Suintila, rey Visigodo desde el 621 al 631
REINO DE TOLEDO
Nacimiento: Se
desconoce la fecha de su nacimiento.
Fallecimiento: El
año 633 o 634 en Toledo.
Padres: Se desconocen
Reinado:
Desde el año 621 al 631.
Noble godo,
que ocupó un puesto destacado, dentro de ella como duque en tiempos de Sisebuto,
desde donde condujo varias campañas contra los Rucones, y los Bizantinos.
Esta última, desarrollada entre el 612 y el 615, terminó con la conquista
visigoda de: Medina Sidonia y Málaga y la reducción de las posesiones
imperiales en torno a su capital, Cartagena. Durante la campaña contra los Rucones,
que completaba la realizada por el duque Riquila, unos años antes, le
llevó a entrar en tierras asturianas.
Poco se
sabe de los orígenes familiares del futuro monarca. La posible relación de
parentesco, bien sea directo o colateral, con Sisebuto
explicaría su ascensión al trono godo en marzo de 621, tras casi dos meses de interregno
provocado por la muerte de Recaredo
II, a los pocos días de la de su padre Sisebuto
en febrero de ese mismo año.
Los
primeros cinco años del reinado de Suintila estuvieron dominados por la
política militar y exterior, como continuación de las pautas marcadas por su antecesor.
En el primer verano de su reinado, dirigió una importante campaña militar en
tierras navarras, encaminada a poner fin a las endémicas depredaciones de las
poblaciones pirenaicas occidentales de estirpe vascona, que llegaban hasta el
valle del Ebro. El éxito de la misma supuso el sometimiento, con el
consiguiente tributo de los vencidos y el compromiso para construir la plaza
fuerte de Olite, en la estratégica calzada que unía Pamplona con el valle del
Ebro, y donde se había establecido, en el primer cuarto del siglo V, el
asentamiento de Tafalla, con tropas al servicio del Imperio, dependientes del
Reino godo de Tolosa. El éxito de la campaña trajo consigo la ausencia de razias
vasconas en el Ebro durante más de una generación.
Pero,
sin duda, la acción militar más importante realizada por este rey, se
desarrolló entre 623 y 625 sobre los restos del dominio bizantino en la
Península, en torno a la capital imperial, Cartagena. La ofensiva goda aprovechó
el esfuerzo bélico realizado por el emperador Heraclio contra el persa Cosrores
II, y las dificultades por las que pasaban en Italia y África ante la presión
de longobardos y bereberes. La guerra acabó con la conquista y destrucción de
Cartagena. La guerra bizantina contribuyó a ampliar el poder de Suintila,
favoreciendo a su familia y a otros linajes hispanogodos meridionales. Este
enraizamiento en tierras andaluzas explica el entusiasmo mostrado hacia el monarca
por Isidoro de Sevilla. El gran éxito militar, propiciaría un
cambio en el segundo quinquenio de su reinado. Cambio iniciado en el 625, al asociar
al trono a su joven hijo Ricimiro, y la calificación como “sagrada” a su
estirpe, a la manera bizantina.
Los
obispos, reunidos en el IV Concilio de Toledo en diciembre de 633,
criticaron duramente la rapacidad de Suintila, al confiscar bienes
eclesiásticos. Y la Crónica neústrica del Pseudo-Feredegario afirmará la
iniquidad del monarca hacia los nombres de su propia facción como causa de su
posterior caída. Lo cierto es que, esta nueva política real, hizo surgir las
disensiones en el seno de la nobleza y la jerarquía eclesiástica meridional, que
era su principal apoyo, como en el caso del obispo Marciano de Écija,
que fue acusado de conspirar contra la vida del rey, entre 628- 629, y
posiblemente del propio Isidoro de Sevilla. Pero la mayor
oposición a Suintila surgió en el seno de la poderosa nobleza goda de
Septimania, con su líder Sisenando, miembro destacado de esa nobleza, posiblemente
emparentado con el desaparecido rey Sisebuto.
Con el
apoyo militar del rey merovingio Dagoberto de Neustria el
ejército septimano dirigido por Sisenando entró con escasa oposición en
tierras hispánicas, sumando en su avance a numerosos nobles, incluido el propio
hermano de Suintila, Geila. Al llegar los rebeldes a Zaragoza, el propio
Suintila y sus más allegados se entregaron sin combatir, al verse abandonados
por sus propias tropas. El 26 de marzo de 631 era reconocido como rey Sisenando.
A cambio de su rendición, a Suintila y los suyos, se les permitió conservar la
vida y mantener la propiedad de algunos bienes, aunque, otros muchos, se
entregaron en el Concilio IV de Toledo, a sus legítimos dueños.
Se
ignora cuántos años sobrevivió a su derrota y destronamiento, aunque en
diciembre de 633 todavía estaba con vida.
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