Isabel de Villena
Nació en Valencia en 1430. Su padre fue Enric de Villena, poeta y prosista de la nobleza autor, entre otras obras, del Arte de trovar. Isabel fue bautizada con el nombre de Elionor y vivió desde pequeña en la corte de María de Castilla, educándose en los ambientes aventureros y abiertos que rodearon a Alfonso el Magnánimo. En 1445 profesó en el convento de la Santísima Trinidad de las clarisas de Valencia, donde sería nombrada abadesa en 1463, una responsabilidad que tendría hasta su muerte en 1490.
De Isabel de Villena solo se ha conservado una obra, que le ha valido un reconocimiento universal, la Vita Christi, que vio la luz en Valencia en 1497, en edición de Aldonça de Montsoriu, la abadesa que la substituyó en el cargo. Poco se sabe de otras obras, pero se dice que escribió diversos tratados y una obra mística, el Speculum Animae, que hoy permanece perdida. En todo caso la dedicación a las letras de la autora no es muy frecuente en su época y sin duda se ha de enmarcar en el esplendor cultural de la Valencia del siglo XV. Se cree también que Isabel tuvo ocasión de compartir sus ideas literarias con Jaume Roig, que entonces ejercía de médico del mismo convento, y algunos estudiosos han querido ver en la Vita Christi una respuesta a la misoginia del autor del Spill. Otros escritores y traductores del momento la nombran o le dedican sus obras, como Miquel Pérez, que le dedica la traducción de la Imitació de Jesuchrist, lo que da idea de su prestigio entre los autores que la rodearon.
La intención doctrinal de la Vita Christi, libro que no fue firmado por la autora y que sólo la intervención de Sor Aldonça salvó del anonimato, no evita ser un gran trabajo literario que no se fundamentó sólo en las fuentes consideradas legítimas. Lejos de eso, Isabel de Villena escribe prestando atención a otras fuentes llamadas “extra-canónicas”: libros apócrifos o tradiciones. Según Martí de Riquer, la Vita Christi es “un libro biográfico y de contemplación al mismo tiempo, y si no tenemos en cuenta estos dos aspectos, fundamentales en la intención de la autora, corremos el peligro de no entenderlo, aunque eso no quiere decir que el lector moderno encuentre más interés en la vida de Cristo y en los episodios del más allá”.
A partir del siglo XV la influencia de la Vita Christi ha sido notable en la literatura religiosa, pero también se la considera como una de las obras medievales más representativas de su época. De las numerosas ediciones posteriores se podrían destacar muchas, pero quizá la más importante fue la publicada en Barcelona en 1527.
Como adelanta el título en, se trata de una narración sobre la vida de Jesucristo; aunque Isabel de Villena no hace una biografía en sentido estricto, puesto que muestra fundamentalmente la relación de este con las mujeres desde una perspectiva casi feminista y muy avanzada para su época.
Destinado a la edificación de sus monjas, Isabel escribió en un estilo personal y sencillo, que sin embargo deja entrever una nada desdeñable formación cultural. Asimismo, Vita Christi alterna momentos de culta elocución con otros chispeantes de expresividad por la aplicación de vocablos comunes, que dan una singular viveza a su prosa.
Comentarios
Publicar un comentario