Matilde la Emperatriz, reina de Inglaterra desde el año 1141 hasta el 1148; y emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico desde el año 1114 hasta el 1125
Casa de Normandía
Matilde o Maude, fue conocida como la emperatriz Matilde. Había nacido, probablemente el 7 de febrero de 1102, en Sutton Courtenay en Oxtordshire. Era hija de Enrique I de Inglaterra y su primera esposa, Matilde de Escocia.
En 1127, la nobleza de Inglaterra y Normandía, la juraban fidelidad. Un juramento que volverían a repetir cuatro años más tarde, pero que también quedaría en papel mojado, principalmente por ser inaudito que una mujer pudiera acceder a un trono, en aquel momento. Al morir el rey, comienza una larga e intensa lucha por defender sus derechos dinásticos. Ella debía ser la primera mujer en la historia en ostentar el poder de la reina de Inglaterra.
Era la mayor de los dos únicos hijos del rey Enrique I, pero a pesar de su primogenitura, el destinado a ser el sucesor, era su hermano Guillermo. A Matilde solo le esperaba, al igual que a todas las princesas reales de esa época, el ser moneda de cambio en futuros acuerdos y alianzas entre todos los reinos de aquella Edad Media. Con solo ocho años emprendió un largo y complicado viaje hacia su destino. Al parecer, hasta entonces, vivió y creció en un entorno palaciego, recibiendo la esmerada educación, que estaba reservada a las damas de la corte. En febrero del año 1110, tras arduas negociaciones, puso rumbo al continente donde sería coronada emperatriz, incluso antes de casarse con el emperador Enrique V del Sacro Imperio. En 1114, a punto de cumplir los doce años, se consideró que la joven princesa podía contraer matrimonio. Durante quince años, transcurridos en su nueva patria, a pesar de su edad, ejerció, en ocasiones como reina consorte, sustituyendo a su esposo durante sus largas ausencias. Mientras Matilde vivía lejos de Inglaterra, su padre se enfrentaba a un duro contratiempo: en 1120, el heredero Guillermo encontraba la muerte, al ahogarse en aguas del Canal de la Mancha. A pesar de ello, a nadie se le ocurrió pensar que fuera Matilde quién asumiera el papel de heredera al trono de Inglaterra.
Su madre había fallecido dos años antes y Enrique consideró necesario optar por un nuevo matrimonio, buscando un nuevo heredero varón. Pero Adela, la nueva esposa, tampoco conseguiría dar ningún hijo al rey. Mientras Inglaterra estaba sumida en una crisis dinástica, el Sacro Imperio también se enfrentaba a la muerte de su emperador, ya que en 1125 fallecía Enrique V de Alemania sin que Matilde hubiera concebido un heredero. Viuda y sin hijos, solo le quedaban dos opciones: ingresar como monja en un convento o encontrar un nuevo marido. Nada la ataba al que había sido su hogar durante años, por lo que decidió regresaba a una Inglaterra, en ese momento, extraña para ella. Tres años después, se volvía a casar con Godofredo de Anjou, una elección de su padre, que era once años más joven que ella y de rango inferior. Había sido emperatriz y ahora, simplemente, sería condesa. A pesar de ser un matrimonio infeliz, pues no se querían, cumplieron con lo que se esperaba de ellos y Matilde dio a luz a tres hijos varones entre 1133 y 1136.
Por su parte, ante la ausencia de embarazos en su segundo matrimonio, el rey tuvo que asumir que solo le quedaba una opción: Matilde. El 1 de diciembre de 1135 fallecía Enrique I, señor de Inglaterra y Normandía. Mientras, su hija Matilde se encontraba en Argentan, a causa de su tercer embarazo. Era el momento de dar un golpe de efecto, que permitiera a un candidato, convertirse en rey. Ocasión que aprovechó Esteban, primo de Matilde, que, antes de que terminara el año se hizo coronar en la catedral de Winchester. En los siguientes meses, Esteban, el nuevo rey afianzaba su poder ganándose el favor de la nobleza y del papado, mientras Matilde permanecía al otro lado del Canal de La Mancha.
En julio de 1136 nacía el tercer y último hijo de Matilde, sin que su destino y el de sus hijos estuviera decidido, atrapada en un matrimonio infeliz. Pero, es entonces, cuando el reinado de Esteban empezó a declinar cuando algunos condes empezaron a dudar de su valía y ponían su mirada en la que había sido, para ellos, la legítima heredera. Uno de aquellos condes, Roberto de Gloucester, hijo ilegítimo de Enrique I y por tanto hermanastro de Matilde, se puso a su servicio. En 1139, Matilde decidió tomar las riendas de su destino, declarándose públicamente la legítima heredera y reclamando la corona. Regresó a Inglaterra, tras tres años de ausencia. El enfrentamiento entre los dos candidatos, llevó a Inglaterra a la guerra civil, un callejón sin salida que pareció resolverse tras ser capturado el rey Esteban por las tropas de Matilde, en febrero de 1141 durante la Batalla de Lincoln. A los pocos días, el obispo de Winchester, que era primo de Matilde y hermano de Esteban, la nombró "Señora de Inglaterra". Era este un título que, a pesar de su ambigüedad, era el paso previo a su coronación. Un hecho que nunca ocurrió, pues cuando se preparaba para su coronación, comenzaron las voces críticas, que empezaron describirla como una mujer autoritaria y déspota.
Tuvo que huir de Londres en el verano de 1141, cuando iba a ser coronada, pues estaba perdiendo la mayoría de sus adeptos. A finales del año siguiente, tras su huida del castillo de Oxford, cambió de estrategia. Dejaría de luchar por su coronación y dedicaría todos sus esfuerzos para conseguir hacer a su hijo Enrique el futuro rey de Inglaterra. Enrique, por entonces, era un niño con un futuro prometedor. En 1144 fue nombrado duque de Normandía y se fue convirtiendo, paso a paso, en la esperanza de los dos bandos que veían en él la mejor salida a un conflicto que ya duraba demasiado tiempo. Cuando en 1153, Enrique, regresó a Inglaterra, era un hombre poderoso que, había afianzado su poder en Normandía, además de casarse con Leonor Plantagenet, quien aportaba un extenso territorio en Francia. El 6 de noviembre de 1153 se firmaba un tratado entre Enrique y Esteban por el que se convertía en heredero de éste. Se ponía así fin a una etapa demasiado complicada en la historia de Inglaterra, perdiéndose de esta forma la posibilidad de que, por primera vez en su historia, una mujer se erigiera como su soberana. Matilde de Inglaterra pasó la última etapa de su vida en Ruan, donde falleció el 10 de septiembre de 1167.
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