Sagrada Familia con San Juanito o Virgen de la Rosa
Realizado en 1517, es un óleo sobre tabla pasado a lienzo, de 103 X 84 cm.
La primera noticia que se tiene del cuadro en España
data de 1657. En 1642 Wenceslaus Hollard grabó esta composición a partir de una
pintura perteneciente al Conde Arundel, una de sus hipotéticas procedencias, sin
embargo, en el siglo XVI existían en España copias de la obra, como las seis
registradas en el testamento de 1589 del pintor florentino Beneditto Rabuyate,
activo en Valladolid, la procedente de la colección del Conde de Monterrey
(Museo de Valladolid), o la versión de Gabriel de Cárdenas (1588, Museo del
Prado).
Además, en 1633 Vicente Carducho menciona en su taller
una pintura de Rafael en mal estado que podría ser ésta, lo que sugiere que
estaba en Castilla desde una época más temprana. Posiblemente fue traspasada a
lienzo en la primera mitad del siglo XIX, modificándose sus medidas y
añadiéndose la banda inferior con la rosa que, irónicamente, da nombre a la
obra. La ausencia del soporte original y el desgaste de la superficie
dificultan la datación del cuadro, que pudo haberse pintado hacia 1517.
No hay duda sobre su atribución a Rafael, aunque durante
la época romana, diversos miembros del taller intervendrían en una u otra parte
de las obras, ha hecho que algunos especialistas consideren la participación de
la bottega en la ejecución de partes de los personajes. Los recientes
estudios sobre la producción tardía de Rafael han demostrado que los métodos de
colaboración eran más sofisticados, siempre controlados por el maestro y se
limitaron a obras de gran tamaño.
El carácter íntimo de la imagen, acentuado por la
melancólica actitud de San José y María, su delicada iluminación y la presencia
de la cortina del fondo, hacen pensar que se trata de una tabla de altar para
una capilla privada. El tratamiento del color y la luz remite a la Virgen de la
Perla y al estudio de la pintura de Leonardo y Fra Bartolomeo, que
desarrollaría en sus últimas obras. La sencillez formal de los cuerpos y su
segura disposición en el espacio, indican que fue pintada con rapidez y
partiendo de modelos aprendidos. La factura es muy cuidada, a pesar de su
limitada gama cromática: los azules se superponen a un estrato rosado, la capa
pictórica en las carnaciones es extremadamente fina, y la ejecución de las
sombras y los cabellos se aproxima a la transparencia con la que están tratados
estos detalles en la Perla. Existen dos versiones posteriores, la Novar Munro
Madonna, de Giulio Romano, y una tabla atribuida a Daniele da Volterra,
conservada en la Galleria Doria Pamphilj.
Comentarios
Publicar un comentario