Hotel Ritz en Madrid
El Hotel Ritz está ligado a la historia del Madrid. Ha compartido sus momentos de esplendor y su brillante evolución. Todavía hoy, su fisonomía configura la de una ciudad con vocación de gran capital europea.
Estamos en los albores del siglo XX, el rey Alfonso XIII a la vuelta de sus viajes por Europa, venía pleno de nuevas ideas para Madrid. La ciudad gozaba ya de una intensa vitalidad, con amplias plazas y deliciosos jardines, contando con edificios soberbios. El rey fue consciente de cuanto ganaría la ciudad con un hotel que tuviera la misma categoría del Ritz de París o el Carlton de Londres. Rápidamente se puso manos a la obra. Al poco el sueño del monarca comenzó a hacerse realidad. La Compañía de Desarrollo Ritz, elaboró los planos necesarios que convertirían este proyecto en realidad. El parisino Charles Mewes y el madrileño Luis de Landecho, fueron los arquitectos encargados de hacer realidad este desafiante proyecto. La Compañía se registró oficialmente en junio de 1908, y ese mismo día, fue elegido el Primer Consejo de Directores, con el Marqués de Guadalmina como Presidente. La primera reunión del Consejo tuvo lugar el 29 de junio de 1908 y el 14 de abril de 1909, se realizó la primera reunión de accionistas.
En esa época, lo último en comodidad era contar con cuatro o cinco cuartos de baño en cada planta. El Ritz se convirtió, de inmediato, en uno de los hoteles más lujosos del mundo, contando, incluso con un teléfono por piso junto al ascensor. Las alfombras eran de diferentes motivos y colores en cada una de las seis plantas del edificio, contando con refinadas antigüedades y exquisitos objetos de arte, que las convertían en únicas.
Hoy las instalaciones han mejorado aún más con el paso del tiempo, que le hacen un Hotel exclusivo que marca la diferencia. Desde sus balcones se contemplan esplendidas vistas del jardín del Hotel, de la Plaza de la Lealtad, del Museo del Prado y de la Fuente de Neptuno. Cada una de sus 30 suites, está diseñada con detalles exclusivos. Cada una es un espacio único.
Hablar de los salones del Ritz es rememorar una parte sustancial de su historia. Cada uno de ellos: Goya, Real, Felipe IV, Alfonso XIII y Real Academia, significa un aspecto fundamental de su larga trayectoria de establecimiento hostelero. En ellos ofrece el mejor marco para celebrar todo tipo de acontecimientos. Todos ellos con el sabor y la esencia que únicamente puede ofrecer el Ritz.
El Salón Real, es el más espacioso del Hotel, se caracteriza por su espléndido entarimado con incrustaciones de marquetería, sus amplios ventanales y el enorme espejo que preside el fondo del salón. Ha sido el escenario de importantes reuniones de trabajo, presentaciones de prestigiosos productos, desfiles de modelos y, cómo no, entrañables celebraciones de boda y cenas de gala amenizadas por música de baile.
Salón Real Academia, con un diseño inglés tradicional, la madera noble que envuelve sus paredes es la característica predominante. Su forma rectangular está precedida por un pequeño recibidor. Por sus reducidas dimensiones, es el lugar ideal para almuerzos, cenas o reuniones privadas de carácter íntimo.
Salón Alfonso XIII, es uno de los espacios más privilegiados del Hotel, se accede desde el Hall Alto, y está comunicado a su derecha con el Restaurante Goya y por la izquierda con el Salón Felipe IV. Por su parte frontal comunica, a través de una enorme puerta acristalada, con la terraza y los jardines del Hotel. Una alfombra de nudo de la Real Fábrica de Tapices cubre todo el suelo del salón y dos enormes tapices del siglo XVII adornan sus paredes laterales. Este salón está especialmente adecuado para la celebración de banquetes, por su ambiente cálido y acogedor.
Salón Goya, fue salón de lectura y juego, en su suelo una preciosa y enorme alfombra de nudo. La estancia se llena de luz, por tres ventanales dobles, mientras que una puerta da acceso a la terraza. Un salón de ambiente cálido y refinado presidido por una espléndida chimenea.
