Catalina II, esposa de Pedro III, zar de Rusia y zarina de Rusia (1762 a 1796)

 


Sofía Federica Augusta de Anhalt-Zerbst-Dornburg, Catalina II de Rusia o Catalina la Grande, nació en Szczecin (Stettin), Pomerania, actualmente Polonia, el 2 de mayo de 1729. Era hija del príncipe Cristián Augusto de Anhalt-Zerbst y de la princesa Juana Isabel de Holstein-Gottorp, una familia noble, aunque no rica. Tuvo dos hermanos y una hermana menores y se dice que tenía una relación más estrecha con su padre que con su madre.

A pesar de la escasez de dinero, fue educada por tutores franceses y una institutriz francesa, como correspondía a una niña de noble cuna. Su institutriz ejerció una gran influencia en ella, y Catalina siempre se refería a ella como la institutriz que toda niña debería tener. Fue una niña alegre y llena de energía, a la que le encantaba mandar. Podemos decir que su infancia fue relativamente tranquila.

Su madre, Juana nunca estuvo satisfecha con su vida, lamentando haberse casado con un hombre que estaba por debajo de su estatus; por lo que comenzó a visitar a sus parientes mejor relacionados y, cuando tuvo edad suficiente, se llevó a Catalina con ella. Juana tenía un único objetivo: conseguir un matrimonio real para su hija. En 1739, Catalina, al poco de cumplir los 10 años, conoció al futuro Pedro III, de 11 años. Como heredero al trono de Suecia y único nieto vivo de Pedro I el Grande zar de Rusia, Juana lo consideró un excelente partido para su hija, alegrándose al ver que su hija reaccionaba positivamente ante él. Por ese tiempo, Catalina mantuvo una inocente relación con su tío Jorge Luis, quien pidió su mano; ella aceptó, pero sus padres querían más para su hija, por lo que su relación no fue más allá. Juana tenía vínculos familiares con los Romanov, puesto que, la hermana mayor de la emperatriz Isabel, Ana, estaba casada con un primo de su madre, Carlos Federico (los padres de Pedro). Además, Isabel también había estado prometida al hermano mayor de Juana, pero éste murió antes de su boda. Debido a esto, Isabel tenía gran afecto a la casa de Holstein, lo que resultaba muy ventajoso para Catalina y su familia. Para fomentar aún más esta relación de amistad, Juana llevó a Catalina al pintor de la corte prusiana Antoine Pesne, para que pintara su retrato y enviarlo como regalo a la emperatriz.

En enero de 1742, Pedro fue nombrado heredero de la emperatriz Isabel, por lo que el hermano de Juana, Adolfo Federico, se convirtió en el heredero al trono sueco en su lugar. El día de Año Nuevo de 1744 llegó una invitación de Rusia para madre e hija, seguida de una carta del rey Federico II de Prusia, en la que expresaba sus deseos de que Catalina se convirtiera en la esposa de Pedro. El 10 de enero de 1744, Catalina y sus padres se trasladaron a Berlín a fin de reunirse con el rey Federico II, el cual debía dar su aprobación antes de que Catalina fuera a Rusia.

El 16 de enero de 1744 se trasladaron a Rusia; y Catalina y su madre llegaron al Palacio de Invierno el 3 de febrero de 1744, donde se les recibió con una bienvenida imperial. Se reunieron con Pedro y la emperatriz Isabel seis días después, pero, aunque Pedro estaba contento de ver a Catalina, la consideraba más una amiga que su futura esposa. Pero la princesa estaba decidida a enfrentarse a todo lo que se le pusiera por delante, y dio comienzo a su educación rusa, al tiempo que recibía lecciones sobre la Iglesia Ortodoxa Rusa. Entregada a sus estudios, se despertaba en mitad de la noche para recitar palabras en ruso, lo que la provocó una neumonía, cayendo gravemente enferma. Entonces, la emperatriz Isabel corrió a su lado para ayudarla a recuperarse.

