Plaza y Fuente de Neptuno en Madrid

 

En 1503, uno de los senderos que desde la Puerta del Sol, llegaban al Prado, aumento su importancia y utilización, pues en ese año se construyó el monasterio de San Jerónimo, convirtiéndose en una vía para carros para visitar. Es el origen de la Carrera de San Jerónimo, cuya importancia aumentó cuando los Austrias comenzaron a utilizar el Palacio del Buen Retiro, y más aún cuando se incendió el Alcázar y los primeros Borbones, se vieron obligados a vivir en dicho Palacio, mientras se realizaban las obras del que sería el Nuevo Palacio Real

La Carrera de San Jerónimo, en la actualidad, finaliza en la plaza de Cánovas del Castillo, en la que se encuentra la fuente de Neptuno, por lo cual, la plaza es conocida, popularmente, como Plaza de Neptuno. La Plaza se encuentra en pleno Paseo del Prado, cerca del Museo del Prado, y el Palacio de Villahermosa (Museo Thyssen Bornemisza), y los hoteles: Palace y Ritz.

El Paseo del Prado, debe su nombre al Prado de los Jerónimos, que era un conjunto de solares y prados situados alrededor del monasterio de San Jerónimo el Real, formaban el límite oriental de Madrid. En sus proximidades, otras dos zonas designadas como prados: El de los Recoletos Agustinos, coincidente, en parte, con el actual Paseo de Recoletos y el de Atocha, cerca de la actual Plaza del Emperador Carlos V. Todos ellos eran conocidos como el Prado Viejo. La primera reforma del Prado Viejo tuvo lugar en el año 1570, bajo el impulso de Felipe II, quien había instalado, nueve años antes la Corte en Madrid. La remodelación de la zona consistió, en la creación de una zona de recreo y esparcimiento, articulada alrededor del cauce del desaparecido arroyo de la Fuente Castellana o del Olivar, también llamado Bajo Abroñigal y que discurría al este del casco urbano. Fruto de esta actuación fue la plantación de una arboleda, dispuesta en una única hilera en el caso del Prado de los Recoletos Agustinos y en tres en el de los Jerónimos, según puede apreciarse en el plano de Pedro Texeira del año 1656. Este eje arbolado era la línea divisoria entre el caserío de la ciudad y los recintos monacales ubicados al otro lado del Prado Viejo. 

A principios del siglo XVII fue construido, junto al monasterio de San Jerónimo el Real, el Palacio del Buen Retiro, residencia real que cerraba la cara este del Prado de los Jerónimos.

Durante el reinado de Carlos III, se efectuaron nuevas reformas en el Prado Viejo, un paseo que, pese a ser muy popular había ido cayendo en un abandono, perdiendo así, su primitiva función de lugar de esparcimiento. Esta gran reforma convirtió esta zona, profusamente arbolada, en un paseo con Jardines y Fuentes. La idea fue promovida por el Conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla, iniciándose los trabajos en 1763. La idea era integrar el espacio de transición entre la ciudad y el Buen Retiro, mediante la creación de un espacio embellecido por fuentes y vías arboladas. Estas transformaciones llevaron a los grandes de España a construir sus residencias en el entorno del Prado para estar cerca de los reyes.

Comencemos a conocer el entorno de la Plaza de Neptuno, con uno de los palacios más importantes de la zona. Me estoy refiriendo al Palacio de Medinaceli.

FUENTE DE NEPTUNO

Es una fuente de estilo neoclásico, ubicada en el centro de la plaza a la que da nombre, aunque en realidad es la Plaza de Cánovas del Castillo. Su construcción se debe a un proyecto de 1777, aunque su construcción comenzó en 1782, dándose por finalizada en 1786; y aunque en un principio fue situada en la bajada de la Carrera de San Jerónimo, mirando a la Fuente de Cibeles, posteriormente, fue trasladada al centro de la plaza en 1898. La fuente forma parte de tres grandes grupos escultóricos diseñados para el Salón del Prado por Ventura Rodríguez, aunque se utilizaron como modelo, unos bocetos en madera de Miguel Ximénez, junto a la de Cibeles y la Fuente de Apolo o de las Cuatro Estaciones. Fue realizada en mármol blanco procedente de Montesclaros (Toledo). 

La obra escultórica, se le encargó a Juan Pascual de Mena, y al fallecer éste, cuando solo estaba lista la figura de Neptuno, se hicieron cargo del resto de las esculturas José Arias, José Rodríguez, Pablo de la Cerda y José Guerra.

La fuente se alza sobre un gran pilón circular en cuyo centro se encuentra la figura de Neptuno, dios del mar, es una de las doce divinidades del Olimpo, hijo de Saturno y Rea, y hermano de Júpiter. Al dios del mar se le suele representar con larga barba y largos cabellos, empuñando el tridente, con puntas a veces ganchudas. Es un dios romano similar al dios griego Posesión. Es el dios del mar y todo tipo de agua. Su mujer era Anfitrite y vivían junto a sus hijos en un palacio de oro debajo del mar. Solía clavar su tridente en las piedras para que brotara el agua. Tenía poder sobre las tempestades y todos los dioses marinos estaban bajo su mando. Los marineros invocan su protección para asegurarse una navegación tranquila y privada de peligros. Fue una imagen muy representada durante la época del Renacimiento y Barroco. Se le presenta con una culebra enroscada en la mano derecha y el tridente en la izquierda, sobre un carro formado por una concha tirada por dos caballos marinos con cola de pez (hipocampos).​ Alrededor del carro nadan focas y delfines que arrojan chorros de agua a gran altura. El dios de las aguas pudo ser símbolo de la Marina que Carlos III reformó, haciéndola más competitiva y reforzando así la comunicación con las colonias.

A lo largo de la historia, la Fuente ha sufrido serios deterioros que han obligado a diversas restauraciones y operaciones de limpieza. En 1842 se restauraron un brazo, tres dedos y las paletas de una rueda. Con motivo de su traslado en 1898 se limpió todo el conjunto y se recuperaron algunas piezas perdidas. En 1914 se restituyó el tridente robado. En 1969 se añadió un segundo pilón y en 1982 se restituyeron dos dedos de cada pie y se restauraron la pierna derecha, los dedos de la mano izquierda, las aspas del carro marino y las patas y orejas de los caballos. En 1995 se restauró una pala de las ruedas que estaba rota, así como otros desperfectos menores. También se realizó una limpieza general, se renovó el ajardinamiento exterior y se impermeabilizó el vaso.

Durante la Guerra Civil Española de 1936, al igual que se hizo con la Fuente de Cibeles, se construyó una protección que la cubría por completo. Entonces el humor de los madrileños se hizo presente, cuando debido a la hambruna existente, se colocó a Neptuno un cartel colgando de su cuello, en el que se podía leer: “Dadme de comer o quitarme el tenedor”. En el 2012, durante una manifestación sindical, las aguas de la fuente las tiñeron de rojo. ​

Para la realización del presente artículos se ha consultado diversas publicaciones referidas a esta plaza y su fuente. Las imágenes de WikipediA

Comentarios

  1. Muy interesante esta serie de artículos Ramón. Lo comparto.

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    1. Por supuesto. Es todo tuyo. Muchas gracias por compartir.
      Un saludo

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