Batalla de Mühlberg

 


El 21 de abril de 1547, tras nueve sesiones del concilio de Trento, el acuerdo entre católicos y reformadores era imposible, ya que la rebelión de los luteranos lo hacía imposible. Por otro lado, Trento afianzó la postura de Carlos V frente a los príncipes reformadores que se empeñaban en mantener una postura contraria a Roma. Es entonces cuando los rebeldes liderados por el elector de Sajonia, Juan Federico de Sajonia, se unieron en la Liga de Smalkalda, contra las pretensiones del emperador.

Dicha Liga tenía tres objetivos principales: uno Religioso, con la defensa de los intereses de los reformadores; uno Político, con una clara oposición al poder de Carlos V; y uno Económico, consistente en apoderarse del patrimonio de la iglesia.

Ante la creación de la Liga, Carlos V decidió dar la batalla a los rebeldes, apoyado por el papado. La batalla tuvo lugar el 24 de abril de 1547 en Mühlberg, ciudad alemana situada a orillas del Elba. Las tropas imperiales dirigidas por el duque de Alba y por el propio emperador, vencieron a los ejércitos de la Liga de Smakalda, que estaban mandados por Juan Federico de Sajonia, elector de Sajonia, y Felipe I de Hesse, landgrave de Hesse. Carlos había reclutado fueras de sus ejércitos desplegados por Europa, especialmente de Francia e Italia. Mientras la Liga reunía un ejército más numeroso.

Pronto los dos ejércitos acamparon a ambas orillas del Danubio. Carlos V maniobra con su ejército paralelamente al rio, valorando las fuerzas enemigas. En Ingolstadt, tras observarse durante seis días, se produjo un combate que dio la victoria al emperador, asegurándole el dominio de toda Alemania Meridional. Mauricio de Sajonia, general a las órdenes de Carlos, entra en Sajonia victorioso y muchos príncipes protestantes, le prometen obediencia a cambio de permitirles libertad religiosa, a lo que Carlos accede. El elector, Juan Federico de Sajonia, regresa a su tierra y desafía a Mauricio. Ahora la batalla se iba a dar en el rio Elba. Carlos se percata de la maniobra de Juan Federico, en su intento de cercar a Mauricio frente al Elba en dirección a Mühlberg y ordena al duque de Alba, tomar posiciones frente al enemigo en la noche del 23 de abril de 1547.

Mauricio de Sajonia se incorpora al grueso el ejército imperial y al anochecer Carlos V toma el mando supremo del ejército. Ambos ejércitos se observan desde la otra orilla. Al avanzar el elector de Sajonia hacia Mühlberg, el emperador ordena al duque de Alba que localice una zona para cruzar el rio y atacar a los protestantes, cosa que consigue gracias a un campesino local. Al amanecer, en medio de la niebla, el ejército imperial se aproximó a la orilla. Es entonces cuando una sección de arcabuceros españoles se desnudaron echándose al agua con el más absoluto silencio, pasando a la otra orilla, donde neutralizaron a los exploradores enemigos y pudieron preparar una pequeña cabeza de puente que, permitió la llegada de más tropas imperiales en barcas o vadeando el rio. El duque de Alba ordenó que las caballerías húngara, española e italiana, cruzaran el río con un arcabucero a la grupa.

Cruzó el emperador a caballo el río acompañado del campesino que indicó el vado, que fue recompensado con dos caballos, que le habían sido robado, y 100 escudos en recompensa. Este momento es el inmortalizado por Tiziano en su famoso retrato ecuestre del emperador. Nada más cruzar el Elba, la caballería ligera se adelantó en persecución del enemigo, mandada por el duque de Alba, el emperador y su hermano. Los arcabuceros estaban al mando de Alonso Vivas, aunque quedaron retrasados.



Por su parte Juan Federico, fue sorprendido ya que no pudo ser avisado por los exploradores muertos de la llegada del enemigo a su orilla del rio. Tras tres leguas de huida, los protestantes se detuvieron y Juan Federico ordenó cargar contra la caballería de vanguardia de los imperiales, de manera que tuvieran tiempo para atrincherarse en un bosque cercano, desde donde podrían retirarse con mayor seguridad.

Tras cruzar un pequeño arroyo, los escuadrones imperiales de vanguardia se colocaron en línea, dispuestos a cargar contra el enemigo. Los húngaros, situados a la derecha, reforzados con los herreruelos del duque Mauricio, dieron la primera carga tras una descarga de los arcabuceros, seguida por la orden dada por el duque de Alba de que se tocaran las trompetas en señal de carga general, guiando él mismo a los hombres de armas de Nápoles. La caballería protestante fue derrotada, y puesta en retirada, lo que provocó la desbandada del escuadrón de infantería que estaba situado en segunda línea. Fue una huida vergonzosa de las tropas de la Liga.

El duque de Alba y Mauricio de Sajonia persiguieron a los ejércitos protestantes, impidiéndoles refugiarse en Ingolstadt y provocando la consiguiente huida hacia Wittenberg. Carlos V, al frente de la caballería, detuvo a la vanguardia enemiga y entonces el grueso de los imperiales cargaron contra el flanco de la infantería protestante y la puso en fuga. El ejército de la Liga quedó destruido y Federico se refugió con unos pocos hombres en Wittenberg, donde fue hecho prisionero. El resto de los príncipes de la Liga, excepto el elector, murieron en la batalla. Tras la batalla, Carlos V convocó a aquellos arcabuceros españoles que consiguieron cruzar a nado el río y que dieron la victoria a los imperiales, recompensándoles con una vestimenta de terciopelo grana, guarnecida de plata, y cien ducados.

Lutero acababa de morir, presintiendo la derrota y Alemania caía, en su totalidad, bajo el poder imperial de Carlos V. La Liga de Smalcalda. A Mauricio de Sajonia se le otorgó el cargo de elector. En consideración a las súplicas de Mauricio de Sajonia; Juan Federico y Felipe de Hesse fueron indultados de la pena de muerte y fueron entregados al duque de Alba, que los llevó al castillo de Halle, bajo la custodia de don Juan de Guevara y dos banderas de Españoles.


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