La Armada Española recupera Menorca en 1783
Almirante Darby |
Los defensores de Gibraltar continuaban en pésimas
condiciones, y con pocas posibilidades de recibir ayuda. Por una parte, la
escuadra francesa se encontraba en Brest, imposibilitando la salida de convoyes
de ayuda, y la española en Cádiz, por si
forzaban el bloqueo francés. Pero, una vez más, los franceses hicieron algo que iba en contra de los intereses
españoles, beneficiando a los ingleses: salieron de Brest, dirigiéndose al
Caribe, lo cual posibilitó la salida del convoy del almirante Darby, con 24
navíos, fragatas y 97 transportes.
En
Cádiz estaba Córdova con 32 navíos, en principio la superioridad en unidades
era española, aunque solo contaba con uno de tres puentes, el Santísima Trinidad. Pero entonces surgió otra contrariedad: desde Madrid se decidió no
salir a combatir, reservando la flota para asegurar el tráfico con América.
Córdova no tuvo otra opción que obedecer, aguantando las duras críticas. Así que el convoy inglés entró en Gibraltar
el 12 de abril de 1781, con toda tranquilidad, dejó los pertrechos y zarpó de
vuelta a Inglaterra. Por parte española, todo se redujo al bombardeo, desde
tierra.
Como
no podían destituir a Barceló, como jefe
de las fuerzas de bloqueo, se nombró por encima de él al general de la Armada
Rodríguez de Valcárcel, que como fue incapaz de hacerlo mejor que Barceló, se reintegró el mando a este en noviembre de
1782, ascendiéndole a teniente general.
Ante
los errores cometidos, el gobierno, trasladó su atención a Menorca, que seguía
en manos de los ingleses, teniendo en Mahón una excelente base de
corsarios. Se prepararon con todo
secreto, incluso sin informar a los aliados franceses. En la
preparación se incluía una maniobra de distracción, consistente en enviar las escuadras de
Guichen y la de Morte-Picquet, junto con la de Córdova, unos 50 navíos, al
Canal de la Mancha. El 8 de septiembre, tras el crucero de verano, las
escuadras francesas volvieron a Brest y la española a Cádiz.
Torre de Fornells |
La Mola, Ciudadela |
Aquella
finta, al menos consiguió dejar el camino libre a la expedición a Menorca, que
necesitó menor escolta, esta, mandada por el brigadier don Buenaventura Moreno, constaba de dos navíos, el San
Pascual y el Atlante, dos
fragatas, la Juno y la Santa Rufina, seis jabeques y varios
buques menores, que incluían seis cañoneras y cuatro barcas de desembarco, más
73 transportes con 8.000 hombres al mando del duque de Crillon.
La
pequeña escuadra se dividió en tres grupos, para atacar Mahón, Fornells y
Ciudadela, el desembarco se efectuó el 19 de agosto, con tal celeridad que se
encontraron los almacenes llenos de pertrechos, apresándose tres fragatas y seis bajeles menores, aparte de 14 corsarios
y un centenar de mercantes. Destacaron en esta acción unos jóvenes oficiales que, con el tiempo,
habrían de hacerse famosos: don José de Salazar, don Santiago Liniers o don
Honorato Bouyon.
Santiago de Liniers |
Pero el gobernador Murray, se había refugiado en la fortaleza de San Felipe, con 2.600 hombres, dispuesto a resistir. Ante la entidad de la fortificación, a finales de octubre, se incorporaron al asedio, 4.000 soldados franceses, al mando de Falkenhain, rompiéndose el fuego el 6 de enero de 1782 con 111 cañones y 33 morteros. Tan solo un mes después, el 4 de febrero, los sitiados, enarbolaron bandera de capitulación. Se capturaron 306 cañones y 41 morteros. A los defensores se les permitió embarcar hacia Inglaterra, con todos los honores, y la palabra de honor de no volver a luchar en la presente guerra.
Crillon
fue ascendido a capitán general del Ejército y el ducado de Mahón. El brigadier Moreno ascendió a jefe de escuadra y a
teniente de navío al alférez marqués de
la Romana, que se haría famoso en la Guerra de la Independencia.
Ramón Martín
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