Marco Valerio Marcia


Aunque siempre se ha dicho que Marcial nació en Bílbilis, la actual Calatayud, hoy podemos decir que no es del todo cierto, ya que el original Bílbilis celtibérico se encontraba en Valdeherrera. Pero tras su conquista por Roma, la ciudad se traslada, por orden de Augusto, junto a la actual Calatayud. 

Marcial llega a Roma después de los incendios de la ciudad, del año 64 d.C. atribuidos a Nerón. Los ciudadanos romanos, estaban hartos de los caprichos e impuestos abusivos del emperador. En estas circunstancias, en el año 65 d.C., Pisón se propuso expulsar del poder al tirano Nerón, en medio de estos convulsos momentos, el bilbilitano Marcial fue ayudado por la esposa del poeta Lucano. 

Tras el asesinato de Nerón en el año 68 d.C., llegaría al poder de Roma el Emperador Vespasiano, de la Dinastía Flavia, a quien le sucedería, en el año 79 d.C., su hijo Tito. Durante este período de tiempo, Roma alcanzaría gran estabilidad, y las fiestas tradicionales volvían a ser la expresión de una sociedad mucho más cohesionada que en tiempos de Nerón. Más tarde, durante el mandato del Emperador Domiciano, la obra de Marco Valerio Marcial, mereció los más altos elogios de la sociedad y la clase alta de Roma. Aunque hispano celtíbero de nacimiento, Marcial adquiere una conciencia y modo de actuar y vivir plenamente romanas. 


La época romana del poeta Marcial fue la de las intrigas palaciegas; por ello, en sus epigramas se adivinan y exponen sencilla, y a la vez genialmente, los aspectos más íntimos del ser humano. En la trayectoria vital del poeta bilbilitano, vida y obra son inseparables. Los epigramas de Marcial
condensan no solo lo mejor de la poesía lírica, sino también de la épica. Sus versos son cortos pero contundentes, mordaces y siempre ingeniosos; en su obra, el poeta se muestra angustiado por la vida, al igual que los existencialistas después de la II Guerra Mundial; los epigramas en latín de nuestro poeta rebosan de una musicalidad, muy difícil de conseguir, que realmente atrapa al lector. Se puede decir por ello que Marcial fue para la poesía romana lo que Mozart a la música clásica. Dos genios, en distintos tiempos y facetas, unidos por sus magistrales y universales obras. 

Tras el asesinato en el año 96 d.C. del Emperador Domiciano, Marco Valero Marcial se queda sin protector y ve cómo llegar al poder de Roma dos Emperadores que no mostrarán el menor aprecio hacia él. En el 98 d.C. ya mayor, y derrotado, con cuarenta años cumplidos, Marcial vuelve a Bílbilis, una ciudad ya profundamente romanizada. Allí encontró también una paz y tranquilidad que la ajetreada Roma le había negado: En su ciudad natal se encontraría con una mujer más joven que él, Marcela, que cuidaría de él hasta su muerte en el año 104.


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