificarse de brillante, pero los auditores pondrían salvedades referidas a la ética de sus propios negocios y a la ejemplaridad personal, que los reyes no pueden constreñir al ámbito privado, como un terreno vedado a la opinión pública. Su gran logro político fue contribuir eficazmente a la integración plena, sin reticencias, de la izquierda, primero con Santiago Carrillo y después con Felipe González, con quien sentó las bases de una relación fluida y leal entre la jefatura del Estado y el Gobierno. Don Juan Carlos era consciente de que la caída de su abuelo Alfonso XIII se debió en buena parte a que este no quiso ninguna relación con los dirigentes socialistas y de la UGT. 

Si en lo que se refiere a la lealtad constitucional Don Juan Carlos dejó en evidencia a su abuelo Alfonso XIII, quedó por debajo de él en cuanto a la transparencia de las cuentas. Su abuelo estaba obligado a publicar todos los gastos, públicos y privados, y todos los ingresos, incluidos los que no procedían de la lista civil, como lo que pagaban los turistas por visitar los palacios reales o lo que obtenía la Corona por extender a los comerciantes que le servían el certificado de “Proveedor de la Real Casa”

El rey recibía los regalos más ostentosos, entre los más apreciados, los coches, las motos y todo lo que se refería a la caza y a la navegación deportiva. Algunos obsequios fueron muy comprometidos, como el que le hizo el empresario Javier de la Rosa en 1988 por su cumpleaños, un Porsche deportivo hecho a mano que el rey aceptó sin remilgos. El rey acumuló una flota formidable integrada por miles de vehículos que no había forma de meter en la Zarzuela y aledaños. El monarca resolvió el problema revendiendo los coches, tampoco hacía ascos a las motos. Aceptó del magnate Malcolm Forbes una Harley Davidson y del diseñador Incola Trussardi, su MV Augusta. El vehículo más deseado, fue el yate real entregado en 1976 por el rey Fahd de Arabia Saudí, cuando era príncipe heredero. Poca cosa comparado con el “Fortuna”. El barco, que costó 3.000 millones de pesetas según apreciaciones oficiales -otras fuentes indican que el coste final se acercó a los 7.000 millones- fue pagado por un nutrido grupo de empresarios inicialmente mallorquines, a los que se unieron grandes empresas nacionales. 

El jeque de un emirato árabe vino a España como los reyes Magos de Oriente, con las alforjas llenas de regalos. El Gobierno, entonces del PSOE, se planteó regular este tipo de presentes. Se lo comentaron al rey, pero este se negó en redondo: “Qué queréis. Está uno aquí currando todo el día y encima me pedís que rechace estos detalles...”. Era notoria la obsesión por el dinero de Don Juan Carlos. Esta obsesión era compartida con la reina Sofía, afectada también, por los apuros de su familia en el exilio. En esto, la pareja real permaneció siempre unida, consciente de que en aquella trepidante transición podía ocurrir cualquier cosa. 

La actitud de los empresarios hacia el rey era reverencial, sobre todo César Alierta, que mandó al yerno a Washington, creando un puesto que no existía. 

El escándalo Urdangarin, se produce en el año 2010, cuando la Audiencia de Palma de Mallorca abre el proceso al Instituto Noós. Organización sin ánimo de lucro, que estaba presidida por la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin. Se les acusa de delitos fiscales saqueo de arcas públicas y de blanqueo de dinero. Todo ello ha deteriorado la imagen de la monarquía y más la de Juan Carlos I. 

Don Juan Carlos había dicho y reiterado en diversas ocasiones que no pensaba abdicar, que un rey debía ser rey hasta la muerte. No obstante, el dos de junio del 2014, Juan Carlos I decide abdicar a favor de su hijo Felipe de Borbón y Grecia. El Rey explica las razones: “Estos difíciles años nos ha permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad… En la forja del futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel…”

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