La invasión Napoleónica de Valencia en 1812


Al desatarse la guerra en suelo español en mayo de 1808, la nación no estaba preparada, como tampoco lo estaba Valencia. El país necesitaba financiación. La primera contribución extraordinaria en Valencia, se produce después que las, recién creadas Juntas Provinciales, rechazasen al gobierno francés y proclamasen a Fernando VII, como único y legítimo rey de España. De esta forma, el 12 de junio de 1808 la Junta Suprema de Gobierno de Valencia, decreta un empréstito forzoso de cuarenta millones de reales para todo el reino. El pago se realizaría en tres plazos desde el recibo de la orden, a los ocho, dieciséis y veinticuatro días y, se repartían de la siguiente manera: 

- De los primeros diez millones, seis correspondían al Arzobispado de Valencia, uno y medio al de Orihuela, uno y medio al de Tortosa, y uno al de Segorbe. 
- De los siguientes seis millones y medio de reales: dos correspondían pagarlos a la nobleza, medio a los hacendados no nobles, tres y medio a los comerciantes, ya fueran de mayor o menor, 150.000 reales a los dependientes de la Real Hacienda, 100.000 a los empleados de tribunales y los 250.000 reales restantes a los gremios. 
- Los veintitrés millones y medio de reales restantes para completar los cuarenta millones de reales, correspondían a los pueblos de las gobernaciones. 

El 21 de diciembre de 1809, hay una segunda contribución, aunque aún se estaba exigiendo el préstamo inicial de cuarenta millones. La Junta Superior de Observación y Defensa de Valencia, imponía una nueva contribución de veinte millones de reales, a los pudientes y sujetos acaudalados del reino. 

La tercera, tiene lugar el 4 de octubre de 1810, cuando la Junta Superior de Valencia, impone una tercera contribución de guerra, esta vez sólo sobre la ciudad, de un millón y medio de reales. 

La cuarta, se produce cuando, quedaba poco para la capitulación de Valencia, el gobernador Carlos O’Donnell, en noviembre de 1811, exigirá una contribución de 3.000 reales diarios para la fortificación de la ciudad. 

Hay una quinta contribución extraordinaria, impuesta por la Junta Central días antes de su disolución, aunque ésta no se llegó a recaudar por las dificultades inherentes de la guerra. Las Cortes Generales en Cádiz, enteradas de que estas no se habían llevado a cabo en algunas provincias decidió, el 4 de abril de 1811, volver a exigir dicha recaudación. 

Aunque dos años después, el 13 de diciembre de 1813, con la publicación del “Nuevo Plan de Contribuciones Públicas”, se suprimía la contribución extraordinaria de guerra. 

El desarrollo de la guerra determinó que el Reino de Valencia, fuera uno de los que más contribuyeran al sostenimiento del ejército español, ya que durante casi toda la contienda fue zona libre, librándose así de la ocupación francesa. Siendo, además, la capital la que soportó la mayor parte de la presión fiscal. Pero una vez comentados los aspectos económicos, entremos en lo que fue la llegada de los ejércitos franceses a Valencia. 


La batalla de Sagunto, fue la antesala de la invasión de Valencia. Esta tuvo lugar en octubre de 1811, y en ella tras 34 días de asedio, la capital del Morvedre, caía en manos de las tropas de Napoleón, dejando expedito el camino hasta Valencia. Las huellas de los bombardeos en las Torres de Quart, la demolición del Palacio del Real de Valencia, o los malheridos castillos e Sagunt y Oropesa son testigos del asedio al que fue sometida la capital del Turia. 

Valencia cayó en manos francesas el 9 de enero de 1812, entrando en la ciudad cinco días mas tarde, el nuevo amo y señor de la capital, el mariscal Suchet, al que Napoleón nombró duque de la Albufera. Pero como veíamos, la suerte de Valencia estaba echada desde que en octubre, cayera la capital del Morvedre. Sagunt, que había resistido a los ejércitos cartagineses de Aníbal Barca, fue sitiada el 23 de septiembre de 1811. La resistencia en la fortaleza tenía como objetivo evitar que las fuerzas de asedio, llegaran a Valencia, antes de que la capital pudiera prepararse. Hay que considerar que Sagunt está situada en los caminos que desde Cataluña y Aragón, llegan a Valencia. Por lo que cortar esas vías era fundamental, ya que la artillería pesado y de asedio no tenía otro camino. 

