Fiesta en un parque de Jean Antoine Watteau

Pintado entre 1712 y 1713, es un óleo sobre lienzo, de 47,2 X 56,9 cm.


Watteau describe, con su lirismo característico, el encanto de un momento intrascendente, en el que las figuras gozan del trato galante en un jardín. La evanescencia triunfa y de ella resulta una peculiar indefinición, causada por la presencia de una atmósfera que difumina los contornos, logrando que las esculturas de la fuente y del pedestal puedan casi fundirse con el entorno natural, mientras la luz penetra de forma imperceptible. La elegancia de las figuras, armónicamente situadas, el juego de perspectivas, desde los primeros planos hasta el fondo, así como el delicado cromatismo, aplicado con maestría, se complementan en la pintura. Watteau consigue captar un instante de gozo intenso, aunque condenado a la fugacidad, acorde con los sentimientos melancólicos que se desprenden de las actitudes, entre contemplativas y ausentes, de los personajes.

Este tipo de creaciones dirigieron a la estética francesa por un nuevo camino a lo largo del primer cuarto del siglo XVIII, elevando a Watteau a un rango superior dentro del arte europeo de su tiempo. Tanto esta pintura como muchas de similar concepción reflejan ideas de lo cotidianamente original de la región natal de Watteau y de su entorno. Evocan el estilo de vida en las residencias de campo donde los estamentos privilegiados dejaban transcurrir el tiempo en medio de festivas distracciones, en las que primaban el intimismo, la suntuosidad y la alegría de vivir. El pintor supo interpretar tales entretenimientos en clave poética, oponiendo a las espectaculares composiciones heroicas del precedente Grand Siècle un mundo de pequeños cuadros, como esta Fiesta en un parque, en los que dominan las anécdotas amables y contenidas propias de la Commedia dell`Arte, de la vida diaria en ambientes selectos y de la tradición de los temas pastoriles.

Este estilo, tan personal, se difundió por toda Europa merced al grabado y a las interpretaciones de seguidores próximos e imitadores que ampliaron y modificaron los presupuestos de Watteau, propagándolos mediante obras superficiales, rutinarias y reiterativas carentes de la fascinante inspiración del maestro francés.


FUENTE: Museo del Prado. Madrid

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