Pedro I, dinastía de Borgoña


Nacido en Coimbra el 19 de abril de 1320. Fue hijo de Alfonso IV de Portugal. Tras un fallido proyecto matrimonial, en 1340 casó con la princesa castellana doña Constanza, de diecisiete años de edad, matrimonio de conveniencia que marcó la vida del joven príncipe. Viajaba en la comitiva de la reina a Portugal una joven llamada doña Inés Pérez (o Pírez) de Castro, de la que don Pedro se enamoró perdidamente; con la cual, tras la muerte de doña Constanza en 1345, casó en secreto. Esto levantó las iras del rey, que ordenó a los cortesanos Álvaro González y Pedro Coello que matasen a doña Inés y a sus hijos, en 1355. Por suerte, de los cuatro hijos habidos entre el príncipe don Pedro y doña Inés, tres lograron escapar. 

Este hecho trajo como consecuencia la guerra civil entre el rey y su hijo, que sólo terminó con la muerte de Alfonso IV, dos años después. Éste, quizás arrepentido de su mandato, ordenó a su hijo que jurase no vengarse de los ejecutores de su esposa, pero en cuanto don Pedro subió al trono, lo primero que hizo fue reclamar a los asesinos de doña Inés, refugiados en Castilla; el rey les hizo ejecutar, no sin antes haberles infligido severos tormentos. Este acto le valió los dos sobrenombres que compartiría con su homónimo castellano, el Cruel y el Justiciero. 


A continuación, queriendo rendir tributo al amor de su vida, ordenó desenterrar el cadáver de su mujer y la hizo coronar reina, presidiendo en el monasterio de Santa Clara una macabra ceremonia de besamanos por parte de la nobleza. En 1360, en Cantanhede, se produjo la declaración por parte del rey de que realmente había casado con Inés de Castro, como medio de legitimar su descendencia con ella. 

Don Pedro, muerto en Estremoz el 18 de enero de 1367, fue sepultado en el monasterio de la Alcobaça, junto a la tumba de doña Inés; su sepulcro está labrado con escenas que representan los hechos de la vida en común, comenzando por la llegada a Portugal de ésta; más tarde, los hijos de ambos, don Juan, don Alfonso y don Dionís, fueron sepultados junto a ellos. Pedro I fue sucedido por su hijo Fernando I. 


En el aspecto político su reinado tuvo poca trascendencia. Fue liberal y benéfico y bajó los impuestos, lo que provocó una euforia en Portugal, pero no le hizo ganar el amor del pueblo. Tampoco estuvo en armonía con la nobleza y el clero, cuyos derechos trató de recortar; sus ataques a la Iglesia provocaron que los historiadores eclesiásticos cargasen sobre él las tintas más negras. En cambio, algunos de los grandes escritores europeos recrearon la trágica historia del rey y doña Inés, entre ellos Shakespeare o Luis de Camoes. 




FUENTE: Mcnbiografias 



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