Mirambel en Teruel

 

    Mirambel pertenece a la comarca del Maestrazgo (Teruel). Junto a ella nos encontramos otras poblaciones como Cantavieja, capital de la comarca del Maestrazgo, o Morella, en la provincia de Castellón. Situada a 900 metros de altitud en un entorno montañoso, pasear por sus calles empedradas es como visitar un museo al aire libre. Pocos pueblos en España han conservado su esencia y encanto como Mirambel. Parece parado en el tiempo, manteniendo su encanto y tranquilidad. Si le sumamos su interesante patrimonio, no nos puede extrañar que haya sido declarado Conjunto Histórico Artístico, a la vez que considerado como uno de los pueblos más bonitos de España.

    El Yacimiento de El Castellar, nos indica que el área de Mirambel ya estaba poblada en época ibérica, encontrándose una necrópolis, en el lugar donde actualmente se alzan la iglesia parroquial y la rectoría. En 1860 el rector de la Universidad de Valencia, Nicolás Ferrer Julve, encontró varios enterramientos y hachas de piedra.


    Mirambel, aparece por primera vez, en un documento por el cual Jaime I el Conquistador otorgó el señorío al caballero francés Raimundo Beneyto. En 1157 Alfonso II de Aragón, concedió a Mirambel el mismo fuero libre que a Zaragoza. Tras la conquista, el rey debía ceder la villa a un señor, por lo que el año 1195, el rey hizo donación a Gastón de Castellote, de Cantavieja y seis lugares más, lo que promovió la separación de muchas aldeas. Pedro II de Aragón, confirmó la donación de la bailía a la Orden del Temple, que le otorgaron la carta puebla en 1243. Disuelta la Orden del Temple, las tres bailías de Cantavieja, Castellote y Aliaga pasaron a la orden de San Juan. Durante la Edad Media Mirambel fue frontera entre Aragón y el Reino de Valencia.

    Años más tarde, durante la guerra de la independencia, el capitán general Joaquín Blake desaloja a los franceses de Alcañiz, pero éstos en su retirada, se llevaron a varios mirambelanos como rehenes, junto a trigo, dinero y un buen número de cabezas de ganado. En Mirambel se reunió un buen número de fuerzas hasta el 22 de octubre de 1813 en que, al rendirse Morella, los últimos franceses abandonaron el Bajo Aragón.

    A principios de 1835 aparecen en Teruel, las primeras partidas carlistas, y un año después, el general Evaristo San Miguel puso sitio a Cantavieja, pasando a cuchillo a su guarnición. El 24 de febrero de 1837 las tropas partidarias de Isabel II atacaron a los carlistas en las cercanías de Todolella. Estos se defendieron retirándose hasta la iglesia de Mirambel, quedando el templo reducido a escombros. La ciudad fue ganada de nuevo para los carlistas por Cabañero y Aznar el 25 de abril del mismo año, instalando Cabrera una fábrica de pólvora y otra de fusiles. En 1838 no queda en Mirambel más que una brigada de la artillería carlista, que se batió con las tropas de Ayerbe en abril de 1839. Vuelve Cabrera a visitar Cantavieja y Mirambel, y en ésta reunió a sus generales. Sin embargo, a principios de 1840 el General O'Donnell tomó Cantavieja, Mirambel y La Cuba y el 26 de marzo Espartero tomó Morella, Castellote, Segura y Forcall, por lo que Cabrera se traslada a Cataluña.

    En agosto de 1872 llegaron a Mirambel los primeros combatientes, de la que será las fuerzas carlistas., solicitando armas y dinero del alcalde. A finales de 1872, en Aragón se había declarado oficialmente la guerra, por lo que se levantaron muchas partidas que. El 27 de agosto de 1873 los carlistas se vieron sorprendidos en Cantavieja, entonces el gobierno concentró fuerzas en la región, lo que obligó a los carlistas a abandonar la zona y aceleró el fin de la contienda.


    Al estar Mirambel totalmente amurallado, para acceder a su interior, hay que atravesar alguna de las cinco puertas existentes. Una de ellas es el conocido como Portal de las Monjas que da acceso a la Calle Mayor. Su parte más llamativa se ve desde el interior. Se trata de una galería cerrada que se corresponde con la celda de la madre superiora del Convento de Agustinas en el edificio adyacente. En 1342 se dio permiso para reconstruir una ermita extramuros de la villa. En 1413 el Justiciable Bayle y otros incurrieron en excomunión al derribar la ermita para construir una parte de las murallas. En abril de 1564 la villa cedió en usufructo la nueva ermita para fundar el convento de las religiosas Agustinas y el 15 de abril de ese año tomó posesión su fundadora, procedente de Valencia. En 1789 la villa cedió el dominio directo de la ermita. El elemento más llamativo son las celosías, con formas muy originales y vistosas.


