El imperialismo de Esparta


Durante el siglo V a.C. y comienzos del IV a.C., el imperio ateniense, es una tiranía impopular. Su fin tras la derrota ante Esparta, es visto en toda Grecia con la convicción de que a partir de ese momento comienza la libertad. Atenas había administrado su dominio sobre la liga, en interés propio, aunque la defensa de las democracias, le había granjeado simpatías entre el pueblo de diversas ciudades. Esas clases populares, que ahora solo tenían la alternativa del sometimiento a las oligarquías patrocinadas por Esparta. Fue precisamente esa política espartana de favorecer las oligarquías, y establecer un control directo sobre las ciudades la que hizo ir aumentando el descontento ante el nuevo orden. 

Descontento provocado por la rígida estructura constitucional, por la estricta discriminación existente entre sus habitantes y por sus deficiencias demográficas. Lo que daba lugar a que Esparta estuviera menos adaptada que Atenas para el dominio panhelénico. Pronto aparecieron los primeros descontentos. Por una parte, por la iniciativa y ambiciones personales de Lisandro, cuya defensa a ultranza del imperialismo trajo aparejada la hostilidad, tanto entre los conservadores espartanos, como entre los aliados. Por otra parte, también influía el descontento dentro de Esparta, ya que la mayoría no poseía la paridad de derechos y quedaban excluidos de los beneficios de esta etapa imperialista. 


Al mismo tiempo las diferencias entre los iguales eran cada vez mayores, puesto que las guerras habían minado el espíritu de la constitución de Licurgo. Asimismo los acuerdos con Persia, exigían el abandono de las ciudades de Jonia, cosa que Esparta no podía permitir. Ello le obligó a volverse contra los persas, y estos comenzaron a fomentar, en toda Grecia, movimientos antiespartanos. 

Licurgo
Los primeros decenios del siglo IV a.C., se caracterizan por la búsqueda de la hegemonía de las tres primeras ciudades de Grecia: Esparta, Atenas y Tebas, esta última a la cabeza de la confederación beocia. Esparta, pudo mantener su hegemonía gracias a la brillante campaña de Agelisao, contra los persas y la derrota sufrida por la liga beocia, encabezada por Tebas. Contra Atenas no sucedió lo mismo, puesto que esta, aliada con los persas, derrotó a los espartanos, los cuales se vieron obligados a firmar la paz del Rey, propuesta por el soberano persa. 

Los años siguientes fueron de reafirmación de Esparta en la Grecia continental, tanto en el Peloponeso como en el resto. Pero en el 377 a.C. los tebanos reorganizaron la confederación beocia, y al año siguiente Atenas creó la segunda liga ático-délica. 

Lisandro
La guerra no tardó en declararse con suerte adversa para las armas espartanas. A pesar de los dosarmisticios firmados en 374 y 371 a.C., el final se precipitó en la batalla de Leuctra, con la derrota de los espartanos a manos de la confederación beocia mandada por Epaminondas.

Comentarios

  1. Me encanta su Blog. Como siempre con muy buenas entradas, le tengo una envidia sana. Saludos.

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  2. Gracias Rafa. Anímate y crea tu propio Blog.

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