La Crucifixión


Realizado entre 1597 y 1600. Óleo sobre lienzo de 312 X 169 cm. 

Pintada para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid), un seminario agustino más conocido por el nombre de su fundadora, doña María de Córdoba y Aragón. La Anunciación se encontraba en la parte central del piso inferior del retablo, flanqueada por la Adoración de los Pastores (actualmente en Bucarest) y el Bautismo, mientras que en el centro del piso superior se situaba esta Crucifixión, y a ambos lados la Resurrección y el Pentecostés. En esta obra encontramos una de las versiones más originales y extremas del asunto representado, fundamental en la iconografía cristiana. Cristo acaba de morir en la cruz ante el dolor desgarrado de María y la desolación de san Juan. María Magdalena y tres ángeles se afanan mientras tanto en recoger la sangre de Cristo que brota de sus heridas. Un cielo oscuro y quebrado por resplandores de tormenta envuelve la escena, convertida en un impactante nocturno que sigue el texto bíblico: era cerca de mediodía y se produjo oscuridad sobre toda la región (Lucas, 23, 44). El interés por subrayar el alto valor de la sangre de Cristo, tan cuidadosamente recogida, fija el significado eucarístico del tema, en conexión con tradiciones medievales que estaban presentes en la pintura veneciana, en estampas alemanas (incluyendo a Durero, inspirador frecuente de muchas composiciones del Greco) e igualmente en los medios locales toledanos. El pintor hubo de valerse de algunas de estas fuentes pero proyectando una versión nueva, sumamente original, marcada por la eliminación de las referencias espaciales, la inestabilidad de las figuras -alargadas hasta la exageración y provistas de unos rostros que oscilan entre el patetismo y la alucinación- y la creación de una atmósfera nocturna y claustrofóbica, iluminada por destellos de luz que subrayan el ácido y frío cromatismo de la tela. La obra está firmada al pie de la cruz. 


FUENTE: Museo de El Prado

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