El 28 de junio de 1744 ingresaba en la Iglesia Ortodoxa Rusa, teniendo lugar su compromiso con Pedro al día siguiente. Tras una peregrinación a Kiev, la ciudad sagrada del Imperio Ruso, y una vez que Pedro se recuperara de un ataque de viruela, regresaron a San Petersburgo. La boda de Catalina y Pedro tuvo lugar el 21 de agosto de 1745. Fue un evento enorme, con diez días de celebraciones. Pero el matrimonio de la pareja distó mucho de ser feliz y permaneció sin consumarse durante años. No obstante, Catalina, tuvo varios amantes y se especula que sus tres hijos fueron fruto de estas relaciones. Parece ser que, su primer hijo, el gran duque Pavel Petrovich (Pablo I), nacido en 1754, era hijo de Serguéi Saltykov (oficial del ejército ruso); pero tuvo dos hijos más, una hija, la gran duquesa Anna Petrovna, que se cree fuera fruto de su relación con el conde Estanislao Poniatowski, futuro rey de Polonia, y un hijo, el gran duque Alekséi Grigorevich Bobrinski, que se especula que era hijo del soldado Grigori Orlov. A pesar de todo, Catalina, apoyó en casi todo a su marido, durante los primeros años de matrimonio, tolerando su comportamiento inmaduro.

 

Al morir la emperatriz Isabel el 5 de enero de 1762, Pedro fue coronado como Pedro III de Rusia, convirtiéndose Catalina en emperatriz consorte. Pedro no tardó en poner a la gente en su contra debido a su falta de sentido común y sus acciones insensatas, por lo que, no pasó mucho tiempo antes de que empezaran a conspirar contra él. Muchos de estos grupos conspiradores querían que Catalina se convirtiera en emperatriz regente. Uno de los más destacados era su amante Grigori Orlov, oficial de la guardia rusa, y sus cuatro hermanos, que ocupaban altos cargos en el ejército ruso. El 28 de junio de 1762, Catalina tomó el poder y fue proclamada emperatriz rusa por el ejército ruso. Pedro fue arrestado y obligado a firmar su abdicación, siendo, poco después, asesinado, probablemente por el hermano de Grigori, Alekséi Orlov. Catalina fue coronada como emperatriz regente el 22 de septiembre de 1762 en la Catedral de la Asunción de Moscú con el nombre de Catalina II de Rusia. Para dicha coronación se confeccionó la Corona Imperial de Rusia, que se convirtió en la corona de coronación de los soberanos rusos a partir de entonces; gracias a un diseño del joyero suizo Jérémie Pauzié. Al ser coronada siguió los pasos de Catalina I de Rusia, que procedía de una familia de clase baja, se casó con Pedro I el Grande y se convirtió en emperatriz regente en 1725 con el apoyo del ejército ruso.

 

 

Reformas afrontadas por Catalina II

 

En 1775 se publicó el Estatuto para la Administración de las Provincias del Imperio Ruso, que incluían la creación de instituciones individuales para los sistemas de administración, justicia y finanzas; estando la administración bajo el control de un gobernador, asistido por un vicegobernador que se encargaría de recaudar impuestos y recolectar deudas. Bajo el mando del gobernador, se crearon tribunales de justicia con un tribunal superior, uno inferior y uno de distrito para las clases alta, media y baja. El estatuto también estableció instrucciones sobre el cuidado y bienestar del pueblo ruso, con juntas de bienestar social en cada capital de provincia. Dichas juntas de bienestar social supervisaban hospitales, casas de trabajo, casas de beneficencia y correccionales.

 

Uno de los aspectos más importantes del reinado de Catalina fue el Sistema educativo, ya que creía que todos los niños rusos debían recibir una educación europea y le apasionaba que tanto hombres como mujeres recibieran una educación adecuada. Estudió el sistema educativo de Rusia en comparación con el de otros países, creó una comisión educativa y se reunió con pioneros de la educación. El Estatuto Ruso de Educación Nacional estableció, en 1786, un sistema de dos niveles de escuelas primarias y secundarias, gratuitas para los niños de todas las clases, excepto los siervos. Creó el Instituto Smolny para Niñas Nobles, que, en un principio solo admitía a mujeres nobles y adineradas, aunque más tarde aceptó a niñas de familias de clase media. También transformó el Cuerpo de Cadetes en 1766, que educaba a niños desde edad temprana hasta los 21 años. Se añadieron al plan de estudios la historia, la filosofía, las artes y las ciencias. Sus reformas educativas fueron objeto de numerosas críticas, ya que sus detractores afirmaban que no destinaba suficientes fondos al sistema educativo y que los nobles seguían prefiriendo enviar a sus hijos a escuelas privadas en lugar de a instituciones estatales. También impidió que muchos campesinos recibieran educación. Es necesario saber que, los siervos eran campesinos que renunciaban a su libertad y trabajaban para los terratenientes, así conseguían que estos los protegieran en tiempos difíciles. Catalina mantuvo el sistema de siervos, aunque introdujo algunos cambios y mejoras: prohibió que los antiguos siervos volvieran a serlo y estableció un estatuto que permitía a los siervos solicitar la libertad si eran poseídos ilegalmente; también les permitió presentar quejas contra sus terratenientes para evitar revueltas.