    La Casa Consistorial es el edificio civil más importante Mirambel. Edificio renacentista aragonés de tres plantas, con lonja y trinquete. Se terminó en 1615, aunque las obras habían comenzado en 1538. Se encuadra en la tradición de las lonjas-trinquete y tiene tres plantas. Le caracterizan los arcos de sillería, los ventanales y los ráfeles de los tejados, que indican una época de poder económico. En su planta baja se encuentra una cárcel de cronología anterior, probablemente gótica. En su fachada figura el escudo de la villa tallado en piedra. 

    Frente al Ayuntamiento se alza la iglesia parroquial de Santa Margarita, realizada durante el Barroco. Aparece mencionada ya en su carta puebla, en la que el rey Jaime II de Aragón autoriza la llegada de recursos para su reparación en 1308. El 12 de septiembre de 1679 encontramos un acuerdo de sus vecinos para fabricar la nueva planta. En 1837, en el contexto de la Primera Guerra Carlista se prendió fuego a la iglesia, que quedó destruida con gran parte de su patrimonio. Tan sólo quedaron las paredes y la torre, utilizadas en su reconstrucción por el valenciano Salvador Minero, en estilo barroco. Destaca la torre del campanario de base cuadrada, profusamente decorada y terminada en el siglo XVII, mientras que, en el interior, poco queda de la iglesia original. Entre los siglo XVI y XVIII se construyen, también, en sus alrededores las ermitas de San Martín, de San Roque y de la Virgen del Pilar. La iglesia de Santa Catalina Mártir de dimensiones regulares, aunque bien ornamentada, esta aneja al convento y casa que fueron el antiguo hospital. El altar mayor de la iglesia obedece al orden salomónico. Existen otros retablos góticos y varias inscripciones muy difuminadas. En el huerto del convento estaba enclavada una de las torres redondas que fortificaban y resguardaban la villa. Se mandó derribar en 1892, sin respetar las inscripciones árabes que tenía.


    La mayoría de los palacios y casas señoriales de Mirambel, se construyeron durante los siglos XVI y XVII, siendo los más espectaculares la Casa Aliaga y la Casa Castellot, dos palacios renacentistas que están situados en la plaza Nicolás Ferrer, y pertenecían a dos de las familias más importantes de la Comarca. Durante esa época también se construyeron la Casa Barceló, la Casa de la Sota, la Casa Pastor o la Casa de los Julianes. 

    Detrás de la iglesia de Santa Margarita, encontramos los restos de un antiguo castillo de origen templario. El núcleo que permanece hoy día es la parte más antigua del mismo, y una pequeña parte de lo que fue durante la Edad Media. Data al menos del siglo XIII y acabó convirtiéndose en una vivienda particular en el siglo XIX, siendo demolido, en gran parte, en los años 50 del siglo XX. Quedan algunos restos de las paredes de mampostería y algunas de adobe con arcos apuntados de acceso. El castillo se utilizó hasta bien entrado el siglo XIX tomando parte en las Guerras Carlistas. Durante estas, fue derribado y hoy en día solo se conservan los muros y algunas partes de su estructura. 

    La orden de San Juan dotó a Mirambel de un muralla para proteger todo el casco urbano. Es fácil encontrar por el pueblo lienzos de la antigua muralla, e incluso atravesar alguno de sus portales para entrar o salir de su recinto urbano. Además del Portal de las Monjas, encontrarás otras cuatro puertas de acceso: Portal del Estudio, Portal de San Roque, Portal de la Fuente y Portal de Valero.


    En cuanto a monumentos, poco más podemos destacar en Mirambel, tan solo recorrer sus calles medievales descubriendo rincones escondidos de esta bella localidad. 

    Mirambel recupera su importancia estratégica en el siglo XIX durante las Guerras Carlistas, siendo un punto de encuentro entre liberales y carlistas, dentro del territorio controlado por el General Cabrera. El carácter defensivo se observa no solo en la arquitectura del núcleo histórico de la población, sino que también son abundantes las casas fortificadas en sus alrededores como por ejemplo la Torre de Santa Ana. Su estado de conservación y su restauración integral han hecho de esta villa un punto de gran interés turístico y cultural, integrante del Parque Cultural del Maestrazgo.



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