Salón Felipe IV, situado frente al Salón Real y junto al Salón Goya, ofrece el marco idóneo para celebraciones de todo tipo. Es un salón sobrio y luminoso, decorado en tonos tenues para crear un ambiente único. Tiene acceso directo a la terraza y jardines del Hotel.
Los Jardines del Ritz, tienen su entrada independiente, con acceso también desde el Salón Alfonso XIII y el Restaurante Goya. En el se puede disfrutar del Brunch de los domingos, almorzar, cenar, o tomar un agradable aperitivo. Con la llegada del buen tiempo a Madrid, el Ritz engrandece aún más sus espléndidas instalaciones. Sus característicos toldos azules protegen durante el día las mesas que ocupan su Terraza. Y en el Jardín, jalonado por bellas especies de árboles cedidos por el Real Jardín Botánico de Madrid, las sombrillas guarecen también la posible inclemencia del sol.
El primer maître del hotel fue Olivier, que era natural de Pau (Francia), por lo que la mayoría de los platos, en esos comienzos, eran de origen francés. Es importante señalar que, antes de la aparición del Ritz, la oferta gastronómica de Madrid procedía de las cocinas del Grand Hôtel de París, que estaba en la Puerta del Sol; de La Maîson Imperiale; de Touriné; de Genieys; y de Lhardy.
El Ritz transformó algunas costumbres arraigadas en la sociedad madrileña desde siglos atrás. Una de esas fue sustituir la merienda a base de chocolate, por la toma del té. Comenzaron a hacerse famosas las comidas de los lunes en el Ritz; los martes de monsieur Chaquet; las tardes del Ritz en las que se bailaba el fox-trot, que era el baile de moda. Con la Primera Guerra Mundial y la neutralidad de España, fueron llegando numerosos aristócratas necesitados de un gran hotel. Su afluencia aumentó el glamour del hotel, y muchos de ellos empleaban sus salas como base de operaciones.
En 1926, quince años después de la inauguración del hotel, la gestión pasó al belga Georges Marquet. Fue el inicio de la saga familiar Marquet, hasta que un nieto vende en 1978. Georges Marquet es el promotor de la construcción del Palace y del Palacio del Hielo. En el consejo de dirección del hotel del 8 de enero de 1932, figura José Antonio Primo de Rivera, quién posteriormente se introduciría en la política española.
Desde comienzos de 1936, Madrid se hace eco de las protestas y revueltas que desembocarían en la Guerra Civil. Madrid, permanecerá leal al gobierno de la Segunda República y desde finales de ese mismo año, se convirtió en frente de batalla. Durante la defensa de Madrid, el hotel es empleado como Hospital de Sangre, en la habitación 27 del primer piso murió el 20 de noviembre de 1936 el anarquista Buenaventura Durruti, herido de bala en la ciudad Universitaria.
El hijo de Georges Marquet, Georges Marquet Delina continuó a cargo de este. Su gobernación estuvo marcada por una estricta observación de la etiqueta. Una enfermedad hizo que se encargara del hotel su esposa: Madame Marquet. Tras la guerra civil, los moradores de palacios regresaron alojándose en el hotel. Durante la Segunda Guerra Mundial, se puso a cargo del hotel el gerente Conrado Kessler hasta 1945, abordándose la reparación del Salón Real. En este periodo fueron clientes del Ritz, personajes de la política del momento, tal son los casos del mariscal Pétain, Galeazzo Ciano, Heinrich Himmler. Un asiduo visitante de la posguerra fue José Millán-Astray. El 11 de junio de 1948, reside en el hotel Alexander Fleming.
Tras madame Marquet, el nieto de Georges Marquet se hizo con la gestión, aunque estaba poco interesado por el negocio familiar, iniciándose un periodo de decadencia a mediados de los años setenta. Cesaron algunas de las actividades tradicionales del hotel. El hotel fue acomodo de los visitantes al sepelio de Francisco Franco a finales de 1975. En 1978 el alcalde de Barcelona, Enrique Masó, adquiere los dos hoteles: Palace y Ritz, por cuatrocientos millones. La operación es vista con recelo por algunos periódicos de la época.
