Navío Santa Ana de España



    Este navío fue construido por Romero Landa, basándose en el Purísima Concepción, aunque retocando los defectos detectados en el sistema Gautier. El resultado fue un magnifico velero. A las 14:40 horas, del 29 de septiembre de 1784, fue botado en Ferrol, saliendo de pruebas el 28 de febrero de 1785 al mando del capitán de navío Félix de Tejada. Se da el caso curioso, y hasta ese momento, único, que según Juan Ruiz de Apodaca, llevaba instalados pararrayos, con unas cadenas que conducirían la electricidad al agua, situados en el tope mayor o del trinquete. 

    Es este primero de una serie de 8 navíos de 112 cañones, conocidos como “Meregildos”, todos de excelente factura, fueron los siguientes: Mejicano, en La Habana en 1786, Conde de Regla, también en La Habana, el mismo año, Salvador del Mundo, en Ferrol en 1787, Real Carlos, en La Habana en 1787, San Hermenegildo, de nuevo en La Habana en 1789, Reina Luisa, en Ferrol en 1791, Príncipe de Asturias, en La Habana en 1794. Todos realizados por Romero Landa, tanto los de 64, los de 74 (llamados Ildefonsinos) y los de 112 cañones, que destacaban por ser magníficos en cuanto a navegación, tener una gran maniobrabilidad, espaciosas cubiertas y gran poder de fuego, pasando por ser los mejores construidos en su momento. 

    La dotación de estos buques, de tres puentes, estaba compuesta por 745 hombres en tiempo de guerra, y 1.048, en guerra. En tiempo de paz, según una costumbre muy extendida en la Armada Española, de la época, los cañones de a 36 libras se sustituían por otros de a 24 libras. Participaron en la construcción del Santa Ana, los ingenieros Sánchez Bort y Tomás Muñoz

    En 1785, para completar su armamento, se adquirieron seis carronadas de gran calibre en la fábrica escocesa de Carron, 2 de calibre 96, 2 de 68 y las otras dos de calibre 42, con todos sus complementos. Estas carronadas, fueron probadas y comprobadas, con unos obuses navales, que habían sido proyectados por el comisario General de Artillería Francisco Javier Rovira, los cuales eran unas piezas ligeras para lanzar granadas con tiro directo y aumentar los fuegos altos de los buques. Las pruebas se realizaron ese mismo año, a bordo del Santa Ana y sus gracias a los resultados obtenidos, se introdujeron modificaciones en los obuses. 

    En 1786 estrenó el tercer dique de La Carraca, y en 1797 estaba bloqueado en Cádiz, bajo la insignia de Grandallana. Durante las noches del 3 y 5 de julio de 1797 sus lanchas y botes participaron, activamente, junto con las demás cañoneras en el rechazo del asalto de Jervis y Nelson a Cádiz. 

    El 6 de febrero de 1798 sale a la mar con la escuadra de Mazarredo, que estaba compuesta por 22 navíos, 5 fragatas y 3 bergantines, con órdenes de perseguir a la flota de bloqueo británica que, en ese momento, estaba compuesta por sólo 9 navíos y varias fragatas, la cual se retiró hacia San Vicente, mientras que la escuadra española al no darles alcance entró de nuevo en Cádiz el día 13. Jervis, obstinado, apareció cuatro días más tarde con 22 navíos y 6 fragatas para reanudar el bloqueo. 

    En julio de 1799 está al mando de Baltasar Hidalgo de Cisneros, teniendo su insignia en este buque el Teniente General Grandallana, haciendo campaña por el Mediterráneo y el Golfo de Cádiz. Como consecuencia del varamiento accidental del navío a la salida de Cádiz cuando se dirigían a Brest con la escuadra de Mazarredo, el navío tiene que quedarse en la ciudad y desarmarse, por lo que se juzgó la conducta de su comandante Hidalgo de Cisneros en consejo de guerra, siendo absuelto de toda culpa. Entre los años 1803 y 1804 estuvo mandado por Alcalá Galiano.


    Durante la batalla de Trafalgar estuvo al mando del capitán de navío Gardoqui, con la insignia, del entonces, almirante de la Armada, don Ignacio María de Álava. Tuvo 97 muertos y 141 heridos. Tuvo un mítico enfrentamiento con el navío de tres puentes del vicealmirante Collingwood, el Royal Sovereing que, tras este combate con el navío español, tuvo que ser remolcado con graves averías a Gibraltar, mientras Collingwood trasladaba su insignia a la fragata Euryalus. El Santa Ana quedó desarbolado y maltrecho, siendo apresado por los británicos, pero fue vuelto a represar días después por los navíos que salieron de Cádiz, pudiendo llegar felizmente a dicha ciudad remolcado por la fragata francesa Tethis

    El 20 de febrero de 1806 llegó a la Carraca para reparar los graves desperfectos producidos por la batalla. Saliendo del arsenal el 9 de diciembre, reparado completamente y forrado de nuevo de cobre los fondos. 

    En 1808 no pudo participar en el combate y posterior captura de la escuadra francesa del almirante Rosilly en Cádiz porque se hallaba en el Arsenal en reparaciones y carena. En noviembre de 1810 llega a la Habana junto al Príncipe de Asturias y el navío inglés Implacable que había salido con ellos de Cádiz, llegando el Santa Ana con muchos enfermos y falto de víveres. 

    En el arsenal de La Habana se fue a pique en 1816 por falta de carena. Aunque en 1834 todavía podía verse junto al Príncipe enterrados en el fango.



Fuentes utilizadas Todoababor, WikipediA
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