Pero Sagunt solo pudo resistir 34 días, cayendo el 25 de octubre de 1811, y quedando el camino desde Aragón y Cataluña a Valencia libre de obstáculos. Prisa se dieron los franceses en trasladar su impedimenta y, a principios de diciembre, la ciudad de Valencia ya estaba asediada. La ciudad falta de víveres y recursos cayó el 9 de enero de 1812. La parte buena es que se evitaron los saqueos, asesinatos y violaciones que, habían sufrido Tarragona o Zaragoza. 

El paseante, aún puede ver en la ciudad, las huellas del paso del ejército francés: las marcas de cañonazos en las Torres de Quart de Quart, un “regalo”· de ese ejercito; el destruido Palacio del Real de Valencia, aunque en este caso no fuera obra de los franceses, si no del afán de los sitiados para que el enemigo no pusiera allí sus baterías de asedio; la estatua de El Palleter, aquel héroe popular que supo enfrentarse al francés; los daños que aún pueden observarse en el castillo de Oropesa; las aspilleras abiertas por el batallón de cazadores voluntarios en las tapias de la Cartuja, para atacar a los franceses; el antiguo puente de piedra del Barranco del Picador, poco antes de llegar a Puçol, donde tuvo lugar una de las cargas de caballería más hermosas de la Guerra; o la colina próxima a Puçol, donde se enfrentaron ambos ejércitos y que marcó el cambio de rumbo a favor de los franceses. 

Aunque también hubo huellas que, han quedado como los jardines del Reial, la Glorieta, las primeras aceras y los primeros intentos de alumbrado público. Debido, probablemente, a las gestiones realizadas por el general Suchet, que supo aplicar la justicia, antes que la mano dura y la represión. Reconoció las jubilaciones de viudas, inválidos y huérfanos, haciendo que fueran satisfechas urgentemente. Si las clases más desfavorecidas decía, estan conformes, la paz llegará antes, y la paz llegó a Valencia, antes que al resto de las regiones españolas. 

El 5 de julio de 1813, acuciados por la derrota de la “Grande Armée” en Rusia y espoleados por el triunfo español en Vitoria, los franceses abandonaron Valencia. Entre enero de 1812 y marzo de 1813, Valencia fue francesa. Pero no fue cosa fácil. En tres ocasiones tuvieron, los franceses que, utilizar su artillería para llamar a las puertas de la capital valenciana. Primero el intento frustrado de Moncey, al que seguirían los dos asedios protagonizados por el mariscal Louis Gabriel Suchet, el mismo que lograría entrar en la ciudad. 

Pero en esos 14 meses que Valencia fue francesa, se sucedieron las revueltas. Cerca de la Porta de la Mar, antes de que Suchet llegara a Valencia, el fraile Baltasar Calvo, encabezando a una multitud, reunió a 400 franceses que fueron asesinados en la antigua plaza de toros de la ciudad. El mismo sería ajusticiado, posteriormente, en la plaza de Sant Domenec. 

Tampoco la presencia de las tropas francesas atemorizó a Josep Romeu, cabecilla de un grupo de rebeldes que, moriría ahorcado frente a la Lonja de la Seda. Cerca de allí, en la plaza Joan de Vilarrasa, en el palacio de los condes de Parcent, se instalaría en agosto de 1812, el rey José I, huyendo de las tropas absolutistas. 

En los jardines de la Glorieta, encargo directo del mariscal Suchet, en el edificio del actual Tribunal Superior de Justicia, se gestaría el intento de frenar al ejército de Napoleón, por parte del general Joaquín Blake, que estaba al mando de las tropas que defendían la ciudad. 

Pero no podemos olvidarnos de uno de los edificios protagonistas de esa época. Nos referimos al Palacio de Cervelló. Allí, en ese edificio que fue residencia del mariscal Suchet, durante su estancia en la ciudad, fue donde Fernando VII, tendría la ocurrencia y placer de derogar la Constitución de Cádiz, unos meses después. 

Y por último, en el afán de recordar, cruzaremos el río Turia, para encontrarnos con la segunda pinacoteca de España, nos referimos, evidentemente, al Museo de Bellas Artes de San Pio V, donde, en una de sus salas podemos encontrar un retrato del mariscal Suchet, encargado por el mismo al pintor de la tierra, Vicente López Portaña




Se han utilizado diversas fuentes para la realización de este artículo, entre ellos: 

- Ensayo de una bibliografía de folletos y papeles sobre la Guerra de la Independencia publicados en Valencia, 1808-1814 / por Francisco Almarche Vázquez. 
-Valencianos en revolución: 1808-1821 / Manuel Chust 
-Así como diversos folletos y publicaciones. 

Las imágenes se han obtenido de las redes.

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