Las Puertas de la Catedral de Valencia

Solo nos vamos a plantear las tres puertas principales que dan acceso a la Catedral de Valencia.

Tres puertas con tres estilos diferentes y que, como en la mayoría de los casos tienen sus características y su historia propias.

Justo será comenzar con la más antigua de todas.



Puerta del Palau

La fachada de la Catedral correspondiente al crucero de la epístola, es la más antigua de todo el conjunto. En ella se encuentra alojada la Puerta de L’Almonia (limosna), por dar paso a la zona donde se atendía a los menesterosos: de la “Fruita”, porque ante ella se situaba el mercado de la fruta; o Puerta del Palau, por acceder desde ella al Palacio Arzobispal.

Pero, ¿porqué una puerta románica en una catedral gótica?

Tras la entrada a Valencia en 1238 de Jaime I, y la utilización, que nos cuentan las leyendas, de un martillo de plata para destruir la antigua Mezquita Mayor musulmana, mandó construir una Catedral digna de la ciudad. De aquí hay dos teorías que, buscan encontrar, la justificación de esta puerta románica, en una Catedral que al ir tomando forma será un claro ejemplo del arte gótico.

En la primera tendremos en cuenta que, en esa época, alrededor de 1270, el románico es un estilo de cierto prestigio en la Corona de Aragón.

En la segunda, la menos aceptada por los expertos, es que siendo un templo con un pasado islámico, se pensó en ir eliminando todo lo que recordara su anterior condición islámica. Se elige, entonces, la fachada de Levante por ser donde se encontraba el mihrab, lugar hacia donde dirigen sus oraciones los musulmanes, por estar en dirección a La Meca. En la construcción de los templos cristianos, es norma que, la cabecera o ábside esté orientada al Este. Situación que no se da en la Catedral valenciana, por estar en esa posición la Puerta del Palau, lo que hizo que el maestro de obras situó la cabecera en el Norte.  

Observaremos que la fachada en que se encuentra la Puerta, es gótica, lo cual sigue llamando poderosamente la atención. La puerta está formada por un arco de medio punto, en el que hay un amplio ventanal atirantado, con un arco alancetado.

Tanto en la puerta como en la ventana nos encontramos con columnillas en sus jambas, con capiteles de ábacos cuadrados; seis están en la puerta y tres, en el ventanal. En la arquivolta de la puerta, seis órdenes concéntricos, en los capiteles narraciones del Antiguo Testamento, figuras de serafines y santos en pequeñas hornacinas.  El tejadillo de la portada se asienta sobre canecillos, representando, a los siete maridos y las siete mujeres que, procedentes de Lérida, se encargaron de traer a Valencia las setecientas doncellas, necesarias para desposarse con los repobladores.

Por sus características e, incluso, por ciertas marcas de cantera encontradas en sus piedras, se ha relacionado la Puerta del Palau de Valencia con otras puertas: la Puerta “dels fillols” de la Catedral de Lérida; la Ermita de San Miguel de Foces en Ibieca (Huesca); la Puerta de Santa María de Agramunt en Lérida; y Nuestra Señora de Salas en Huesca.

La Sacristía Mayor se encuentra situada junto a esta puerta, su planta es cuadrada, y esta cubierta por una bóveda de crucería, con trompas en sus esquinas. Desde la Sacristía accedemos a una sala secreta, que no es otra cosa que, un reconditorio eucarístico y cámara de reliquias, con interesantes pinturas murales del siglo XIV.

La decoración de la catedral, nos da buena muestra de su arcaísmo. En 1262, da comienzo la construcción, aunque ya tenía, por entonces, una disposición anticuada. 


