Palacio de Linares en Madrid



Situado en el número 55 de la Calle de Alcalá, haciendo esquina con el Paseo de Recoletos, y con su fachada principal recayendo a la Plaza de Cibeles, ocupa los terrenos que ocuparon en la antigüedad los Molinos de Plata, y el Pósito Real de Madrid, que eran un conjunto de edificaciones que respondían a diversas funciones, como almacén de cereales, mercado de harinas, molinos, tahonas, hornos, etc. Fue conocido en sus primeros años como palacio de Murga, por pertenecer a los marqueses de Linares: José de Murga y Reolid y Raimunda de Osorio y Ortega. Estos habían comprado el solar al Ayuntamiento de Madrid en 1872, año en que comenzaron las obras que, habrían de durar 18 años. El diseño del palacio se debe al arquitecto francés Adolfo Obrecht, aunque las obras fueron realizadas por el arquitecto español Carlos Colubí, aunque la famosa casa de muñecas, es obra de Manuel Aníbal Álvarez. 

Al fallecer los marqueses sin descendencia, el palacio fue heredado por su ahijada Raimunda Avecilla y Aguado, hija del administrador de los marqueses. Tras la Guerra Civil, el palacio estuvo a punto de ser derribado, pero, finalmente fue declarado en 1976 Monumento Histórico, convirtiéndose, tras pasar por diversos dueños e inquilinos, en la sede de la Casa de América, en 1989. 

Consta el palacio de cuatro pisos: sótano, entresuelo, planta noble, y tercera planta, más un Subsótano que ocupa el espacio correspondiente a las caballerizas y el jardín, y donde podemos encontrar una serie de galerías cegadas que, es muy posible que, comunicaran con los edificios cercanos. 

En el Sótano, están las cocinas, oficinas de los empleados y algunas habitaciones correspondientes al servicio. En la planta baja, nada mas atravesar la Puerta Principal, nos encontramos con una espléndida escalera de mármol de Carrara, que da paso a la planta principal. 

El Entresuelo se extiende a ambos lados de la escalera. En ella está la Sala de aseo personal de la marquesa, en el techo, al igual que en el resto de las habitaciones, podemos admirar lienzos relacionados con el destino de cada sala. En este caso la diosa Venus aseándose, mientras Adonis le sujeta un espejo, obra de Carlos Plasencia. En esta misma planta se encuentra el dormitorio de los marqueses; en el techo la diosa de la noche invita al sueño, y a su alrededor una serie de ninfas con adormideras, también realizado por Carlos Plasencia. Las paredes están decoradas por telas de seda bordadas a mano. A continuación, encontramos el boudoir Louis XV o camarín de la marquesa. El lienzo del techo de Alejandro Ferrán es una alegoría de la poesía, en ella vemos a la musa de la poesía y el busto del poeta Homero. El comedor, aunque no demasiado grande, tiene una mesa para diez comensales. Los marqueses solían encargar las comidas y las cenas en Lhardy, practica habitual entre las clases adineradas de la sociedad madrileña. En el techo un lienzo que representa una balaustrada con jardín y pájaros que se abre al cielo. Las molduras semejan frutas que, a su vez, se reflejan en la alfombra que cubre el suelo. 

Pasando por debajo de la escalera, llegamos a una de las salas de estar preferidas de los marqueses, ya que desde ella se pueden admirar unas vistas magníficas de la plaza de la Cibeles. Sobre las ventanas, la insignia de los marqueses, que se puede ver en los pomos de las puertas y en la cristalería. El rey Amadeo de Saboya, en agradecimiento al apoyo prestado en su candidatura, otorgó a José de Murga, el título de marqués de Linares. 

En la biblioteca, la chimenea esta sujeta por dos atlantes. Las paredes están cubiertas por una librería de madera repleta de libros. En el techo podemos ver a Cervantes. En su día, Pradillo pintó un retrato de los marqueses que se encontraba en esta biblioteca pero que actualmente se encuentra en una colección privada. Encima de las puertas vemos retratos de Quevedo, Garcilaso de la Vega, Calderón de la Barca y el Padre Juan de Mariana. 

