Lavapiés: el barrio, la plaza, las manolas y los manolos
¿Sabéis quienes eran los Manolos y Manolas? en este post hoy voy a contar, entre otras cosas quienes eran y por que fueron tan populares estos moradores del barrio de Lavapiés. Conoceremos algo de este castizo barrio, de la fuente que recibe su nombre del barrio y por último, eche mano de mis recuerdos infantiles.
Lavapiés
Antes de conocer a los manolos y manolas, nos adentrarnos en su entorno: el barrio de Lavapiés. En su origen, este barrio fue la juderíao barrio judío de la ciudad. La iglesia de San Lorenzo, según algunos historiadores, ocupa el solar que antaño ocupaba la sinagoga, que se comunicaba con la Plaza de Lavapiés a través de la calle de la Sinagoga, hoy llamada de la Fe.
Los Reyes Católicos, tras reconstruirse la aljama, ordenaron rodear la judería, con una muralla que se cerraba al anochecer, con el fin de proteger a sus habitantes más que aislarlos, ya que la relación entre el concejo y la judería era excelente. Solo los médicos estaban autorizados a vivir fuera del barrio, para que pudieses auxiliar a sus enfermos.
La expulsión de los judíos, decretada por los Reyes Católicos, en 1492, vació Lavapiés y Madrid de judíos, aunque, muchos años después, llegarían de nuevo algunos procedentes de Lisboa, Egipto, Túnez y otros lugares de África. Cerca de la calle del Salitre, en la ladera de Buena Vista, mirando al Santuario de Atocha, aparecieron algunos vestigios de lo que pudo ser un cementerio hebreo, previo a la expulsión de 1492.
Lavapiés es el nombre original del barrio: la denominación El Avapiés, antigua, es en realidad una ultracorrección de Lavapiés, nombre más antiguo que el anterior.
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Plaza de Lavapiés en 1922 |
La Plaza de Lavapiés
Esta plaza, aunque hoy nos pueda parecer exagerado, conserva este nombre desde 1547, cuando se hizo la permuta de un terreno de Fernando Somonte o Lomonte, por otro inmediato a San Sebastián, para poder hacer la fuente que, recibirá el mismo nombre. Esta fuente es, una de las muchas que alimenta el Viaje bajo Abroñigal, y era donde, los judíos, se hacían el ritual lavado de los pies, antes de acudir al templo. El nombre de Lavapiés aparece en el documento original que posee el Archivo del Ayuntamiento, tal y como lo usamos en la actualidad. Aunque habrá que esperar hasta el año 1778, para encontrar antecedentes de construcciones particulares.
Había, en el lugar que ocupa la plaza, unos árboles que regaba uno de los múltiples arroyuelos que, apagaban la sed de los moradores de aquel pueblo manchego, y que descendía por el sitio que hoy, en lugar de aguas cristalinas, ocupan vehículos y viandantes.
Los manolos y manolas
Reciben este nombre, los hombres y mujeres, castizos madrileños, que proceden de Lavapiés, y se dice que, tiene su origen en la profusión del nombre Manuel, con el que se bautizaban los primogénitos judíos para escapar a la expulsión. Existía una fuerte rivalidad con los chulapos y chulapas, procedentes éstos del barrio de Malasaña, aunque hoy en día, se suelen emplear ambos términos indistintamente para referirse a la gente vestida con el atuendo tradicional madrileño.
Fue la barriada de Lavapiés su morada, siendo inmortalizados, entre otros muchos, por los pinceles de Goya y por la pluma de don Ramón de la Cruz; las zarzuelas de los grandes compositores como Bretón, Chueca, Chapí, Moreno Torroba y tantos otros Me estoy refiriendo al manolo y la manola.
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Aguadores en Lavapiés |
Ha pasado mucho tiempo de aquellos lejanos años donde, Carlos IV reinaba en Las Españas. Pero el manolo ha seguido existiendo, acomodando sus hábitos e inclinaciones, al paso de los años y; como no podría ser de otra manera, también la manola, de quién es legítima heredera la chula, con su tono despreciativo en el habla, los dichos y contestaciones ingeniosas; y ese andar gracioso y altanero.
