Real Basílica de Atocha en Madrid


En un principio la primitiva ermita de Atocha estuvo en la vega madrileña, cerca del río Manzanares, en el lugar denominado Santiago el Verde; siendo trasladada al lugar que ocupa actualmente por el caballero Gracián Ramírez. Existe una carta que se conserva en la Catedral de Toledo y en la cual San Ildefonso, gran devoto de Atocha indicaba a un canónigo de Zaragoza que cuando pasase por Madrid "se acordara de que en su Vega, había una devota imagen de Nuestra Señora, con un Niño en el brazo izquierdo y una manzana en la mano derecha, llamada la Virgen de Atocha". Lo cual nos dice, que ya en el siglo VII era famosa la devoción a la Virgen de Atocha.
Poco más sabemos de la Virgen de Atocha, hasta llegar al siglo XI en el que las crónicas ya nos hablan de la iglesia de Atocha. Era el templo de la patrona de Madrid por aquellos tiempos, una capillita de 15 pies de larga y 12 de ancha porque, según el padre Cepeda, "no permitían más grandiosidades los moros que vivían en su cercanía". Durante la permanencia de los árabes en Madrid, se estipuló en las condiciones de la capitulación, que serían respetados el culto a la Virgen de Atocha y a la parroquia de Santa Cruz.
Cuando a mediados el siglo XI entró Alfonso VI en Madrid, la importancia de Atocha comenzó a aumentar y sus fincas y riquezas crecieron tanto que pudo sustentar con ellas a varios capellanes que atendían al servicio y culto de la Virgen.
En el siglo XVI, la ermita se convirtió en una gran iglesia y las casitas de los Canónigos Regulares en un convento de religiosos de la Orden de Santo Domingo; por obra del Fray Juan Hurtado de Mendoza, confesor del Emperador, al cual pidió y también al Papa Adriano VI, la iglesia de Nuestra Señora de Atocha, para los dominicos. Ambos consintieron y, cumplidos los trámites reglamentarios, el día 2 de junio de 1523, se hizo la entrega solemne de las llaves de la iglesia a los citados religiosos. Y así ha permanecido desde entonces, salvo en un pequeño período del siglo pasado la Virgen de Atocha.
Todos los reyes de la Casa de Austria se esforzaron en mejorar y ampliar las instalaciones de la iglesia y convento. Durante el reinado de la Casa de Borbón continuaron las ofrendas, y donativos para enriquecer las instalaciones hasta llegar a la noche triste del santuario, la del 5 de diciembre de 1808, en que las tropas francesas se apoderaron del convento, expulsaron a los religiosos y lo convirtieron en cuartel, cometiendo profanaciones y robos e incluso la destrucción de la biblioteca. Los religiosos estuvieron refugiados en el convento de Santo Tomás de la calle de Atocha, hasta que volvieron al santuario, en donde permanecieron hasta la exclaustración en 1834, fecha en que la iglesia de Atocha quedó en ruinas y el convento se convirtió en cuartel de inválidos. La reina Isabel II restableció el culto nombrando un cabildo compuesto por un rector y tres sacerdotes, hasta que ante el peligro de hundimiento la reina María Cristina ordenó que se procediese a su derribo. La Virgen, que recibía culto en una pequeña capilla provisional, fue trasladada a la iglesia parroquial del Buen Suceso que, como Atocha pertenecía al Patrimonio Real.
El año 1924 los dominicos, que la habían custodiado durante cuatro siglos, solicitaron al rey Alfonso XII concediese facilidades para restaurar el convento y la iglesia de la Virgen de Atocha. Se realizaron las obras con la mayor rapidez y el primer sábado de noviembre de 1926 se hizo el solemne traslado de la Virgen, desde la parroquia del Buen Suceso hasta su nueva iglesia, donde fue recibida por su majestad el Rey y su madre la reina María Cristina, reanudándose una nueva era en el culto a la Virgen.

De nuevo quedó interrumpido el culto en los años de nuestra guerra civil, al ser incendiados el convento y la iglesia el 20 de julio de 1936, y los religiosos que no pudieron escapar fueron martirizados. Se perdió todo cuanto de valor se guardaba en el recinto, salvándose únicamente la imagen de la Virgen de Atocha que había sido retirada días antes de su trono y había sido entregada para su custodia a una familia amiga de la Comunidad. En 1939, aprovechando las sólidas paredes maestras que habían quedado en pie después del incendio, se habilitó el salón del sótano para capilla y la Virgen, volvió a ocupar su sencillo y humilde trono.
Vigen de Atocha
El santuario de Atocha fue elevado a la dignidad de Basílica el 12 de noviembre de 1863 a petición de la reina Isabel II, gracia que le fue otorgada por S.S. Pío IX. La actual edificación inaugurada en la Navidad de 1951 forma un rectángulo de 52 metros de frente por 34 de fondo, con una altura en la nave central de 13,25 metros en la que destacan las vidrieras de un estilo de interpretación moderna del románico y que representan los misterios del Rosario en diseño del fallecido pintor Carlos Pascual de Lara. Posteriormente fueron terminados el altar mayor y el camarín de la Virgen.
Virgen de Atocha

La Real Basílica de Atocha fue desde 1878 a 1888, sede de la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias. En 1883 fue bautizado en ella el gran filósofo madrileño D. José Ortega y Gasset. Esta Basílica fue erigida Parroquia de Nuestra Señora de Atocha canónicamente, en el año 1965, por Monseñor D. Casimiro Morcillo.
San Martín de Porres

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