La Puerta de los Hierros

La puerta de los Ferros (Hierros), es la puerta principal de la Catedral, siendo la más moderna de las tres. Su construcción se debe a la donación testamentaria de doña Mariana Pont de Aguilar, con el fin de sustituir a una anterior.
Konrad Rudolf, arquitecto austriaco, fue el diseñador de la portada. Las obras se iniciaron en 1703, prolongándose hasta 1741, ya que Konrad, que llegó a Valencia con el Archiduque Carlos, al ser este derrotado por Felipe de Anjou (Felipe V), en la batalla de Almansa, tuvo que abandonar la ciudad, dejando paralizadas las obras en 1707. En 1713 Domingo Laviesca, también autor de la portada de los Santos Juanes, retomó la continuidad de las obras. Pero no sería hasta 1727, que Francisco Vergara "el Mayor", continuara la obra escultórica que había abandonado Konrad Rudolf.
La puerta es barroca, destacando su grandiosidad y belleza. Su nombre de los Hierros (Ferros en valenciano), se lo da la verja de hierro situada en el atrio que accede a la entrada, que se asemeja a un retablo cóncavo, con 36,66 metros de altura, que nos produce, por su forma y altura, la sensación de un espacio mayor. El atrio tiene un banco corrido y en el arranque de las verjas, sendos leones de piedra, con dos medallones exaltando el nombre de María. La puerta la forma un arco peraltado de medio punto, que está decorado con dos cabezas de ángel de estilo barroco. En el suelo podemos ver dos lapidas, una es la de Mariana Mont de Aguilar, mientras que la otra, corresponde a su sobrina Petronila Dionisia de Mont.
La portada esta compuesta por tres cuerpos superpuestos: en el primero, tres columnas a cada lado realizadas por Konrad Rudolf, con las estatuas de Santo Tomás de Villanueva y San Pedro Pascual. Sobre el arco un bajorrelieve con el anagrama de la Virgen María, obra de Ignacio Vergara. En el segundo, mas pequeño que el anterior: cuatro columnas, un rosetón oval con una vidriera, en la que vemos la Asunción de la Virgen; la estatua de San Lorenzo y la de San Vicente; y los medallones de Calixto III y Alejandro VI y las alegorías de la Justicia y la Caridad; y la de la Fortaleza y la Esperanza. Entre el segundo y el tercer cuerpo, corre un friso de piedra. En el tercero, aún mas pequeño, en un altorrelieve, encontramos la Asunción de la Virgen, obra de Ignacio Vergara; y ya en el ático, podemos ver, el símbolo del Espíritu Santo y las esculturas de San Vicente Ferrer y San Luis Beltrán.
Rematando la portada, una cruz colocada sobre una esfera de bronce y adorada por dos ángeles tallados en piedra.
Llegamos a continuación a la tercera puerta de la Catedral,