El manolo es un personaje asequible, con un cigarro y un rato de conversación sobre toros, le tendremos como amigo para toda la vida y siempre dispuesto a hacernos un favor desinteresadamente. Sin embargo, la manola, no transige con la clase media, mira con recelo a todos el que encuadre en un escalón superior en la escala social. Ambos apenas frecuentan la iglesia, hablan con cierta irreverencia del sacerdote pero, eso si, nunca falta en su vivienda una imagen de la Virgen. La idea religiosa, les ha llegado por tradición de madres, de generación en generación, el culto a determinada imagen, como hecho aislado e independiente de todo sistema.
Mi Madrid. Dejar que, para seguir, me vista de chulapo
Me ponga mis gayumbos (calzoncillos), una limpia (camisa), blanca, limpia y replanchá, mis bullos (calcetines), y unos calcos (zapatos), recién cepillaos, que brillen, mi chopin(chaleco), un safo (pañuelo), bien anudado al cuello, por los constipaos, y mi parpusa(gorra) en la cabeza para que no se me enfríen las ideas. Y con la mano -el pulgar no- metidas en los bolsillos de mi chopin, y un clavel reventón en la solapa, os cuente que:
Aunque nacido no cerca de allí, en el también, castizo barrio de Chamberí, mi infancia transcurrió entre los barrios de Lavapiés y Embajadores.
Empezaba a conocer los barrios, sus gentes, las corralas, las freidurías de gallinejas, lo guapas que me parecían todas las mujeres que, trabajaban en la cercana Fábrica de Tabacos. Y esperaba con ansiedad que llegara el domingo para que me llevaran a dar un paseo por el Rastro, subir por la Ribera de Curtidores, hasta ponerme bajo la estatua del Héroe de Cascorro, Eloy Gonzalo,
Después tras bajar por la calle de Embajadores, hacia el Portillo de Embajadores y, al pasar por la iglesia de San Millán y San Cayetano, volver a oír la historia del torno y de como fue quemada, pocos días antes de que toda España se abrasara en un tremendo incendio.
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San Isidro en 1961 |
Pero sin duda, entre mis recuerdos, lo que más me hacía ilusión era la llegada de las verbenas. Esperaba con ansiedad la llegada de la primera, el 2 de mayo en el barrio de Malasaña, a la que yo no solía acudir por estar mas alejada. A continuación, el 15 de mayo, una de las más populares, que se celebraba en la plaza Mayor, playa de la Villa y Las Vistillas, aunque la zona que mas frecuentaba era en la Pradera de San Isidro, a la que los chavales llamábamos “Parque de los Mosquitos”.
Aunque el gran momento llegaba, una vez cogidas las vacaciones escolares, en el mes de agosto, cuando tenían lugar las mas castizas y populares. Empezaba la de San Cayetano entre el 5 y el 8 de agosto, en mis queridos barrios de Rastro y Embajadores. Recién terminada esta, el día 11, la de San Lorenzo en el barrio de Lavapiés. Para terminar con la famosa de La Paloma, inmortalizada en la zarzuela del mismo nombre, con libreto de Ricardo de la Vega y música del salmantino Tomás Bretón, que se celebraba en el barrio de La Latina.
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La Verbena de La Paloma |
Todas las celebré durante años, primero siendo un crío de 7 u 8 años, para disfrutar de las atracciones de feria, y así hasta llegar a los 17 o 18 años, cuando me colaba en las kermesse.
Y así durante un rato hemos recordado y conocido el barrio de Lavapiés, la plaza del mismo nombre, las manolas y manolos, Eloy Gonzalo, la quema de conventos en los primeros años de la Segunda República Española, y las verbenas madrileñas. Espero os haya servido de recuerdo a algunos y a otros conocer estos pequeños detalles de Madrid.
Los datos los he obtenido de “NOTICIAS, TRADICIONES Y CURIOSIDADES DE LAS CALLES DE MADRID, de Hilario Peñasco y Carlos Cambronero, a los que he añadido, pequeñas vivencias personales, recuerdos y notas “pilladas por ahí”. Las imágenes de PINTEREST.
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