Aznar II Galíndez

Tercer conde privativo de Aragón y nieto del creador de la dinastía condal aragonesa, Aznar I Galíndez. Tras un breve período de inestabilidad, identificado con la toma del poder por parte de García el Malo, y en el marco de una lucha interna por el poder dentro de la primera familia condal aragonesa, el segundo conde, Galindo Aznárez I, consiguió recuperar y gobernar las tierras patrimoniales, gracias al ascendiente de la familia y el apoyo y protección de los reyes pamploneses. 

En este contexto aparece por primera vez Aznar II Galíndez, casado con Oneca, hija del rey de Pamplona, García Íñiguez. Esta unión matrimonial estaba pensada con la finalidad de asegurar la tutela de los reyes pamploneses y marca el inicio de la dependencia del territorio aragonés respecto de Pamplona, aunque se trate de una vinculación muy especial, ya que nunca supuso la pérdida ni de autonomía ni de personalidad de Aragón, y sus condes conservaron la sucesión hereditaria de la dignidad condal y contaron con la libertad suficiente para llevar a cabo una política independiente tanto en el interior como hacia el exterior. 

Ante la ausencia de noticias de tipo documental, las Genealogías de Roda, llamadas también de Genealogías de Meyá, refrendan esta política independiente del conde de Aragón, que intentó buscar el equilibrio en esta vinculación inicial con Pamplona a través de los matrimonios de sus hijos, que le permitían vincular Aragón con el norte y el sur, al casar a su hija Sancha con el walí de Huesca, Muhammad al-Tawil (matrimonio del que nacieron ‘Abd al-Malik, Amrús, Fortunio, Musa y Belasquita), mientras a su hijo y heredero, Galindo II Aznárez, lo desposó con Acibella, hija del conde García Sánchez de Gascuña.

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