Sofía de Grecia, esposa de Juan Carlos I
Nació Sofía Margarita Federica Scheleswing-Holstein Sonderbirg
Gluckburg, hija primogénita del rey Pablo I de Grecia y de la reina Federica,
en Psixico (Grecia), el 2 de noviembre de 1938. Su nacimiento se produjo en
momentos de gran tensión política en la vida de Grecia, pues aunque restaurada
la Monarquía, había gran inestabilidad política dentro y fuera del país; el
fascismo amenazaba a la democracia mundial, italianos y alemanes querían apoderarse
de Albania y algunas islas griegas estaban en peligro. Los primeros años de la
futura reina de España fueron muy azarosos, pues no había cumplido aún dos años
cuando Mussolini invadió Grecia, exigiendo la rendición incondicional y la
renuncia de la soberanía. En la primavera de 1941, Jorge II y el resto de la
Familia Real abandonó el país, y se dirigieron al exilio que duraría cinco
años. Estuvieron en Creta, Alejandría, El Cairo, y finalmente en Ciudad de El
Cabo, en Sudáfrica. En 1946, acabada ya la Segunda Guerra Mundial, regresaron a su
país, donde recibió una educación con el mínimo de protocolos y sin privilegios
de ningún tipo, ya que sus padres la enviaron a una pequeña escuela pública. Al
año siguiente el príncipe Pablo fue coronado rey de Grecia.
La formación
de doña Sofía prosiguió en Alemania, en el internado de Salem, en donde
permaneció desde 1951 hasta 1955. Con 18 años dejó Alemania y volvió a Grecia, trabajando
dos años como enfermera en un orfanato ateniense. Al mismo tiempo realizó estudios
sobre Bellas Artes y Arqueología, publicando los libros: Miscelánea
arqueológica y Cerámica
en Decelia.
Sofía y el príncipe Juan Carlos se conocieron en 1954 durante un crucero por las islas griegas en
el que participaron numerosos miembros de la realeza europea. Seis años
después, en 1960, los duques de Wüttemberg celebraron una fiesta en Stuttgart,
en la que de nuevo coincidieron, y meses más tarde, durante la boda de los
duques de Kent, coincidieron en Londres, y comenzaron su idilio.
El 14 de
mayo de 1962 se celebró la boda, por los ritos ortodoxo y católico, en Atenas,
en la Catedral de San Dionisio. Asistieron 137 reyes y príncipes, lo que se consideró
una de las mayores concentraciones de la nobleza europea. La ceremonia fue
oficiada por el arzobispo ortodoxo griego Crisóstomos. Tras el viaje de novios
se instalaron en el Palacio de la Zarzuela. El 20 de diciembre de 1963 nació su
primera hija, a la que pusieron el nombre de Elena María Isabel Dominica de
Silos; el 13 de junio de 1965, nació su segunda hija, Cristina Federica
Victoria; y el 30 de enero de 1968, nació su primer y único hijo varón, al que
pusieron el nombre de Felipe Juan Pablo Alfonso de la Santísima Trinidad de Todos los Santos de Borbón y Grecia, destinado a ser el Príncipe de Asturias y
heredero de la Corona Española.
El 22 de
julio de 1969, la princesa Sofía se convirtió en princesa de España, comenzando
a desarrollar desde entonces una intensa actividad cultural, social y humana.
A la muerte
del general Franco, don Juan Carlos se hizo cargo de la Jefatura del Estado, y
pocos días después, los príncipes don Juan Carlos y doña Sofía eran coronados
Reyes de España en el Palacio de las Cortes Españolas.
Doña Sofía estuvo
siempre profundamente interesada por la educación de sus hijos, de la que
siempre se ha ocupado personalmente. Actuó personalmente en diversas obras de
beneficencia, especialmente en las de Cáritas, Cruz Roja, la Asociación de
Ayuda a Subnormales; y presidió el Patronato para la Educación Especial. Gran
aficionada a los deportes, practicó el esquí y la equitación. Al igual que don Juan Carlos se sintió atraída por la navegación a vela, además de una gran
amante de la música clásica.
La Reina
domina varios idiomas con perfecta fluidez: griego, español, inglés, francés,
alemán e italiano. Se la consideró en varias ocasiones como la mujer más
elegante de España, así como una dama muy distinguida de la realeza europea. Doña Sofía
declaró ver su oficio de Reina de forma optimista, afirmó: "compensa ser Reina si ello supone ayudar a
los demás. Por eso no lo considero un sacrificio".
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