A comienzos de los ochenta, el accionista mayoritario, tenía intenciones de vender los dos hoteles. El Ritz se componía de dos sociedades: Ritz S.A. y el Restaurante Ritz. El hotel proporcionaba beneficios, mientras que el restaurante arrojaba unas cuantiosas pérdidas. Uno de los interesados en la compra era el holding Rumasa, pero fue finalmente adjudicada a la multinacional inglesa Trusthouse Forte (THF). Una de sus primeras acciones fue unificar la sociedad del hotel con el restaurante, aunque contó con la resistencia de algunos empleados. En 1982 pone a cargo del hotel al gibraltareño John M. Macedo, que inicia una inversión en el hotel para retomar la posición que había perdido. A pesar de los intentos encaminados a dar al hotel una visión más cosmopolita, las luchas legales en 1995 con el grupo televisivo inglés Granada, en 1996 dicho grupo se hace con el poder de THF y pone a la venta los dos hoteles de nuevo.
En 1991 acogió las reuniones de la Conferencia de Paz de Oriente Medio. Las cocinas comienzan a ofrecer platos de cocina española de la mano del chef Javier Aldea, mostrando especialidades regionales. En 1999 el Ritz fue considerado por la revista Travel & Leisure uno de los diez mejores hoteles del mundo. En 1991, el grupo francés Le Meridien realiza su completa rehabilitación, y el grupo norteamericano Orient-Express (que cambiaría en 2014 su nombre a Belmbond Ltd.) se hace cargo del emblemático establecimiento en 2003.
El 2 de octubre de 2010 cumplió cien años. En mayo de 2015, el edificio es adquirido por Olayan, propiedad de la familia real saudí y por la cadena Mandarin Oriental, que se hará cargo de la gestión hotelera, incluyéndole en su exclusivo grupo de establecimientos de gran lujo. A principios de 2018 se acometió una profunda reforma, a cargo del arquitecto Rafael de La Hoz, para dotar al hotel de un spa y nuevos espacios de restauración, así como una apreciable mejora de los servicios y calidad de las habitaciones y suites. En ella se recuperará la cubierta de cristal que ocupaba el centro del edificio, al ser inaugurado, y se incorporarán candelabros de cristal, pinturas antiguas, frescos y esculturas. El 18 de septiembre de 2018, se desplomó parte del forjado de la sexta planta, que arrastró cuatro forjados, hasta la primera planta. El Grupo tiene prevista su apertura en el verano de 2020 con el nuevo nombre Mandarin Oriental Ritz.
El edificio, consta de seis plantas con fachadas sencillas de estilo afrancesado, las cuales han sido declaradas monumento nacional. Los cuartos están decorados de forma individual, con los cuartos de baño acabados en mármol. Las alfombras y tapices de gran parte de las salas fueron elaboradas en la Real Fábrica de Tapices. Las salas decoradas con columnas rememoran la Belle Epoque.
Existe la leyenda de un código interno entre los empleados del hotel a la hora de seleccionar a sus potenciales clientes y sugerirles su estancia. A este código se le denomina con las siglas: NTR (No Tipo Ritz). Esta férrea observancia del protocolo se hizo durante la época de Georges Marquet Delina, y lo estricto de su selección se hizo leyenda. La regla no escrita de no admitir a artistas y toreros, como clientes del hotel hizo que en los cincuenta el actor James Stewart fuera rechazado, aunque éste enseñó su documentación de coronel, alegando que venía en calidad de militar del Ejército Estadounidense, por lo que tuvo que ser admitido. Las normas de etiqueta en el vestir se hicieron sentir en los clientes, los hombres no podían entrar sin corbata, y hasta 1975, no se permitió a las señoras en pantalones.
Para la realización del presente artículos se ha consultado diversas publicaciones referidas a esta plaza y su fuente. Las imágenes de WikipediA
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