Las Fragatas: Un nuevo modo de combatir
Fragata americana luchando con piratas berberiscos |
Las primeras fragatas tuvieron de 24 a 28 cañones y una
tripulación de 160 hombres. Hacia la primera mitad del siglo XVIII, el número
de piezas aumentó hasta 32-36, y a finales del siglo aparecieron fragatas que embarcaban
más de 40 cañones. La artillería estaba generalmente situada en un solo puente
de batería.
No existe una codificación precisa que permita establecer
cuando hizo su aparición la fragata de los mares del mundo. Sabemos que ya
desde la batalla de Lepanto, en 1571, el término fragata fue dado a algunas
galeras que tenían tareas de inspección y de caza de los barcos adversarios en
fuga.
En el momento en que la fragata alcanzó su máxima evolución,
tuvo una sola batería cubierta, continua de proa a popa, mientras la segunda
batería se retiró al puente de cubierta, sólo parcialmente protegida por las
bajas y reducidas superestructuras del alcázar y del castillo, que ya no tenían
ninguna decoración lujosa.
Fragata británica de 38 cañones |
En 1748, el Almirantazgo Británico, del que era entonces
primer lord el almirante Alson, codificó las formas constructivas y las
características de armamento de la fragata, estableciendo de modo detallado y
preciso sus fines tácticos, y dedicándola solo a la guerra de corsarios. La
arboladura y el velamen, aumentaron por consiguiente.
La definitiva aceptación de la fragata se debió a su menor
costo constructivo y a que se podía maniobrar, con excelente resultado, por una
tripulación reducida, entre 250 y 300 hombres, número bastante inferior al de
los grandes bajeles preferidos, no obstante en las grandes operaciones navales
por su mayor volumen de fuego.
Fragata Británica del siglo XVIII |
Los americanos demostraron una habilidad especial en
aumentar la velocidad de los barcos de vela; la creación de las grandes
fragatas que actuaron durante la guerra de la Independencia, señaló la cumbre,
tanto técnica como táctica, de la construcción de este tipo de barco de vela,
que podía atacar a fuerzas navales superiores más lentas. El método de ataque
de las fragatas americanas, basado esencialmente en la velocidad, influyó de
forma determinante en las tradicionales disposiciones tácticas avaladas por
siglos de aplicación. Junto a un considerable volumen de fuego, la fragata
americana contaba con un importante y perfeccionadísimo velamen.
Las fragatas francesas, que fueron de las mejores salidas de
los astilleros europeos, tenían los extremos, proa y popa, ligeramente
inclinados, de manera que creaban una cierta concavidad junto a la quilla. Esto
permitió la construcción de cascos que, además podían dominar mejor el mar y
maniobrar con más facilidad.
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