José Benlliure Gil



Realizado en 1917, es un óleo sobre lienzo de 60 x 61,5 cm. 

Nació en Pueblo Nuevo del Mar(Valencia), el 30 de septiembre de 1855, y falleció en Valencia el 5 de abril de 1937. Inició sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, colaborando junto a su padre y su hermano Blas, en el ejercicio de la pintura decorativa. Completó su formación en el estudio de Francisco Domingo, donde, Benlliure es descubierto por el periodista y escritor Luis Alfonso, quien dedicará a la joven promesa numerosos artículos. La notoriedad que, poco a poco, iba alcanzando, despertó el interés de los diputados a Cortes, José Soriano y Manuel Pascual, quienes decidieron pedir el permiso paterno, para presentarlo al rey Amadeo I.
 
    En 1871, realizó una breve estancia en Madrid durante la cual realizó el retrato de los jóvenes príncipes, el Duque de Aosta y el Conde de Turín y le permitió conocer de primera mano las obras maestras del Museo de El Prado, obteniendo permiso necesario para reproducir alguno de sus cuadros. En 1879, Benlliure embarca rumbo a Roma, donde se vio obligado a pintar "cuadritos dentro de lo que se solía llamar género". Los buenos resultados comerciales obtenidos con su trabajo en estos primeros años de su estancia en la capital del Tíber corresponden con uno de los momentos de mayor plenitud personal. 

    Después de años de duro trabajo fuera de España, hacia 1885, Benlliure había podido labrarse un futuro profesional. Consiguió medalla de plata en la Exposición de Viena de 1888 y de oro en la de Munich de ese mismo año y la década de los años 90 le reportó un indudable éxito económico y un reconocimiento profesional, participando con gran asiduidad en exposiciones de Bellas Artes, recibiendo condecoraciones y honores oficiales y manteniendo una estrecha relación con activos marchantes. 

    Ocupó el cargo de Director de la Academia Española en Roma desde diciembre de 1903 hasta 1912. Después de treinta años de vida profesional en Italia, regresa a su ciudad natal en 1912. En 1920 es nombrado Delegado Regio de Bellas Artes en la provincia de Valencia y en 1924, Director del Museo Provincial de Bellas Artes. Durante sus últimos años, el pintor reduce las obligaciones impuestas por los cargos que ocupa, así como su participación en exposiciones, falleciendo en abril de 1937



En este autorretrato destaca en primer lugar la serena y pulcra elegancia del personaje, que se muestra impecablemente vestido, incluso porta una prenda más propia de calle como es el sombrero. Su rostro luce con una cuidada barba y poblado bigote en punta. Es un autorretrato que vislumbra de manera clara los hábitos y maneras que definen al gentleman, asomando en su gesto y en su porte el hombre cosmopolita, culto y urbano, el hombre de éxito cuyo valor ha sido reconocido por sus contemporáneos. Tiene una mirada tensa y atenta que nos descubre al artista y al espectador ansioso e insaciable, a la vez que denota firmeza y una gran seguridad en sí mismo. 

    La escena se sitúa en su estudio de Valencia, destacando al fondo un cuadro de abarrocado marco. El desplazamiento de la figura hacia la derecha, dejando ver el trozo del cuadro, quiere de alguna manera indicar su relación con la pintura. Todo el conjunto está como envuelto en cierta neblina y arropado en una atmósfera vetusta, familiar y entrañable. El autor, en el momento de este autorretrato, lo realiza a la edad de sesenta y dos años. Ya en esta época estaba establecido de nuevo en Valencia, y parece como si el pintor lo hubiera concebido desde un principio para donarlo al Museo de Arte Moderno, transmitiendo una imagen de respetabilidad burguesa en la que todo ha sido extremadamente cuidado. 


FUENTE: Museo de El Prado

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