La planta noble alberga un salón de tapices, el comedor de gala, la capilla y diversas salas. El lienzo del techo hace referencia a las cuatro estaciones y fue realizado por Manuel Domínguez. En los laterales, representaciones de la ciencia, la agricultura y las bellas artes. Antes de acceder al salón de baile nos encontramos en una antesala cuyo techo imita el mármol. En el techo del amplio salón de baile, un lienzo de Pradillo, titulado Travesuras del amor. En la parte superior varios lunetos, tras uno de ellos estaban los músicos. Este salón de baile, muestra, una vez más, el poderío de los marqueses. 

En la tercera planta, se encuentran los invernaderos y las habitaciones de invitados. En la última planta se ubican las habitaciones de la servidumbre.

 

La Leyenda del Palacio de Linares

Existe una leyenda, según la cual, por sus estancias. deambula el fantasma de una niña. La historia comienza a finales del siglo XIX, cuando se terminó la construcción del palacio, el encargo provenía de don Mateo Murga Michelena, un empresario de la época. Don Mateo, además de atesorar una gran fortuna, tenía un hijo llamado José de Murga y Reolid. La situación de la familia no podía ser más prometedora hasta que el hijo le confiesa a su padre que está enamorado de una muchacha, en concreto, de la joven Raimunda de Osorio, que es de origen humilde. 

El padre, disgustado, no le habló a su hijo del secreto que se ocultaba detrás de aquella mujer, y le envió a Londres. Poco después, el viejo empresario falleció y su hijo regresó a la capital, casándose con su amada, pero pronto una sorpresa se cruzó en su camino al encontrar una carta de puño y letra de su padre con una historia sorprendente, escrita justo el día que el joven había tomado rumbo a Londres: "Te habrá sorprendido, querido hijo, mi reacción, después de haberte dicho tantas veces lo contrario, a la confesión de tu amor por la hija de la estanquera; pero es que esa muchacha es tu hermana...". 

El joven marqués pidió ayuda al papa León XIII. Este dictó una bula papal que se tituló Casti convivere (vivir juntos, pero en castidad). Pese a ello, los dos amados decidieron ir más allá en la relación y tuvieron una hija, a la que llamaron Raimundita, que fue asesinada nada más nacer. 

Desde la muerte de María Villapadierna —la última heredera que habitó el lugar— fue sede de varias empresas, hasta pasar a manos del Ayuntamiento, que lo rehabilitó. Durante las obras, los obreros y guardias de seguridad afirmaron haber escuchado ruidos, pisadas y voces de ultratumba tales como: "Yo tuve una hija", "¿Mi hija Raimunda? Nunca oí decir mamá". Como consecuencia, varios expertos en psicofonías entraron en sus estancias para dar una explicación lógica a estos sucesos paranormales. 

Entre todos los informes destacaba uno de Carmen Sánchez de Castro, en el que se tomaron 283 fotografías del interior del Palacio. Un total de 22 de ellas eran supuestos hechos paranormales manifestados "en forma de manchas de luz". En la investigación se usaron varias cámaras de vídeo, infrarrojos y hasta un detector de metales. Sánchez de Castro recordó una vivencia ocurrida en aquel año: "Una de las personas que me acompañaba entró en la habitación contigua. No hice más que entrar y salí despedida hacia atrás. A principio pensé que yo misma me había echado hacia atrás del propio susto. Sentí como si el viento me empujara". 

Sin embargo, un año más tarde, varios expertos desconfiaron del trabajo de Sánchez de Castro, y afirmaron que las voces escuchadas eran, en realidad, una mezcla de hábiles trucos y añadieron que las pruebas no reunían el crédito suficiente que deben tener esta clase de experiencias.



Para la realización del presente artículos se ha consultado: NOTICIAS Tradiciones y Curiosidades – LAS CALLES DE MADRID de Hilario Peñasco y Carlos Cambronero.
Las imágenes de Pinterest y WikipediA.

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