En 1771 se produjo una mala cosecha que limitó aún más la libertad de los siervos. Esto provocó violencia y protestas, que desembocaron en el Levantamiento de Pugachov. Yemelián Pugachov era un exteniente del ejército imperial ruso, que se convirtió en líder de un gobierno alternativo ruso pretendiendo convertirse en emperador. Abogó por la libertad de los siervos y ayudó a la clase baja, que le dio su apoyo. Fue la mayor rebelión campesina de la historia de Rusia y solo pudo ser sofocada cuando Pugachov fue arrestado y ejecutado en enero de 1775.

 

En cuanto a las relaciones internacionales, Rusia salió victoriosa de la primera guerra ruso-turca (1768-1774), que supuso ampliar las fronteras del Imperio hasta el sur de Ucrania y el Mar Negro. Anexionó Crimea, que pasó a formar parte de Rusia tras la segunda guerra ruso-turca (1787-1792). Entre 1788 y 1790, Rusia entró en guerra contra Suecia, donde reinaba el primo de Catalina, Gustavo III de Suecia. En 1789, la armada sueca superó a la rusa, obligando a que los rusos tuvieran que negociar en el Tratado de Värälä de 1790, por el que todas las tierras capturadas fueron devueltas a sus propietarios originales.

En 1791, la Constitución de Mayo trató de establecer una monarquía más democrática en la Mancomunidad de las Dos Naciones (Mancomunidad Polaco-Lituana), Constitución que otorgaba a los campesinos la protección del gobierno garantizando la igualdad política entre nobles y clases bajas. Catalina decidió intervenir, y al cabo de tres meses se alcanzó un alto el fuego y Rusia pudo repartir partes de Polonia entre Prusia y Austria. En 1796, Rusia entró en guerra contra Persia tras firmar el Tratado de Gueórguiyevsk, en el que Rusia juraba proteger Georgia contra una invasión persa, pero Catalina moriría antes de que terminara la batalla. A pesar de que Catalina involucró a Rusia en varias guerras, creía en la paz y la diplomacia, convirtiendo a Rusia en mediadora internacional. Estableció la Liga de Neutralidad Armada en 1780, que protegía los barcos neutrales de la Marina Real Británica durante la revolución estadounidense. En 1792, intentó establecer relaciones comerciales con Japón y envió una misión comercial. Sin embargo, las negociaciones no llegaron a buen puerto.

 


En el aspecto cultural, Catalina era una apasionada de las artes, interesándose especialmente por la literatura, la pintura y la filosofía, escribiendo sus propias comedias y obras de ficción. Durante su reinado, fundó el Museo del Hermitage en San Petersburgo, el segundo museo de arte más grande del mundo. Podemos decir que, durante su reinado, se vio nacer a la intelectualidad rusa. 

En el tema de la religión, nacionalizó las tierras de la Iglesia para pagar las guerras. Durante su reinado, los nobles adquirieron mayor importancia que la propia Iglesia, aunque protegía a los cristianos y promovió la conversión a la ortodoxia rusa. En 1767 se creó la Comisión Legislativa de 1767, que protegía los derechos religiosos de los musulmanes; que se ampliaría con el Edicto de Tolerancia de Credos de 1773, que permitía a los musulmanes construir mezquitas y practicar su fe. Trató el judaísmo como un sistema legal separado, pero comenzó a asimilar al pueblo judío con la Ley de la Carta de los Pueblos en 1782, en la que se les reconocía como iguales a los ciudadanos ortodoxos rusos. En 1786, Catalina pidió que se excluyera la religión de las escuelas públicas. Su visión personal, en cuanto a la religión, se podría considerar laica. 

El 5 de noviembre de 1796, de madrugada, Catalina se levantó y tomó su café matutino habitual, disponiéndose a trabajar. Alrededor de las 9:00, la encontraron en el suelo con la cara violácea y el pulso débil. Fue llamado el médico de la corte que le diagnosticó un derrame cerebral, cayendo en coma. Se le dieron los últimos ritos y murió la noche siguiente. Fue enterrada con una corona de oro en la cabeza y con un vestido de brocado plateado. Sus restos se encuentran en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo.


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Ramón Martín


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