La Puerta de los Apóstoles

El nombre de esta puerta se debe a las esculturas de los doce Apóstoles, que están situadas en la portada gótica, construida entre los siglos XIII y XIV. Aunque desconocemos el autor, mayoritariamente, se atribuye a Nicolás de Ancona, al que se contrató en 1303 por el obispo de Valencia Ramón Despont, que le había conocido en Italia.
La fachada esta compuesta por dos cuerpos superpuestos, el inferiorcompuesto por arcos apuntados abocinados y tres arquivoltas. Todo el conjunto, se encuentra protegido por un gablete apuntado y una galería con arcos apuntados ciegos, que están decorados con tracerías. En el cuerpo superior, destaca su rosetón de piedra, con una estrella de David de 6,45 metros de diámetro. Este rosetón fue sustituido en 1957, ante el deterioro del anterior, que está despiezado en dependencias de la propia Catedral. Las vidrieras, que no son las originales, tienen como objetivo la iluminación del transepto. En el rosetón podemos ver el sello de Salomón, símbolo del Mesías, descendiente de la casa de David. Tanto el  segundo cuerpo, como el rosetón estan construidos en 1462.
En el tímpano encontramos la imagen de Santa María, a la que está dedicada la Catedral, con el Niño en Brazos, rodeada de ocho ángeles con instrumentos musicales. El arco se apoya sobre seis pilares, a cada lado, con seis esculturas de apóstoles. A la derecha, las estatuas de San Sixto y San Lorenzo Mártir, bajo las que vemos una garra en piedra posiblemente parte de una figura desaparecida en la actualidad; y a la izquierda, las de de San Valero y San Vicente Mártir. Las cuatro, muy deterioradas están dentro de unos pequeños nichos. Los otros seis apóstoles se sitúan fuera de la arquería, también protegidos por doseles. 
En esta puerta nos encontramos veintiocho escudos, dieciocho correspondientes al escudo de la Corona de Aragón, los diez restantes a diferentes linajes: el de la familia Mercader, con tres marcos de oro; un toro pasante; un escudo ajedrezado; el escudo con la antigua heráldica de Valencia, que representaba una ciudad amurallada sobre aguas; que fue sustituida en 1377 por las armas del rey de Aragón; el quinto es un escudo con una flor de lis. En las arquivoltas, nos vamos a encontrar con 48 figuras, todas bajo doseles y policromadas, aunque muy deteriorada. La portada está en muy mal estado de conservación, esto es debido a la mala calidad de la piedra. Algunas imágenes se han sustituido por copias, estando las originales depositadas en el Museo de la Catedral. 
En la parte superior, justo bajo el rosetón, podemos ver una galería con esculturas de diversos reyes y personajes de Israel. Se enmarcan en arcos góticos apuntados, aunque no hay constancia sobre quienes son los personajes. Los clavos y herrajes de los batientes de madera son los originales del año 1438.
Cada jueves a las 12:00, se reúne bajo esta puerta, la que se considera, la institución de justicia más antigua de Europa.

Tribunal de las Aguas de Valencia

Aunque en tiempos de los romanos, es muy posible que existiera, alguna institución para resolver los problemas del agua en tierras valencianas, la organización heredada data de la época del Califato de Córdoba, perfeccionada tras la conquista del Reino de Valencia por el rey don Jaime. Este modelo de justicia, ha resistido el paso de los tiempos.
Del río Turia toman agua ocho acequias. Por la margen derecha, y por ese orden: la de Quart, la de Benácher y Faitanar, la de Mislata-Chirivella, la de Favara y por último la de Rovella; mientras que por la margen izquierda, lo hacen: la de Tormos, la de Mestalla y la de Rascaña. Las Comunidades de las acequias se rigen por antiguas ordenanzas, que se han ido transmitiendo por vía oral, y escritas desde el siglo XVIII. Su cumplimiento esta regida por una Junta Administradora y un Síndico-Presidente, todo elegidos democráticamente. Todos deben ser labradores y con fama de honradez. En el desempeño de su labor, son ayudados por el Guarda de cada Acequia.
Una serie de detalles, explican su perfecto funcionamiento: en primer lugar, el Tribunal tiene autoridad sobre el conjunto de las acequias; en segundo lugar, los síndicos son elegidos democráticamente entre los miembros regantes de su comunidad; por último, sus miembros no son personas legas enderecho, aunque conocen, perfectamente, el derecho que deben aplicar. Con todo esto, es comprensible, entender su autoridad moral, supervivencia, y el respeto que todos tienen a sus sentencias, siempre acatadas, dándose el caso de que nunca, nadie ha tenido necesidad de acudir a la jurisdicción ordinaria.
Expertos en derecho han encontrado en esta Institución, el modelo jurídico que la ha hecho presente en distintos foros, que han tratado temas del agua. Es de destacar la alta estima que le profesa el pueblo valenciano. En esa semanal cita a la que concurren denunciados, denunciantes; ministros, gobernantes, cardenales y reyes, a quienes se concede el alto honor de presidir y asistir a las sesiones del Tribunal de las Aguas, tenemos una de las facetas que el pueblo ha sabido salvaguardar a lo largo de los siglos como parte de la indiscutible personalidad valenciana.

Texto propio
Imágenes: Camino del Cid, WikipediA, www.jdiezarnal.com y El Mundo

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